Presas, embalses, canalizaciones, extracciones de agua… son muchas las formas en las que la actividad humana explota los recursos hídricos. “Desde hace tiempo se sabe que la actividad humana tiene un gran impacto en los ecosistemas fluviales; existen multitud de investigaciones al respecto”, comenta Arturo Elosegi Irurtia, catedrático de ecología del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU. Las investigaciones realizadas sobre el tema, sin embargo, “son parciales y están muy dispersas, lo cual impide poder tener una visión general del impacto de la actividad humana”, continúa.
Con el objetivo de crear esa visión general, miembros de 6 centros de investigación y universidades de Cataluña, Holanda y Portugal, junto con la UPV/EHU, han realizado un metaanálisis de numerosos casos de estudio. El propósito ha sido conocer qué componentes y funciones de los ecosistemas fluviales se ven afectados por el estrés hídrico de origen antrópico, y en qué medida se alteran, realizando para ello una recopilación y reanálisis de la información de esos estudios individuales. “En la búsqueda inicial reunimos más de mil artículos, pero, finalmente, fueron 44 los que cumplieron con las condiciones que requeríamos para el análisis. En total, en nuestro análisis estadístico hemos trabajado con 262 casos, relativos a ríos de todo el mundo”, detalla Elosegi.
La variabilidad es inherente a los ríos, donde se suceden cíclicamente periodos de inundación y estiaje, pero las intervenciones humanas alteran ese ciclo, y eso afecta directamente al ecosistema. “Por ejemplo, una de las consecuencias más claras que hemos observado ha sido el crecimiento excesivo de las algas. Esto se da principalmente en los tramos que se encuentran debajo de embalses y tomas de agua, debido a que se estabiliza mucho el flujo de agua”, explica. Los invertebrados fluviales, por su parte, disminuyen notoriamente debajo de los puntos de estrés, tanto en abundancia como en riqueza.
Además de las comunidades biológicas, estudiaron las variables físico-químicas de los ríos, así como el funcionamiento de los ecosistemas, es decir, “cómo funciona el ecosistema fluvial con la estructura y comunidad encontrada. Entre las variables estructurales, ha destacado el aumento de la concentración de fármacos en los lugares afectados por el estrés hídrico, como debajo de los embalses o los ríos de los que se extrae agua”.
En lo que respecta al funcionamiento de los ecosistemas, por su parte, Elosegi ha subrayado que han podido ver “alteraciones que hasta ahora no eran evidentes” en zonas afectadas por el estrés hídrico: por un lado, se reduce la descomposición de la materia orgánica, lo que quiere decir que los ríos pierden capacidad de degradar la materia orgánica, y, por otro, se acelera el metabolismo: “aumenta tanto la producción primaria como la respiración, como consecuencia del excesivo crecimiento de las algas”, añade.
Las alteraciones y consecuencias mencionadas, aunque son generales, varían en importancia o gravedad en función de las características del lugar, como el tamaño del río, el clima o el régimen hídrico. De la misma forma, dependiendo de cuál es el causante del estrés hídrico, las consecuencias son más graves o leves, y según han visto, “los embalses, sobre todo los grandes, son los que provocan mayor cantidad de cambios o alteraciones en la estructura y función de los ecosistema fluviales”. Y, precisamente, los embalses son las intervenciones y causantes del estrés más habituales en estos ecosistemas: más de la mitad de los casos estudiados tuvieron en cuenta la alteración provocada por embalses.
No obstante, no han conseguido conclusiones claras en todas las variables tenidas en cuenta en el metaanálisis. “Unas veces ha sido por falta de datos, es decir, porque se estudiaron en pocas de las investigaciones que teníamos entre manos, y, otras, por la gran variabilidad que existe en la respuesta de algunas variables, lo cual nos ha llevado a no poder deducir nada claro en el metaanálisis realizado. Nos ha pasado eso con la temperatura, entre otras: debajo de unos embalses la temperatura es mayor de lo que debería, pero en otros es menor. En el caso de las comunidades, hemos observado esas fluctuaciones en los peces, lo que seguramente se deba a que en cada lugar les afectan diferentes factores”. El grupo de investigación considera indispensable continuar con los estudios para rellenar esos vacíos.
Referencia:
Edición realizada por César Tomé López a partir de materiales suministrados por UPV/EHU Komunikazioa
Hitos en la red #250 | La manzana podrida
[…] El impacto de la actividad humana sobre los ecosistemas fluviales […]
El impacto de la actividad humana sobre los ecosistemas fluviales — Cuaderno de Cultura Científica – El Boletín de ARBA
[…] https://culturacientifica.com/2018/12/28/el-impacto-de-la-actividad-humana-sobre-los-ecosistemas-flu…; […]