Nunca antes se había determinado con tanta precisión cuáles eran los patrones de movilidad y gestión de recursos líticos en el Paleolítico Superior. El estudio de los restos de sílex hallados en el yacimiento al aire libre de Ametzagaina, en San Sebastián, ha determinado el territorio económico de los grupos humanos que allí habitaron durante unos 2.000 años. El artículo se publica en el Journal of Anthropological Research.
Los primeros habitantes de San Sebastián vivieron hace unos 25.000 años, en lo que hoy es el parque de Ametzagaina. Allí, cromañones del Paleolítico Superior establecieron sus campamentos durante un par de milenios, como demuestran los restos del yacimiento al aire libre. Este tipo de emplazamientos es mucho más difícil de localizar que los que se encuentran en cuevas y, además, «a priori, no son una buena base para sacar conclusiones, ya que no suelen proporcionar más que restos de industria lítica», explica Álvaro Arrizabalaga. En este yacimiento, el más antiguo de Donostialdea, sin embargo, se encontró un conjunto significativo de piezas de sílex. Ello fue gracias a que, a pesar de que la zona está muy alterada, pues las líneas de ataque y defensa de San Sebastián durante las guerras carlistas se situaron en este lugar, hubo partes del yacimiento que quedaron sepultadas y protegidas bajo los terraplenes de tierra, junto a las trincheras. Muestreando bajo esos terraplenes encontraron abundantes herramientas de sílex. Esa roca está dotada de unas excelentes propiedades para la talla, arte que aquellos humanos dominaban. De hecho, en la cultura gravetiense, a la que pertenecían los cromañones de Ametzagaina, se produjo una clara progresión tecnológica en este ámbito.
Estos grupos eran nómadas: no disponían de poblados permanentes, sino campamentos temporales, y se movían por un territorio, en principio, indefinido. «Determinar de dónde sacan el sílex, permite establecer su territorio económico. El territorio cultural, el del arte, es mucho más amplio, abarcaría toda Europa Occidental», explica el profesor de la Facultad de Letras. «El sílex era su acero, pero no era abundante, tienen que conocer los puntos donde existen filones, van allí, hacen el desbastado in situ, y regresan a los campamentos solo con lo que les va a servir», añade.
Los investigadores han comparado también los restos de este yacimiento con los de otros yacimientos próximos, y han hallado que en el 90% de los del País Vasco español, trabajan con los afloramientos de sílex peninsular, y en el 90% del País Vasco francés trabajan con los del País Vasco continental. Es decir, en general, la zona de explotación es radial, de en torno a 100 km2. Pero esto no se cumple en el caso de Ametzagaina. «Explotan los afloramientos de ambos lados del Pirineo, su territorio tiene forma de reloj de arena, pues se estrecha en el paso del Bidasoa», indica el investigador. De hecho, en el yacimiento se ha encontrado tanto sílex proveniente de Chalosse, en el sur de las Landas, con el que fabricaban puntas de flecha y lanzas, pues el mineral allí obtenido tiene una calidad excepcional y formato grande; como de Kurtzia, en la costa vizcaína, al norte de Bilbao, y de la Sierra de Urbasa, en el noroeste de Navarra, además del que obtenían en el cercano yacimiento donostiarra de Gaintxurizketa. Pero, como apunta Arrizabalaga, «es más que el territorio del sílex, es la región en la que cazan, recolectan y pescan. Es su territorio económico».
Referencia:
Alvaro Arrizabalaga, Aitor Calvo, Irantzu Elorrieta, Jesús Tapia, Andoni Tarriño (2014) Where to and what for? Mobility Patterns and the Management of Lithic Resources by Gravettian Hunter-Gatherers in the Western Pyrenees. Journal of Anthropological Research doi: 10.3998/jar.0521004.0070.204
Edición realizada por César Tomé López a partir de materiales suministrados por UPV/EHU Komunikazioa
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