Corrimientos, diatomeas y tsunamis

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Efectos del tsunami de Tokohu, Japón, en 2011.

¿Cómo prevenir el efecto de los tsunamis? Aparte de dar la alarma cuando se detecta un terremoto, otra forma de hacerlo sería conseguir lo mismo que se tiene en las montañas nevadas en invierno: conocer qué zonas y en qué condiciones hay riesgo de aludes. Increíblemente para conseguirlo hay que estudiar el clima del Jurásico. Y es que na reciente investigación puede que haya encontrado qué indicios buscar en el fondo del mar.

Los mayores corrimientos de tierra del planeta no ocurren en tierra firme, sino en el fondo marino. Estos mega-corrimientos pueden mover miles de kilómetros cúbicos de material y, a veces, provocar tsunamis. Sin embargo, sorprendentemente, ocurren en pendientes casi planas, de menos de tres grados de inclinación. ¿Cómo es esto posible? Morelia Urlaub, del Centro de Investigación Oceánica Geomar Helmholtz (Alemania)y sus colegas puede que hayan descubierto la respuesta: una capa de microfósiles silíceos de unas algas unicelulares llamadas diatomeas que aparecieron en el Jurásico.

Diatomeas al microscopio

Este trabajo es el primero en identificar la capa débil responsable de un mega-corrimiento submarino. Aunque la naturaleza de estas capas débiles críticas ha sido muy debatida, su estudio ha sido casi imposible porque, en general, se destruyen durante los corrimientos de tierra.

Urlaub estaba compilando datos de perforaciones oceánicas desde 1980 del Ocean Drilling Program cuando se dio cuenta de que la mayoría de sus datos muestreaba el lecho marino justo en el borde del corrimiento Cap Blanc, un mega-corrimiento de 149,000 años de antigüedad frente a la costa del noroeste de África. Correlacionó esos datos con datos de reflexión sísmica de alta resolución registrados en la misma área en 2009. Juntos estos datos indicaban la presencia capas ricas en diatomeas, de hasta diez metros de grosor, que iban directamente desde la zona muestreada hasta la base de las capas de corrimiento en el Cap Blanc.

Además, cada capa de diatomeas tenía encima una capa de sedimentos ricos en arcilla. La presencia de esta arcilla es la clave que llevó al equipo a una solución del problema. Las capas de diatomeas son muy compresibles y ricas en agua, a medida que aumenta la presión el agua sería “exprimida” desde la capa de diatomeas hacia la arcilla. En última instancia, la arcilla o la interfaz entre la arcilla y las diatomeas falla, lo que hace que los sedimentos que están encima se deslicen aunque la pendiente sea muy pequeña.

En el corrimiento de Cap Blanc el fondo marino tiene una inclinación de solo 2,8 grados. Sin embargo, cuando se desprendió, el corrimiento movió más de 30 kilómetros cúbicos de material (el equivalente a 30.000 veces el volumen interior del estadio Santiago Bernabéu) y se extendió al menos 35 kilómetros. Otro mega-corrimiento submarino hace 8.500 años frente a Noruega movió uns impresionantes 3.000 kilómetros cúbicos, causando un tsunami terrible. Y algunos científicos especulan que el tsunami de Tohoku (Japón) de 2011, el que causó el desastre de Fukushima, pudo haber sido amplificado por un mega-corrimiento submarino.

Aunque corrimientos de esta magnitud no ocurren muy a menudo, su tamaño los hace bastante significativos. Se cree que una quinta parte de todos los tsunamis puede tener su origen en mega-corrimientos submarinos. Si las capas de diatomeas son un factor importante, conocer en qué lugares las condiciones paleoclimáticas en el Jurásico pudieron favorecer el crecimiento de estas algas podría ayudar a crear un mapa de riesgos de mega-corrimientos submarinos y poder vigilarlos para así poder dar las alarmas de tsunami lo antes posible.

Referencia:

M. Urlaub, Jacob Geersen, Sebastian Krastel, and Tilmann Schwenk. (2018) Diatom ooze: Crucial for the generation of submarine megaslides? Geology: 10.1130/G39892.1.

Sobre el autor: César Tomé López es divulgador científico y editor de Mapping Ignorance

Este texto es una colaboración del Cuaderno de Cultura Científica con Next

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