Hace unas semanas apareció en varios medios de comunicación que Finlandia (un país modelo para la educación mundial) pretendía acabar con la enseñanza de la escritura a mano a partir del curso 2016/2017, algo que despertó cierto revuelo y ocupó mucho espacio en los medios de comunicación de todo el mundo.

Y no es de extrañar dado que la ciencia ha demostrado que la relación entre la escritura a mano y el desarrollo educativo en general es muy grande. Se sabe que los niños no sólo aprenden a leer más rápido si primero han aprendido a escribir sino que también les resulta más sencillo retener información y generar ideas nuevas. Algo que pone de manifiesto que no sólo importa lo que escribimos sino cómo lo hacemos.

Mediante técnicas de escáner los científicos han apreciado que el cerebro reconoce las palabras a través de los gestos empleados para realizarlas y se ha comprobado que al escribir a mano se activa un circuito neuronal único asociado al aprendizaje que lo hace más fácil.

En concreto, el estudio consistió en mostrar algunas letras a un grupo de niños que todavía no habían aprendido a leer y escribir para después pedirles que las reprodujeran de una de estas tres maneras diferentes: dibujar la letra en un papel con un trazo de puntos, hacerlo en una hoja blanca y escribirla en ordenador.

Posteriormente se les introdujo en un escáner y se les volvió a enseñar las letras, los resultados fueron sorprendentes. Cuando los niños habían dibujado la letra a mano alzada (sobre la hoja blanca) se mostraba una mayor actividad en tres áreas del cerebro que se activan en los adultos cuando leen y escriben: la corteza parietal posterior, la circunvolución fusiforme izquierda y el giro frontal inferior. Mientras, esa activación en el resto de niños era mucho menor.

Estos resultados ponen de manifiesto, según los científicos, que el cerebro se modifica con la práctica y que cuanta más libertad se le da mayor es ese cambio. Por otro lado, las observaciones de los científicos también han demostrado que ‘el desorden’ con las letras les permite aprenderlas mejor.

Otro estudio demostró que el uso de la letra imprenta, el de la cursiva o el escribir en un teclado están todos asociados con patrones cerebrales distintos y separados y cada uno lleva a un resultado final diferente. Así pues, cuando los niños compusieron un texto a mano no sólo produjeron más palabras más rápidamente de lo que lo hicieron en un teclado sino que también expresaron más ideas. Cuando se les pidió que escribieran sobre un recuerdo, la escritura y la generación de ideas fue aún más lejos. Cuando se les pidió a estos niños que aportaran ideas para un texto, los que tenían una mejor caligrafía mostraron una mayor activación neuronal en áreas asociadas con la memoria de trabajo así como un aumento de la activación general de las redes neuronales de lectura y escritura.

Ahora parece que incluso puede haber una diferencia entre la letra imprenta y la cursiva. Por ejemplo, en caso dedisgrafía (un trastorno de la escritura que puede surgir tras una lesión cerebral) en algunas personas la escritura cursiva permanece relativamente intacta, mientras que en otras lo hace la de imprenta. Esto hace sospechar que los dos modos de escritura activan redes cerebrales separadas y se dedican más recursos cognitivos de lo que sucedería en el caso de un enfoque único.

Yendo un paso más allá, se cree que el aprendizaje de la letra cursiva puede entrenar la capacidad de auto-control de una manera que otros modos de escritura no lo hacen, y algunos investigadores sostienen que incluso puede ser un camino para el tratamiento de problemas cognitivos.

A la vista de estos datos menos mal que la intención de Finlandia de acabar con el aprendizaje de la escritura a mano resultó ser una confusión que los responsables de la medida se vieron obligados a aclarar. Y si bien es cierto que los niños finlandeses que comiencen su educación en agosto de 2016 no tendrán que aprender de manera obligatoria la letra cursiva, sí tendrán que aprender los trazos de la letra de imprenta.

Ambas se diferencian en que aunque, evidentemente, las dos se escriben a mano la primera une las letras unas con otras y permite unos trazos más redondeados mientras que la segunda pone letras unas junto a otras de modo que resultan textos más ordenados y limpios aunque con menos personalidad, según algunos expertos.

Con esta medida, los responsables educativos del país nórdico pretenden que el tiempo que se dedicaba a la caligrafía tradicional se emplee en enseñar mecanografía, ya que esto resultará más útil a los alumnos «en su vida laboral». Al parecer consideran que llegado ese momento todos los textos los realizamos con el ordenador y por lo tanto, la habilidad de mecanografiar con fluidez es importante. A la larga veremos cómo afecta ese cambio a su población.

Referencias:

Karin H. James, Laura Engelhardt (2012) ‘The effects of handwriting experience on functional brain development in pre-literate children’. Trends in Neuroscience and Education, Volume 1, Issue 1, December 2012, Pages 32–42. DOI:10.1016/j.tine.2012.08.001

Berninger VW, Abbott RD, Jones J, Wolf BJ, Gould L, Anderson-Youngstrom M, Shimada S, Apel K. (2006) ‘Early development of language by hand: composing, reading, listening, and speaking connections; three letter-writing modes; and fast mapping in spelling’. Dev Neuropsychol. 2006;29(1):61-92

Sobre la autora: Maria José Moreno (@mariajo_moreno) es periodista