Zombis, nematodos y estrategias de dispersión

Vida fascinante

No soy un gran aficionado a las películas de zombis [1], pero reconozco que Guerra Mundial Z (2013) desplegaba efectos visuales ciertamente llamativos. Como suele ser habitual en este subgénero, los héroes de la trama deben evitar la dispersión de los zombis por el planeta, por las serias consecuencias que ello tendría para los humanos no transformados en muertos vivientes. Algo que llamaba la atención en aquella película era la estrategia desarrollada por los zombis para superar los obstáculos puestos a su avance. Se amontonaban unos sobre otros para formar torres humanas (o mejor dicho, inhumanas). De esta forma traspasaban los más altos muros e incluso asaltan un helicóptero en vuelo, utilizándolo como vehículo de dispersión (Figura 1).

Figura 1. A la izquierda, cartel de la película Guerra Mundial Z (2013). Vemos como los zombis forman una torre para alcanzar un helicóptero y usarlo como medio de dispersión. A la derecha, las torres formadas por el nematodo Caenorhabditis les permiten adherirse a insectos y dispersar la población. Imaégenes: Paramount Pictures / fais use | Pérez et al. (2025) cita completa en referencias, con licencia CC BY 4.0.

Esta introducción viene a cuento porque un reciente artículo publicado en Current Biology ha mostrado como esa misma estrategia de dispersión es utilizada por minúsculos gusanos nematodos, como vamos a describir a continuación.

Los nematodos podrían ser el grupo animal más abundante en la naturaleza en cuanto a número de individuos. Un estudio publicado en 2019 estimaba que alrededor de 4.4 × 1020 nematodos pululan por la superficie terrestre. Esto supone alrededor del 80% de toda la biomasa humana. Hay que tener en cuenta que los nematodos del suelo constituyen solo una cuarta parte de las especies conocidas, ya que otro 25% son parásitos de plantas o animales, y la mitad de las especies viven en el océano.

Los nematodos son abundantes y prolíficos, pero su pequeño tamaño y su limitada movilidad suponen un problema si agotan los recursos locales. Por ello, deben desarrollar estrategias de dispersión para encontrar nuevas fuentes de alimento. El estudio que nos ocupa, realizado por un equipo de la Universidad de Constanza (Alemania) y del Instituto Max-Planck de Comportamiento Animal, ha demostrado que una de estas estrategias pasa por formar un “superorganismo”.

Los superorganismos no son excepcionales. Las amebas sociales Dyctiostelium son capaces de congregarse para formar una especie de falso gusano constituido por miles de individuos. Este gusano se fija al sustrato, fructifica y produce esporas que resistirán condiciones ambientales adversas. Entre los animales es más difícil encontrar ejemplos, aunque las hormigas de fuego del Brasil (Solenopsis) se unen por miles y construyen balsas que les permiten sobrevivir a inundaciones.

El artículo de Current Biology describe la formación de torres constituidas por cientos o miles de gusanos. Diversas especies de nematodos del género Caenorhabditis han adoptado este comportamiento, aunque cada torre solo contiene nematodos de una misma especie. Los requisitos para inducir la formación de torres fueron: escasez de nutrientes, alta densidad de individuos y algún tipo de estructura de apoyo. Las torres de gusanos oscilan y exploran el medio circundante, son capaces de salvar discontinuidades y reaccionan al contacto mediante la adhesión. Podemos verlo en este vídeo:

De esta forma pueden adherirse a insectos y utilizarlos como vehículos en un proceso llamado foresis (transporte sin perjuicio para el organismo vector, como sucede con las rémoras o con muchos ácaros) (Figura 2).

Figura 2. Torres de nematodos formadas sobre una manzana se adhieren a las patas de una mosca de la fruta (Drosophila). De Pérez et al. (2025) cita completa en referencias, con licencia CC BY 4.0.

El nematodo Caenorhabditis elegans, un modelo animal muy utilizado en el laboratorio, también forma torres en placas de cultivo, lo que ha permitido estudiar el fenómeno experimentalmente. Cuando se coloca en el cultivo la cerda de un cepillo de dientes, en menos de dos horas y en un 90% de los experimentos, los gusanos forman una torre de hasta 11 mm de altura (más de diez veces la longitud de C. elegans). En ausencia de estructuras de apoyo, las torres se formaron más esporádicamente y mostraron menor altura (2-5 mm). Desde la cima se extienden brazos exploratorios formados por decenas de gusanos, como podemos ver en este espectacular vídeo:

El estudio comprobó también que, aunque hubiera diferentes especies en el entorno, las torres siempre estaban formadas por individuos de la misma especie. Las torres podían formarse por individuos en distintos estados de desarrollo, aunque las obtenidas en entornos naturales estuvieron preferentemente formadas por larvas dauer (una forma de resistencia). Por otro lado, no se detectó ningún tipo de selección, los gusanos que ocupaban la cúspide de las torres resultaron ser tan fecundos y móviles como los de la base.

Lo llamativo de este estudio es la capacidad que tienen estos nematodos para renunciar a un comportamiento autónomo a cambio de desarrollar una conducta colectiva. Esto beneficia a una parte de la población (la que se dispersa) a expensas de otra (los que permanecen en un entorno sobreexplotado). Los intereses de la especie son los que finalmente prevalecen sobre los de los individuos.

Referencias

Pérez, D.M., Greenway, R., Stier, T et al. (2025) Towering behavior and collective dispersal in Caenorhabditis nematodes Curr Biol. doi: 10.1016/j.cub.2025.05.026.

[1] Debo hacer una excepción. Yo anduve con un zombie, de Jacques Tourneur (1943) es una estupenda película.

Sobre el autor: Ramón Muñoz-Chápuli Oriol es Catedrático de Biología Animal (jubilado) de la Universidad de Málaga.

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