John Cook
Como psicólogo que investiga la desinformación, me centro en reducir su influencia. Esencialmente, mi objetivo es quedarme sin trabajo.
Los acontecimientos recientes indican que no lo he estado haciendo muy bien. La desinformación, las noticias falsas y los «hechos alternativos» son más prominentes que nunca. El Oxford Dictionary eligió «post-truth» como la palabra del año 2016 . La ciencia y la evidencia científica están siendo atacadas.
Afortunadamente, la ciencia tiene un medio para protegerse, y proviene de una rama de la investigación psicológica conocida como teoría de la inoculación. Se inspira en la lógica de las vacunas: Un poco de algo malo te ayuda a resistir un caso completo. En mi investigación recientemente publicada, he intentado exponer a la gente a una forma débil de desinformación para inocularlos contra la situación real – con resultados prometedores.
La dos formas en las que la desinformación hace daño
La desinformación se está generando y difundiendo a ritmos prolíficos. Un estudio reciente comparando los argumentos contra la ciencia del clima frente a los argumentos políticos contra la acción sobre el clima encontró que la negación de la ciencia está aumentando relativamente. Y las investigaciones recientes indican que estos tipos de campañas tienen un impacto en las percepciones de las personas y en la cultura científica.
Un estudio reciente llevado a cabo por el psicólogo Sander van der Linden encontró que la desinformación sobre el cambio climático tiene un impacto significativo en la opinión pública sobre el cambio climático.
La información errónea que usaron en su experimento fue el artículo sobre el clima más compartido en 2016. Se trata de una petición, conocida como el Proyecto de Petición Calentamiento Global, en la que 31.000 personas, con un grado en ciencias o superior, habían firmado una declaración diciendo que los humanos no están alterando el clima . Este artículo aislado bajó la percepción de los lectores sobre el consenso científico. La medida en que las personas aceptan que existe un consenso científico sobre el cambio climático es lo que los investigadores llaman una «creencia de entrada«, lo que influye en las actitudes hacia el cambio climático, tales como el apoyo a la acción climática.
Al mismo tiempo que van der Linden estaba llevando a cabo su experimento en los Estados Unidos, estaba en el otro lado del planeta en Australia realizando mi propia investigación sobre el impacto de la desinformación. Por coincidencia, usé el mismo mito, usando texto literal del Proyecto de Petición Calentamiento Global. Después de mostrar la desinformación, pedí a la gente que estimara el consenso científico sobre el calentamiento global causado por el ser humano, con objeto de medir cualquier efecto.
Encontré resultados similares, con la información errónea reduciendo la percepción de la gente del consenso científico. Además, la desinformación afectó a unas personas más que a otras. Cuanto más conservadora políticamente era una persona, mayor era la influencia de la desinformación.
Esto cuadra con otras investigaciones que encuentran que la gente interpreta los mensajes, ya sean información o desinformación, según sus creencias preexistentes. Cuando vemos algo que nos gusta, es más probable que pensemos que es verdad y consecuentemente fortalece nuestras creencias. Por el contrario, cuando nos encontramos con información que está en conflicto con nuestras creencias, es más probable que desacreditemos la fuente.
Sin embargo, hay más en esta historia. Más allá de desinformar a la gente, la desinformación tiene una influencia más insidiosa y peligrosa. En el estudio de van der Linden, cuando se presentaba a la gente tanto los hechos como la información errónea sobre el cambio climático, no había un cambio neto en la creencia. Las dos informaciones en conflicto se cancelaron mutuamente.
El hecho y el «hecho alternativo» son como la materia y la antimateria. Cuando chocan, hay una destello de calor seguido de nada. Esto revela la forma sutil en que la desinformación daña. No sólo desinforma. Impide que la gente crea en los hechos. O como Garry Kasporov lo expresa elocuentemente, la desinformación «aniquila la verdad».
La respuesta de la ciencia a la negación de la ciencia
El asalto a la ciencia es formidable y, como indica esta investigación, puede ser incluso demasiado eficaz. Convenientemente, la ciencia tiene la respuesta a la negación de la ciencia.
La teoría de la inoculación toma el concepto de vacunación, donde nos exponemos a una forma débil de un virus con el fin de crear inmunidad al virus real, y lo aplica al conocimiento. Medio siglo de investigación ha encontrado que cuando estamos expuestos a una «forma débil de desinformación», esto nos ayuda a crear resistencia para que no seamos influenciados por la desinformación real.
El texto inoculante necesita de dos elementos. Primero, incluye una advertencia explícita sobre el peligro de ser engañado por la desinformación. En segundo lugar, necesitas proporcionar contraargumentos que explican los fallos en esa desinformación.
En la inoculación de van der Linden éste indicaba que muchos de los signatarios eran falsos (por ejemplo, una Spice Girl aparecía falsamente como signataria), que 31.000 representan una fracción minúscula (menos del 0,3 por ciento) de todos los graduados en ciencias estadounidenses desde 1970 y que menos del 1% de los signatarios tenían experiencia en climatología.
En mi investigación publicada recientemente, también probé la inoculación pero con un enfoque diferente. Mientras inoculaba a los participantes contra el Proyecto Petición, no lo mencioné en absoluto. En cambio, hablé de la técnica de desinformación que hace uso de «expertos falsos» – personas que transmiten la impresión de conocimiento al público en general, pero que no tienen ninguna experiencia relevante real.
Descubrí que explicar la técnica de desinformación neutralizó completamente la influencia de la información errónea, incluso sin mencionar la información errónea específicamente. Por ejemplo, después de que expliqué cómo los expertos falsos se han utilizado en campañas de desinformación pasadas, los participantes no fueron influenciados cuando se enfrentaron a los expertos falsos del Proyecto de Petición. Además, la desinformación se neutralizó en todo el espectro político. Ya seas conservador o progresista, nadie quiere ser engañado por artimañas.
Poner en práctica la inoculación
La inoculación es una forma poderosa y versátil de comunicación científica que se puede utilizar de varias maneras. Mi enfoque ha sido combinar los hallazgos de la inoculación con la psicología cognitiva de la desacreditación, desarrollando el marco Hecho-Mito-Falacia.
Esta estrategia implica explicar los hechos, seguido de la introducción de un mito relacionado con esos hechos. En este punto, las personas se enfrentan a dos informaciones en conflicto. Resuelves el conflicto explicando la técnica que utiliza el mito para distorsionar el hecho.
Hemos utilizado este enfoque a gran escala en un curso en línea gratuito sobre la desinformación sobre el clima, Making Sense of Climate Science Denial. Cada conferencia adopta la estructura Hecho-Mito-Falacia. Comenzamos explicando un solo hecho climático, luego introdujimos un mito relacionado, seguido de una explicación de la falacia empleada por el mito. De esta manera, al mismo tiempo que explicamos los hechos clave del cambio climático, también inoculamos a los estudiantes contra 50 de los mitos climáticos más comunes.
Por ejemplo, sabemos que estamos causando el calentamiento global porque observamos muchos patrones en el cambio climático característicos del efecto invernadero. En otras palabras, las huellas humanas se observan en todo nuestro clima. Sin embargo, un mito sostiene que el clima ha cambiado naturalmente en el pasado antes de que hubiese seres humanos; por lo tanto, lo que está sucediendo ahora debe ser natural también. Este mito comete la falacia de saltar a conclusiones (o non sequitur), donde la premisa no conduce a la conclusión. Es como encontrar un cadáver con un cuchillo asomando por la espalda y argumentar que las personas han muerto de causas naturales en el pasado, por lo que esta muerte debe haber sido por causas naturales también.
La ciencia, en un momento de franqueza, nos ha informado de que arrojar más ciencia a la gente no es la respuesta completa a la negación de la ciencia. La desinformación es una realidad que no podemos permitirnos ignorar – no podemos negar la negación de la ciencia. Más bien, debemos verlo como una oportunidad educativa. Abordar conceptos erróneos en el aula es una de las maneras más poderosas de enseñar ciencia.
Resulta que la clave para detener la negación de la ciencia es exponer a la gente solo a un poco de negación de la ciencia.
Sobre el autor:
John Cook es profesor ayudante investigador en el Centro para la Comunicación del Cambio Climático, Universidad George Mason (EE.UU.)
Texto traducido y adaptado por César Tomé López a partir del original publicado por The Conversation el 15 de mayo de 2017 bajo una licencia Creative Commons (CC BY-ND 4.0)
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plazaeme
Se puede resumir muy fácil:
– Un estudio reciente comparando los argumentos contra la ciencia del clima frente a los argumentos políticos contra la acción sobre el clima encontró que la negación de la ciencia está aumentando relativamente.
¿En qué universo los argumentos contra «la ciencia del clima» (contra un paradigma científico concreto) son un ataque a la ciencia? En universo muy especial, en el que «la ciencia» es algo tan débil y enfermo que sus conclusiones no se pueden discutir, por el peligro de acabar con ella.
Y esa es, exactamente, la cuestión. Los «salva ciencias» deberían preguntarse qué ha pasado para que la más formidable y robusta herramienta de conocimiento que ha conocido la humanidad haya pasado a necesitar asistencia hospitalaria. ¿Tal vez tanto cantamañanas hablando en nombre de «la ciencia»? ¿Hacían tal cosa Einstein y compañía? ¿Alguien entre Newton y Feynman?
Ved la frecuencia de «scientific consensus» en los Google Ngrams. Y comparad con la fecha de nacimiento del mundo posmoderno.
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