Viajemos mentalmente hasta el San Sebastián de 1886, “una ciudad moderna, con edificios esbeltos, elegantes, cómodos; preparados algunos con el refinamiento de lujo y confort que exigen los adelantos de la época; obras de gusto, solidez y esmero, edificios en una palabra, de gran valor, por el crecimiento adquirido por la propiedad, escasa de terrenos”, tal y como se lee en uno de los capítulos del libro ‘Tierra Euskara’ de Alfredo de Laffitte Obineta, en que se describía el San Sebastián de mediados del XIX. .
Aquel año, en enero, se añadieron a la tradicional Tamborrada los barriles, que vienen a simbolizar a los habitantes locales de la ciudad que tocaban el barril o los cubos de agua mientras esperaban en su turno en las fuentes y replicaban con esos instrumentos los tambores de los militares y en agosto, se estaba empezando a construir el tranvía de la ciudad, el primero que consiguió electrificar todas sus líneas en España.
Una España que en abril de ese año había acogido unas elecciones generales, tras la muerte de Alfonso XII en noviembre del 1885, y en las que solamente hizo uso de su derecho a voto el 4’5% de la población total, claro que las mujeres no contaban pues el sufragio femenino no se reconoció en España hasta la firma de la Constitución de 1931 de la II República.
En ese marco, Josefa Martina Otaegui, una joven soltera de San Sebastián, se aventuró a abrir su propio negocio: la chocolatería artesana Pastelería Otaegui. Tras casarse con un maestro en el oficio, se trasladó a Elizondo (Navarra) y allí fundó con su marido, sin perder su papel activo como dueña, la Pastelería Malkorra.
Hoy, ambos negocios siguen abiertos y son regentados con éxito por mujeres descendientes de Otaegui, una de las pioneras a las que la implantación de la Sociedad de Responsabilidad Limitada (S.R.L.) en España les facilitó el arduo propósito de atreverse a ser empresaria en el siglo XIX.
Es solo un ejemplo de los muchos que han usado en un estudio internacional, llevado a cabo por la Universidad de Murcia y la Universidad de Yale sobre el impacto de las S.R.L. (más conocidas como Sociedades Limitadas) en España y Europa entre los años 1886 y 1936. En concreto, el proyecto, liderado por Susana Martínez, profesora de la UMU, analiza los datos de las sociedades mercantiles creadas en España durante esos 50 años.
Entre los resultados obtenidos, destaca el hecho de que la S.R.L. catapultara a la mujer como empresaria. Han encontrado que entre el 10% y el 15% de las sociedades mercantiles que se fundan en la etapa 1886 -1936 tiene al menos una socia fundadora. Se ha comprobado que hay más mujeres a medida que nos acercamos al presente y también en provincias donde el régimen hereditario es igualitario; es decir, cuando todos los hijos tienen acceso a una parte más o menos igual de la herencia con independencia de su sexo.
Además, en España, como en otros países por la comunidad de bienes, cada uno de los esposos era dueño al 50% de todo lo adquirido durante la duración del matrimonio. Por este motivo, sumado a la mayor esperanza de vida de las mujeres, la ‘viuda de’ era una figura fundamental en los negocios. Pero también había casadas con permiso de su marido, y solteras, aunque en menor proporción.
España como modelo
Por otro lado, uno de los resultados más novedosos del estudio demuestra que los lazos familiares de los socios seguían una pauta clara: los empresarios se decantaban por la Sociedad Limitada (S.L.) cuando en la empresa participaban individuos que no estaban ligados a los demás por vínculos familiares. Un negocio con miembros de una sola familia solía adoptar la forma de Sociedad Colectiva y tenía otros rasgos característicos como que el capital estaba dividido en partes iguales. Encontrar que una sociedad está formada por algunos miembros de una misma familia y otros socios ajenos es indicativo de que habían necesitado la inversión de terceros para su constitución. Para evitar conflictos de intereses, al estar mezclados socios que eran de la familia y los que no lo eran, lo más sencillo era acudir a un tipo de sociedad donde la responsabilidad asumida estaba limitada al capital aportado.
Para determinar si en las empresas analizadas los socios eran o no familia/familiares, los investigadores se han apoyado en el Registro Mercantil Español como principal fuente. De hecho, los investigadores extranjeros alaban la enorme cantidad de datos que ofrece y su continuidad a lo largo de tantos años.
Por poner un ejemplo, en el caso de las sociedades limitadas en España, lo excepcional es que cuando aparecen, desde el primer momento en el que las autoridades permiten su funcionamiento, queda constancia de ella en el Registro Mercantil. Es posible, por tanto, mapear dónde surgen en primer lugar estas sociedades, que será en ciudades antes que en zonas rurales, en negocios medianos y con preferencia por empresas donde existe personal cualificado (agencias de viajes, negocios relacionados con el automóvil, con los profesionales liberales). Ese mapeo no es posible en otros países, solo existe en España.
Del mismo modo, para determinar si en las empresas analizadas los socios eran o no familia/familiares, los investigadores destacan la calidad de las fuentes registrales españolas. Para ellos ha sido fundamental, para investigar el parentesco entre los socios, contar con la práctica española de que los apellidos de cada individuo son dos: el del padre y el de la madre, por este orden. En otros países, donde solo se usa un apellido y es el del padre, se está eliminando mucha información sobre las familias. En España, gracias a esta práctica se puede analizar en parentesco con mucho más detalle.
Continuidad
En definitiva, la conclusión fundamental del estudio es que éste acredita el papel determinante que ha jugado la S.R.L. en la actual composición del tejido empresarial nacional y, por ende, en la creación de riqueza en España. La Sociedad de Responsabilidad Limitada se popularizó entre las empresas porque evitaba poner en riesgo el capital familiar, por lo que fue una figura clave para el desarrollo económico.
A tenor de estos hallazgos, los analistas de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Murcia, en colaboración con el equipo de Yale, en el que se encuentra Timothy Guinnane, quieren iniciar un proyecto de investigación más ambicioso con el que poder desarrollar una serie de recomendaciones útiles en cuanto a programas legislativos mercantiles en beneficio del despegue económico.
Este post ha sido realizado por Mariajo Moreno (@Mariajo_Moreno) y es una colaboración de Naukas.com con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.
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