Se estima que la biomasa del planeta asciende a unas 550 Gt (550.000 millones de toneladas) de carbono (C). El 80% (450 Gt) está en las plantas, entre las que las embriofitas son mayoritarias. Las bacterias contribuyen con 70 Gt, lo que representa el 15% del total. El resto, menos del 10%, corresponde a hongos (12 Gt), arqueas (7 Gt), protistas (4 Gt), animales (2 Gt) y virus (0,2 Gt). No obstante, algunas de estas estimaciones tienen una gran incertidumbre, por la dificultad de acceder a ciertos entornos en los que bacterias y virus, por ejemplo, podrían ser muy abundantes.
El 60% de la biomasa (320 Gt) está sobre la superficie, ya sea del fondo marino o de tierra firme. El resto se encuentra por debajo; 130 Gt están en las raíces de las plantas y 100 Gt en las bacterias que habitan dentro del suelo o bajo la superficie del fondo oceánico. Un 70% de la biomasa vegetal es de carácter leñoso, por lo que su actividad biológica es mínima, y las bacterias que viven en el interior de acuíferos y debajo del suelo marino también tiene un metabolismo muy reducido. Eso implica que sus tiempos de renovación o recambio son muy largos: de algunos meses a miles de años. Si se prescinde de esas formas de vida “lentas” la biomasa de plantas y bacterias sigue siendo importante: 150 Gt corresponden a raíces y hojas de plantas, y 9 Gt a bacterias marinas y terrestres, cifra solo ligeramente inferior a la de los hongos (12 Gt).
Aunque los insectos (clase del filo Arthropoda) son el grupo animal con mayor número de especies (alrededor de un millón), su contribución a la biomasa animal del planeta es minúscula. Son los artrópodos marinos los que, con 1 Gt de C, contribuyen en mayor medida. Dentro de estos solo una especie, el crustáceo Euphasia superba (el krill del que se alimentan las ballenas azules), tiene una biomasa de 0.05 Gt, similar a la de la especie humana (0,06 Gt), el ganado vacuno y las termitas, y muy superior a la de mamíferos (0,007 Gt) y aves (0,002 Gt) salvajes. Tras los artrópodos marinos, el grupo animal con más biomasa es el de los peces (0,7 Gt), a los que siguen artrópodos terrestres, anélidos (gusanos segmentados) y moluscos, con 0,2 Gt cada uno. Los animales de granja o pastoreo contribuyen con 0,1 Gt, una cantidad similar a la de los cnidarios (medusas, anémonas y similares).
Las cifras anteriores son, en gran medida, consecuencia de la acción humana. Se estima que la biomasa actual de mamíferos terrestres es siete veces menor que la de antes de la extinción del Cuaternario, y la caza de ballenas y otros mamíferos marinos ha reducido su stock a una quinta parte del que era antes del comienzo de esas actividades. En conjunto, la biomasa de mamíferos salvajes se ha reducido a la sexta parte de la anterior a la expansión humana por el planeta, aunque la de los mamíferos en conjunto se ha multiplicado por cuatro (de 0,04 a 0,17 Gt) debido a la explosión de nuestra población y nuestros animales. Por último, se ha estimado que la biomasa vegetal se ha reducido a la mitad durante los últimos diez mil años, lo que significa que la biomasa total se ha reducido en una proporción similar.
Nuestra especie no es la más numerosa, tampoco la que contribuye en mayor medida a la biomasa terrestre pero es, sin duda, la que ha causado un mayor impacto en los ecosistemas de nuestro planeta.
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Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU
Una versión anterior de este artículo fue publicada en el diario Deia
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