¿Una charla? ¿de ciencia?, prefiero el bar…

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La comunicación de la ciencia no está limitada a los formatos tradicionales (libros, TV, conferencias, talleres, etc), sino que puede combinarse con cualquier tipo de expresión y transmisión del conocimiento. En este caso se han expuesto varias experiencias de divulgación en donde se combina la conferencia de divulgación convencional con la capacidad de seducción del teatro. Una de estas actividades son los llamados “cafés-teatro-científicos”: se trata de charlas-discusión realizadas en bares, cafeterías o pubs, en donde participan dos científicos y un actor. En ellos, los científicos comentan y discuten con el público sobre algún tema concreto (neurociencia, cosmología, matemáticas,…), a la vez que el actor se encarga de animar y aportar una visión lúdica y humorística. La acogida del público resultó sorprendentemente positiva, sobre todo al comprobar (con encuestas realizadas in situ) que una parte importante de los presentes no había asistido a propósito a esa actividad, sino que simplemente se encontraba en el local en ese momento y aceptaba de muy buen grado una interrupción en la que se le transmitían conceptos científicos. Una “emboscada científica” que a la postre resultó gratificante para todos. La lectura negativa de esta misma actitud es que, si se trata de asistir voluntariamente a una actividad de divulgación científica, pocos ciudadanos se apuntan.

Otra combinación de charla y teatro es la que se lleva a cabo en el “discurshow”, nombre que se ha dado a una charla de divulgación impartida por un científico y acompañada por un montaje teatral (con juegos de luces, escenario ad hoc, sonidos y atrezo) en el que un actor interpreta algunos de los conceptos o pasajes que se van relatando en la conferencia. En este caso la idea es sustituir el omnipresente “power-point” por otro tipo de imágenes, las del teatro, que pueden resultar más cercanas, impactantes y sugerentes. Esta propuesta de divulgación se ha realizado esencialmente en centros de enseñanza secundaria y la experiencia ha resultado muy satisfactoria, más aún al tratarse de un público en el que suele ser difícil mantener su atención durante el tiempo que dura una conferencia tradicional.

Se recalcó también la importancia de mantener y buscar el rigor, en estas y otras estrategias de comunicación del conocimiento científico, algo que puede parecer evidente pero que se descuida con facilidad. El aspecto lúdico, sencillo y relajado no está reñido con una divulgación rigurosa de los conceptos y las ideas de la ciencia, entendiendo rigor no como sinónimo de complejidad, dificultad o profundidad matemática de lo transmitido, sino como seguridad y preparación por parte del divulgador, de manera que tenga una visión coherente y global del conocimiento que transmite. Este conocimiento no debería limitarse a secuencias de datos o resultados científicos, sino que será más sólido –y riguroso- cuanto más amplia sea su base histórica y filosófica.

Nota: este texto resume la presentación que hizo el autor en el seminario «Nuevos modelos de Comunicación Científica» que se celebró en Bilbao el 26 de mayo de 2011, organizado por la Cátedra de Cultura Científica y la Fundación Biofísica Bizkaia. Ver aquí la crónica y las imágenes que publicó GUK sobre el desarrollo del seminario.


Sobre el autor: Xurxo Mariño, profesor e investigador de Fisiología y Neurofisiología (Universidade da Coruña) y divulgador científico (ADN y @xurxomar)

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