El rotor electro-magnético de Faraday

Experientia docet Electromagnetismo Artículo 18 de 34

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Faraday alrededor de 1829.

La revistas científicas publican de forma regular artículos con los detalles técnicos de nuevos descubrimientos. De vez en cuando también encargan a especialistas en un tema que revise y aglutine los avances que se han hecho en un determinado campo del saber, lo que se llama una revisión o review. Tras el descubrimiento de Oersted en 1820,y la avalancha de publicaciones que provocó en muy poco tiempo, era evidente la necesidad de un artículo de revisión sobre el nuevo campo del electro-magnetismo.

En 1821, el editor de la revista británica Annals of Philosophy le encargó a Michael Faraday que hiciese una revisión de los experimentos y teorías sobre el electro-magnetismo que habían aparecido en el último año. Faraday aceptó el encargo. Para llevarlo a cabo repitió muchos de los experimentos y discutió con otros expertos, especialmente William Hyde Wollaston y Humphry Davy, los experimentos que éstos habían realizado y recabó sus opiniones sobre las distintas teorías. Entre esos experimentos estaba el intento de construir un motor eléctrico, sin éxito.

Con objeto de repetir los experimentos de Oersted, Faraday coló varias agujas imantadas alrededor de un cable por el que circulaba una corriente. A Faraday le llamó poderosamente la atención un hecho que parecía haber pasado bastante desapercibido: la fuerza ejercida por la corriente sobre el imán o, mejor dicho, sobre cada uno de los polos del imán, hacía que el polo siguiese un movimiento circular alrededor del cable. Más tarde lo expresaría diciendo que el cable está rodeado por líneas circulares de fuerza: un campo magnético circular. Basándose en esta idea Faraday construyó dos versiones de un “rotor electro-magnético”.

Faraday_magnetic_rotation

El rotor consistía en un cable rígido (un alambre) que colgaba sobre un recipiente de vidrio en el que había un imán con forma de barra fijado al fondo. En una versión, el alambre estaba sujeto verticalmente sin posibilidad de movimiento y el imán podía moverse (izquierda de la imagen) y, en la otra al revé, alambre con libertad de movimiento e imán fijo (derecha de la imagen). El recipiente de vidrio estaba lleno parcialmente de mercurio (un metal líquido que es un excelente conductor) en los dos casos. Faraday conectó los alambres a una batería, con lo que empezó a circular una corriente por ellos que creaba un campo magnético, que interactuaba con el del imán.

Funcionó. El extremo del alambre con posibilidad de movimiento empezó a dibujar círculos en el sentido de las agujas del reloj alrededor del imán fijo, mientras que el imán que podía moverse trazaba círculos antihorarios alrededor del alambre fijo.

Aunque muy primitivo, este fue el primer dispositivo capaz de producir un movimiento continuo por la acción de una corriente: el primer motor eléctrico. Las dos versiones del motor probaban, de paso, una versión de la tercera ley de Newton: si una corriente ejerce una fuerza sobre un imán, el imán debe ejercer una fuerza igual sobre la corriente.

A pesar de la importancia del logro, paradójicamente este trabajo apartaría a Faraday de la investigación en electro-magnetismo durante años. En su excitación, Faraday se apresuró a publicar sus resultados, olvidando mencionar los antecedentes, si bien infructuosos, de Wollaston y Davy. La polvareda que este olvido provocó en la Royal Society (de la que Faraday aún no era miembro y en la que Davy era el presidente) hizo que la relación entre Faraday y su mentor, Davy, se viese seriamente comprometida. Faraday, que trabajaba para Davy en la Royal Institution, no pudo retomar sus investigaciones sobre el electro-magnetismo hasta la muerte de su jefe en 1829.

Sobre el autor: César Tomé López es divulgador científico y editor de Mapping Ignorance

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