Cuando los chicos y las chicas llegan a la adolescencia acumulan una multiplicidad de mensajes en los que se asocia atracción y violencia. Estos mensajes provienen del grupo de iguales, series, películas, canciones, redes sociales… y dibujan como atractivos a los chicos que muestran actitudes violentas y despreciativas hacia las chicas y no tanto a aquellos que son igualitarios y las tratan bien.
Esto lo vemos, por ejemplo, en la película After, hecha a partir de una saga de novelas para adolescentes. La protagonista tiene su novio del instituto que es un buen chico y al que trata como un amigo, sin mostrar deseo. Al llegar a la universidad lo engaña con otro chico “malote” y atractivo. El novio se muestra comprensivo, lo que le hace parecer un chico inseguro. Después, la chica se entera de que su nuevo ligue solo ha estado con ella por una apuesta, pero eso no le hace perder atractivo ya que, al parecer, al final “se ha enamorado de verdad”.
La influencia del discurso dominante coercitivo
Asociar la atracción a la violencia y el desprecio es algo que ocurre en diferentes entornos y de diferentes formas, y se conoce como “discurso dominante coercitivo”. Estar expuestas durante mucho tiempo a este discurso lleva a las chicas a considerar atractivos a esos chicos violentos y las empuja a tener relaciones afectivo-sexuales tóxicas.
En una investigación reciente hemos analizado los mecanismos por los que este discurso dominante coercitivo se manifiesta en el grupo de iguales, llevando a algunas chicas a entablar una relación sentimental o sexual “despreciativas” (con un chico que no las trata bien y que tienen actitudes y conductas violentas), así como sus consecuencias.
Para ello, hemos recogido las experiencias de 59 chicos y 71 chicas estudiantes de 4º de ESO (15 y 16 años) de 3 institutos, que nos han hablado de sus interacciones en el grupo de iguales.
El grupo de iguales es el conjunto de personas de similar edad con los que comparten intereses, actividades, etc. ya sea dentro o fuera del instituto, con los que socializan y construyen su identidad.
¿Por qué me gusta el que peor me trata?
El grupo de iguales es uno de los contextos de socialización y aprendizaje más importante de los adolescentes. La presión e influencia que ejerce en la conducta de los jóvenes lleva a que algunas chicas se “enrollen” con chicos violentos, aunque no quieran hacerlo.
El grupo de iguales también ejerce presión sobre las chicas diciéndoles una y otra vez que quien realmente les gusta son chicos con actitudes y comportamientos violentos, lo que lleva a que a muchas de ellas acaben por gustarles –o crean que les gusta– este tipo de chicos que antes no les gustaba. Esta presión hace que se normalicen y acepten los comportamientos violentos, e incluso que las chicas los confundan con amor, empujándolas a relaciones tóxicas.
Esta presión del grupo de iguales surge también a partir de la influencia de los mensajes mediáticos a los que los jóvenes están expuestos.
“He visto series en las que la chica sale con un chico que no la trataba bien, y después la deja. Él le decía a ella que era fea… al mismo tiempo, ella no se daba cuenta de que había otro chico en su clase que siempre la miraba y que le gustaba.” (Chica participante en la investigación)
A su vez, los chicos también se ven presionados para seguir el patrón de masculinidad violento y despreciativo si quieren resultar atractivos y tener éxito entre las chicas.
El peligro de ser aburrido
Si las chicas ya tienen una relación estable con un chico no violento, el discurso dominante coercitivo en el grupo tacha a estas chicas de “aburridas”, y las presiona para engañar a sus novios y “enrollarse” con chicos con actitudes y comportamientos violentos, porque “eso es lo divertido”, tal como explican las chicas participantes de la investigación cuando relatan su experiencia.
Estos comportamientos violentos van desde presumir de haberse ligado a alguien y luego despreciarla, despreciar a la chica con la que se han enrollado una vez lo han hecho, hablarle mal, tratarla mal delante de otras personas o cuando están a solas.
Hay chicas que acaban cediendo a esas presiones, enrollándose con quien no quieren y engañando a quien quieren, porque no quieren que en su grupo las consideren aburridas y tienen miedo de perder a sus amigas. En ocasiones, la actuación de las amigas no queda ahí.
El acoso continúa cuando hacen fotografías de la chica con el chico, “enrollándose” o estando cerca el uno del otro de forma que lo parece, y envían después la fotografía al novio de la chica, la cuelgan en internet o la envían a más personas, haciendo público el engaño y dañando la relación de la chica con su novio.
Las consecuencias en la salud
La investigación científica ha demostrado que la violencia de género tiene consecuencias negativas sobre la salud, incluyendo dolor crónico, mayor riesgo de enfermedades de transmisión sexual, depresión, y tendencias suicidas, entre otras.
Alrededor del 27 % de las mujeres y chicas entre 15 y 49 años ha sufrido alguna forma de violencia física o sexual, por lo que se hace necesario identificar los factores que aumentan el riesgo de violencia de género, especialmente entre las chicas más jóvenes que están teniendo sus primeras relaciones.
Nuestra investigación muestra que los ligues despreciativos son uno de estos factores que aumentan el riesgo de violencia de género en la población adolescente, socializando a las chicas en una normalización y atracción hacia la violencia. Además, cuando los ligues despreciativos se difunden entre mucha gente o se publican en internet, quedan ligados a esa chica para siempre, con posibles graves consecuencias para su salud. Como decía una de ellas: “La foto te seguirá hasta tu tumba. Hay gente que termina suicidándose, porque duele mucho”.
La amistad (buena) como elemento de prevención
Presionar a las chicas para tener ligues despreciativos implica aumentar la probabilidad de que sean víctimas de violencia de género. Siendo el grupo de iguales un contexto muy importante de presión hacia las chicas para tener estos ligues despreciativos, es importante la intervención preventiva desde el mismo grupo de iguales.
En la investigación, las chicas hablan de la “presión de las amigas” o del “miedo a perder a sus amigas”, pero también hacen referencia a que son “falsas amigas” las que presionan a tener una relación con quien no quieres.
De acuerdo con las conclusiones de esta y otras investigaciones, trabajar las amistades de calidad desde las primeras edades puede ser un importante elemento de protección y prevención del grave problema de la violencia de género.
Sobre las autoras: Silvia Molina Roldán, Profesora Titular en Educación, Universitat Rovira i Virgili; Garazi Lopez de Aguileta, PhD and teaching assistant, University of Wisconsin-Madison, University of Wisconsin-Madison; Itxaso Tellado, Profesora Agregada, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya; Leire Ugalde Lujambio, Profesora Agregada en la Facultad de Educación, Filosofía y Antropología, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Lidia Puigvert Mallart, Catedrática de Sociología, Universitat de Barcelona; Miguel Ángel Pulido, Profesor en la Facultat de Psicologia Ciències de l’Educació i de l’Esport Blanquerna, Universitat Ramon Llull; Ramón Flecha García, Catedrático Emérito de sociología, Universitat de Barcelona y Sandra Racionero-Plaza, Profesora agregada. Socioneurociencia, Universitat de Barcelona
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Artículo original.