La extrapolación de conceptos matemáticos (o físicos) a la biología es una ocupación favorita de los grupos que niegan la evolución, eso sí, tomando algunos aspectos y desechando otros de lo que la biología tiene que decir. Una de esas extrapolaciones tiene que ver con el uso de monos mecanógrafos para demostrar que la evolución es falsa. En lo que sigue expondremos este argumento y veremos que los que lo emplean pasan por alto que los monos usan en realidad procesadores de texto, a nivel avanzado además.
Si un mono se sentase delante de una máquina de escribir y se dedicase a pulsar teclas aleatoriamente durante un tiempo suficientemente largo terminaría escribiendo el Quijote, las obras completas de Shakespeare o todo el contenido de la Biblioteca Nacional francesa. Esta afirmación expresa dramáticamente dos cosas acerca de las series aleatorias: que puede aparecer cualquier cosa en ellas y que, por lo tanto, el resultado puede que no parezca aleatorio. El teorema de los infinitos monos (TIM) va un paso más allá y afirma que, si tuviésemos infinitos monos tecleando para siempre, entonces la probabilidad de que se terminase escribiendo cualquier texto dado (en cualquier idioma, natural o artificial expresable de alguna forma en el alfabeto latino) es 1.
Una infinidad de monos con un tiempo infinito podrían haber sido los autores de los libros de la famosa Biblioteca de Babel, del cuento homónimo de Jorge Luis Borges. La Biblioteca está habitada por una única especie, la humana que se dedica desde tiempos inmemoriales a explorarla y meditar sobre sus contenidos. Un bibliotecario de genio, tras estudiar los datos conocidos sobre la Biblioteca, llegó a la Ley Fundamental, a saber, que la Biblioteca es total y que sus anaqueles registran todas las posibles combinaciones de los veintidós símbolos ortográficos (número, aunque vastísimo, no infinito). Esta Ley Fundamental no es más que el TIM.
El TIM ha sido empleado por algunos creacionistas para afirmar que la evolución no es posible. Citando a Borges:
Nadie puede articular una sílaba que no esté llena de ternuras y de temores; que no sea en alguno de esos lenguajes el nombre poderoso de un dios.
O, poniéndolo menos poéticamente, el razonamiento creacionista (RC) sería algo así:
Si fuese posible su existencia (que sabemos que no lo es porque el tiempo no tenemos garantizado que sea infinito ni existen infinitos monos), la Biblioteca albergaría las descripciones de todas las moléculas que existen, han existido o existirán. Consideremos las mutaciones al azar en el ADN, que es una molécula de estructura conocida pero que cambia de individuo a individuo, aún así incluso estos cambios estarían en la Biblioteca. Estas mutaciones por su aleatoriedad son como los monos mecanógrafos en el proceso de escribir los volúmenes de la Biblioteca. Y si bien es cierto que terminarán escribiendo cualquier cosa (por el TIM), también es cierto que no mecanografiarán nada remotamente interesante durante la vida del universo. Ahora bien, una proteína clave como la hemoglobina, que es la que transporta el oxígeno en nuestra sangre, está especificada por más de 1700 “letras” del ADN, A, C, T, G. La probabilidad de que esta molécula surja por mutaciones aleatorias sería tan pequeña que puede asumirse que es, a efectos prácticos, cero. Por lo tanto la hemoglobina no ha podido surgir por evolución, Darwin estaba equivocado, Dios la ha tenido que crear. Q.E.D.
Este RC, como apuntábamos más arriba se basa en el uso selectivo de la información o, si no suponemos una intención dolosa, en el desconocimiento o mala interpretación de algunos puntos fundamentales de la teoría evolutiva.
La primera es la teleología implícita, esto es, que la hemoglobina sea un objetivo de la evolución, es decir, es un libro concreto que tiene que ser escrito, aleatoriamente además, por los monos. Sin embargo, la hemoglobina no es la única molécula que puede transportar oxígeno y llevarlo a donde sea necesario. La hemoglobina hace ese trabajo porque tiene dos formas similares pero distintas. En una de ellas los átomos de oxígeno se unen a cuatro de hierro en la molécula; en la otra, no. La molécula “flexiona” entre una y otra. La mayor parte de la molécula no desempeña ningún papel esencial en este proceso, aunque suministre un andamiaje lo suficientemente flexible para aquellas partes (los grupos hemo) que sí lo son. Por lo tanto muchas otras moléculas podrían ejercer esta función. En la naturaleza evolucionó una, y ya no hizo falta otra. Bueno, de hecho evolucionaron algunas variantes, lo que viene a reafirmar lo que venimos diciendo.
La segunda, también implícita, es el inicio desde cero. Es decir, se asume que los monos tienen que empezar a escribir un libro desde cero cada vez. Eso no es cierto en el caso de las moléculas biológicas, donde la evolución tiene a su disposición todo un repertorio de moléculas ya existentes, que modifica une o altera de la forma que sea para construir otras nuevas. De hecho la hemoglobina está formada por la unión de dos unidades menores, la α y la β. No sólo eso, es precisamente esta estructura modular la que le da la flexibilidad a la molécula.
Vemos pues que una analogía más apropiada es que los monos usan procesadores de texto, no máquinas de escribir, y los procesadores tienen teclas “macro”, a las que se puede asignar que reproduzcan una serie de pulsaciones de teclas. Si el mono crea una macro cada vez que tropieza con una palabra con sentido, equivalente a la evolución manteniendo lo que sea que funcione, entonces más pronto que tarde el ordenador del mono habrá construido un diccionario, y podrá escribir secuencias de palabras con facilidad usando las teclas macro. La iteración del proceso produce series de frases con sentido, y así sucesivamente. Puede que no cree el Quijote o Hamlet, pero en unos años, no digamos ya miles de millones, un mono con macros podría construir un artículo para que lo leyeses un viernes en el Cuaderno de Cultura Científica.
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Este post ha sido realizado por César Tomé López (@EDocet) y es una colaboración de Naukas con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.
Masgüel
Lo que me extraña de entradas como esta, muy abundantes en el mundo de la blogosfera, es la obstinación en seguir atascados en disputas teológicas con corrientes de opinión tan obsoletas como el creacionismo, cuando al interior de las teorías científicas hay tantos temas interesantes para problematizar y discutir. Por ejemplo, y por centrarnos en lo que hoy nos propones, el neodarwinismo supone las mutaciones aleatorias del genoma como fuente de la novedad evolutiva. Lynn Margulis, sin salirse del programa mecanicista y ateleológico, propone una alternativa que pone en cuestión tanto el gradualismo, como el papel de las mutaciones en los procesos de especiación. Lo interesante, tenga quien tenga razón, es la manera en que la toma en consideración de tales alternativas nos hace caer en la cuenta de cómo elementos muy arraigados de nuestras teorías nunca dejaron de ser meros supuestos, conjeturas sin prueba experimental que añadimos para atar cabos sueltos o hacer más coherente el conjunto de la teoría con nuestro programa metafísico preferido.
Los monos mecanógrafos contra la evoluci…
[…] La extrapolación de conceptos matemáticos (o físicos) a la biología es una ocupación favorita de los grupos que niegan la evolución, eso sí, tomando algunos aspectos y desechando otros de lo que la biología tiene que decir. […]
Abraham
Casi lingüística aplicada a la explicación de la selección natural. Me gusta. Ya sólo estás a un paso de utilizar la lingüística para explicar el pensamiento humano. Y serás bienvenido.
Los monos mecanógrafos contra la evolución
[…] Los monos mecanógrafos contra la evolución […]
Lo Mejor de la Semana (18-24 de agosto) | Hablando de Ciencia | Artículos
[…] En el Cuaderno de Cultura Científica: Los monos mecanógrafos contra la evolución […]
Pocosé
Pero fueron palabras muy simples por si mismas, sin monos mecanógrafos ni procesadores de texto, las que al estar empeñadas en replicase y no poder hacerlo siempre perfectamente, comenzaron a multiplicarse, diversificarse, complicarse, simplificarse, adquirir significados, competir, cooperar, e ir conformando un autodiccionario para no olvidarse de los significados adquiridos.
No es fácil aceptar que solo somos uno más de los innumerables productos del empecinamiento de unas cuantas moléculas en replicarse. Para más del 80% de nuestra especie, imposible.
«Eppur si mouve»
El campo de Higgs, el inflatón, la energía oscura y los monopolos magnéticos | Francis (th)E mule Science's News
[…] Aug 22, 2013. César Tomé, “Los monos mecanógrafos contra la evolución,” Zientziakultura, 23 Ago 2013, nos hablaba del cerebro de Boltzmann en el contexto de la teoría de la […]
Tom Wood
Cual es la posibilidad, el numero exacto de variables que entran en la ecuación o la probabilidad de que?:
El 31 de marzo de 1909, se comience a construir el mas simbolico barco de la epoca,… y que después de acuerdos, contratos, compra de materiales, horas/hombres laborales, y demas azares humanos y materiales;… el barco zarpe a las 12:15pm del 10 de abril de 1912, se retrace una hora, al casi chocar con el New York (casualmente la ciudad de su destino final),…y
Cual es la posibilidad, el numero exacto de variables que entran en la ecuación o la probabilidad de que?:
Un enorme y raro iceberg se desprenda de su habitad y llevado por el «azar: de las moleculas de agua y aire con las que choca; este a las 23:40 de la media noche del 14 de abril de 1912, exactamente a la misma actitud y logintud, que ese barco,…
y que ademas para tratar de evitar el choque, se hiciera una maniobra que lo golpera exactamente en el lugar que produciria la fuerza necesaria, en el lugar necesario, para despegar las chapas exactas,…
http://es.wikipedia.org/wiki/RMS_Titanic
Las leyes fisica, son la estrecha ciencias de las poquitas variables naturales que podemos regularizar, y despues didactizar,… Pero una inmensa masa de informacion natural escapa, y escapara siempre en nuestros constructos mentales; entonces como es posible que para los fanaticos y arrogantes metafisicos-matematicos los demas lenguajes con que entendemos las cosas, no existan practicamente. (Sorry no editor)
José Muñoz Clares
Sin recurrir a los monos mecanógrafos, se sostiene que los decimales del número Pi, que se suponen aleatorios e infinitos (como la producción de los monos), una vez que los conozcamos (de momento, sólo ciento cinco billones) descubriremos que en ellos está escrito todo el pasado, el presente y el futuro, lo que conduce a que el azar es Dios y el número Pi es su profeta; despegamos de la reflexión terrestre y nos abandonamos a una metafísica tan huera como la de Tomás de Aquino.
Por otra parte, si tales decimales son de verdad infinitos ¿Cómo alcanzaremos a conocerlos?
Procede expulsar definitivamente a los monos mecanógrafos de la realidad asumible, aunque aparezcan en un capítulo de los Simpson trabajando para el aborrecible míster Burns, y aunque sólo sea por lo dicho por Émile Borel en su artículo «La mécanique statique et l’irréversibilité. J. Phys. Theor. Appl., 1913, 3 (1), pp.189-196. 10.1051/jphystap:019130030018900ff. ffjpa-00241832»