Se suele decir que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, sobre todo en dos situaciones: cuando se acaba un amor o cuando enfermamos. Y es que la salud es muy importante, tanto que en la típica escala ‘salud, dinero y amor’, ésta ocupa la primera posición. Algo que no es de extrañar porque de qué le sirve a alguien tener dinero o amor si no dispone de salud para disfrutarlo.
Pues bien, el encargado de mantener nuestra salud en raya es el sistema inmunitario. Ese del que poco se habla y un gran desconocido para la sociedad en general. Trabaja constantemente para defendernos de los miles de microorganismos que nos rodean, buscando un hueco por el que colarse y hacernos enfermar.
Las vacunas preventivas, contra las que muchos se oponen, activan el sistema inmunitario y lo ponen en contacto con microorganismos con los que jamás antes se había cruzado para prepararlo ante un ataque masivo de los mismos. Un simple pinchazo puede salvar millones de vidas, de hecho se sabe que cada año hay más de 20 millones de lactantes que no reciben las vacunas habituales, y más de 1,5 millones de menores de 5 años que mueren por enfermedades que podrían evitarse con las vacunas existentes.
Aunque si el beneficio más inmediato de las vacunas es la inmunidad individual, no podemos dejar de lado el siguiente: la inmunidad colectiva. También conocida como inmunidad comunitaria, se refiere a la protección que se ofrece a todas las personas que pertenecen a una comunidad, gracias a las altas tasas de vacunación. Cuando un número suficiente de personas se vacuna contra una enfermedad, es difícil que la enfermedad adquiera fuerza en la comunidad. Esto protege también a quienes no pueden recibir vacunas (como los recién nacidos y las personas con enfermedades crónicas), y reduce la posibilidad de un brote que pudiera exponerlos a la enfermedad. La inmunidad colectiva también protege a las personas vacunadas que tal vez no hayan quedado inmunizadas plenamente (ninguna vacuna es 100% eficaz).
De modo que visto así, la vacunación es uno de los grandes logros en lo que a salud pública se refiere y el renunciar a ello supone un acto egoísta ya que cuando las tasas de vacunación de una comunidad caen por debajo del umbral de la inmunidad colectiva, pueden surgir brotes de enfermedades; por ejemplo, se calcula que el umbral de inmunidad colectiva para la polio (casi erradicada en la actualidad) es de entre un 80 a un 86%; si la tasa de vacunación cae considerablemente por debajo de ese nivel, la protección a la comunidad podría no ser suficiente para prevenir la propagación de la enfermedad, principalmente en aquellas personas que no contaran con inmunidad previa por no vacunarse (debido a enfermedades crónicas o rehusarse a recibir la vacuna) o porque la vacuna no surgió el efecto deseado. Por el momento solamente la viruela ha sido erradicada del mundo y curiosamente fue su vacuna la primera que se puso en uso, allá por el 1796.
No obstante el sistema inmunitario en ocasiones también falla y arremete contra las células del propio organismo. En ese caso aparecen las inmunodeficiencias, enfermedades causadas por un ataque del propio sistema inmunitario. No se sabe por qué ocurren pero la artritis reumatoide o la esclerosis múltiple son algunos ejemplos.
En otras ocasiones lo que no interesa es que el sistema inmunitario haga su trabajo, es decir, que rechace a los extraños. Un claro ejemplo es el de los trasplantes de órganos donde los especialistas deben seleccionar donantes y receptores compatibles, un campo al que han ayudado mucho los avances genéticos ya que poder conocer la compatibilidad entre el donante y el receptor es algo fundamental a la hora de que un órgano trasplantado pueda ser aceptado y cumpla adecuadamente su función.
Así pues el control del sistema inmunológico es esencial para ayudar a que el trasplante funcione mejor, en el sentido de que permite buscar la mayor compatibilidad entre el donante potencial y quién va a ser trasplantado. Ello exige una serie de pruebas de laboratorio que estudian con precisión los componentes genéticos del sistema mayor de histocompatibilidad y que permiten poder elegir el órgano más afín para un paciente determinado.
Precisamente en el estudio de enfermedades autoinmunes como la fibromialgia, está siendo muy útil el conocimiento de los científicos en el ámbito de los trasplantes que estas intervenciones provocan la activación total del sistema inmunológico y ello facilita su estudio. Al fin y al cabo, el sistema inmunitario funciona igual sin tener en cuenta que lo que hay adentro del cuerpo humano, bien sea un órgano trasplantado bien sea un tumor.
Llegados a este punto quizá se pregunten porqué si este mecanismo de defensa que nos protege es capaz de reconocer lo que es extraño y rechazarlo no lo hace con el cáncer. Pues bien, existe un mecanismo conocido como ‘vigilancia inmunitaria’ que es capaz de eliminar un tumor si no ha crecido en exceso. Sin embargo, no hay ninguna garantía de que el cuerpo sea capaz de eliminar del todo las células tumorales.
Por ejemplo, la vigilancia inmunitaria puede ser eludida tanto por células tumorales que no producen antígenos, como por células que producen citosinas que controlan y desvían la respuesta inmunitaria, permitiendo que las células tumorales se multipliquen y finalmente terminen formando un cáncer.
En el caso de enfermedades como el VIH o el ébola, los científicos están trabajando por desarrollar un tratamiento basado en vacunas terapéuticas. A diferencia de las preventivas, estas servirían para luchar contra patologías ya desarrolladas por los enfermos. En concreto para el SIDA, estas vacunas actuarían estimulando las respuestas inmunitarias frente al VIH para controlar la infección. Actualmente, se cree poco probable que las vacunas terapéuticas consigan eliminar el virus del organismo (es decir, que supongan una cura), pero se espera que permitan que las personas con VIH puedan dejar de tomar la terapia antirretroviral, al menos durante algún tiempo, sin que existan riesgos de aumento de la carga viral, ya que su sistema inmunitario controlaría la replicación viral por sí mismo.
En cuanto al ébola, dos vacunas desarrolladas por la Agencia de Salud Pública de Canadá y por la farmacéutica GSK, respectivamente, se encuentran en la tercera fase de ensayos clínicos para probar su efectividad en pacientes afectados por el virus en Guinea. De ser eficaz, se estima que podría poner fin a esta epidemia y ser un seguro para futuros brotes.
Dicho todo esto, el próximo 29 de abril se celebra el día internacional de la inmunología una disciplina a la que, en mi opinión, se debería prestar más atención ya que al fin y al cabo tiene mucho que decir sobre nuestra salud.
Referencias:
Sociedad japonesa de inmunología; ‘Los misterios del sistema inmunitario’; ISBN 978-84-942571-2-4
History and Epidemiology of Global Smallpox Eradication (1.5MB). CDC.
Sobre la autora: Maria José Moreno (@mariajo_moreno) es periodista
Hitos en la red #65 – Naukas
[…] El discreto guardián de nuestra salud de Mariajo Moreno, invito al lector a que le ponga nombre y apellido al tal guargián sin leer el […]