Si a la pregunta de cómo nacen las estrellas masivas alguien dijese que una forma de averiguarlo sería estudiando el metanol, ese alcohol que puede conseguir que te quedes ciego si tomas una bebida alcohólica destilada de aquella manera, diríamos probablemente que no coordina demasiado bien. Salvo que supiésemos del último resultado de Boy Lankhaar, de la Universidad Tecnológica Chalmers (Suecia) y sus colaboradores, claro.
Durante el último medio siglo se han descubierto muchas moléculas en el espacio. Utilizando radiotelescopios los astrónomos han podido, con la ayuda de estas moléculas, investigar lo que sucede en las oscuras y densas nubes donde nacen nuevas estrellas y planetas.
Los científicos pueden medir la temperatura, la presión y los movimientos del gas cuando estudian la firma (las señales características) de las moléculas en los datos que detectan. Pero especialmente donde nacen las estrellas más masivas hay otra variable importante que es más difícil de medir: los campos magnéticos.
El uso de mediciones de metanol (CH3OH) en el espacio para investigar los campos magnéticos se sugirió hace muchas décadas. En el gas denso que rodea a muchas estrellas recién nacidas, las moléculas de metanol brillan intensamente como láseres de microondas, los llamados máseres, naturales. Las señales que podemos medir de los máseres de metanol son fuertes y emitidas a frecuencias muy específicas. Debido a su ocurrencia en las partes más densas de las regiones de formación de estrellas, los máseres son la principal fuente de mediciones de fuerza y morfología del campo magnético alrededor de estrellas en formación.
Los primeros intentos de medir las propiedades magnéticas del metanol en condiciones de laboratorio, algo necesario para poder interpretar las señales espaciales, no han tenido todo el éxito esperado. Por ello Lankhaar y sus colegas decidieron construir un modelo químico teórico, a partir de primeros principios, asegurándose de que fuera consistente tanto con la teoría anterior como con las mediciones de laboratorio disponibles.
Este modelo arrojan unos nuevos resultados, que incluyen la compleja estructura hiperfina debida a la rotación interna de la molécula, que abren nuevas posibilidades para comprender los campos magnéticos en el universo a base de estudiar las señales del metanol en las regiones en las que se están formando estrellas.
Estos resultados también muestran cómo la química teórica puede ayudar a resolver los problemas en astroquímica. Se requieren cálculos teóricos sumamente detallados para poner de manifiesto en qué señales se traduce la complejidad molecular, y necesitamos esta traducción para interpretar las medidas muy precisas que hacemos con los mejores radiotelescopios actuales. Es en cierto modo paradójico que se necesiten expertos en la muy planetaria ciencia química en sus aspectos más teóricos para conseguir nuevos descubrimientos futuros sobre la formación de las estrellas.
Referencia:
Boy Lankhaar et al (2018) Characterization of methanol as a magnetic field tracer in star-forming regions Nature Astronomy doi: 10.1038/s41550-017-0341-8
Sobre el autor: César Tomé López es divulgador científico y editor de Mapping Ignorance
Este texto es una colaboración del Cuaderno de Cultura Científica con Next