Los beneficios de hacer llegar la ciencia a la sociedad son obvios, evidentes e innegables. Lamentablemente, muchos de ellos tardan en comprobarse y requieren mucho trabajo, esfuerzo, paciencia y tiempo.
Sin embargo, hay otros beneficios de la divulgación científica que son inmediatos. Son los que repercuten en el científico que decide lanzarse a explicar su trabajo, sus investigaciones o sus historias de la ciencia a la sociedad en general, fuera de la comunicación de la ciencia entre iguales.
Esos beneficios surgen de cinco esfuerzos que tienen que realizar los científicos, pero que sin duda tienen su recompensa.
1.- Cambio de perspectiva. El científico que decide divulgar su trabajo, sus conocimientos o su investigación lo primero que tiene que hacer es salir de su esfera. Los científicos, como todos los profesionales, viven inmersos en sus trabajos, dentro de sus laboratorios, estudios o investigaciones. Como cualquier otro profesional, conocen hasta el más mínimo detalle de lo que hacen y hay muchas cosas y aspectos que ya ni perciben, porque los tienen interiorizados. Cuando se decide divulgar, lo primero que hay que hacer es salir de esa situación. Un ejemplo muy gráfico es pensar en su trabajo como la casa donde viven: no necesitan mirar para saber dónde están las cosas ni encender las luces, y reconocen cada ruido. Divulgar sería parecido a salir de tu casa y desde la acera, sólo con lo que se ve desde fuera, explicarle a un desconocido cómo y dónde puede encontrar algo en los cajones de tu cuarto. Sin que el desconocido se pierda en la búsqueda.
Cambiar la perspectiva con la que se observa nuestro trabajo diario siempre es beneficioso, porque permite descubrir aspectos, nuevos de datos, pensamientos o ideas que por tener muy vistas y «manoseadas» han dejado de interesarnos o incluso hemos dejado de percibir.
2.- Aprender otro lenguaje. La ciencia tiene su propio lenguaje para la comunicación entre científicos. Se utilizan expresiones, giros, palabras y construcciones gramaticales que para el no científico no tienen el más mínimo sentido.
Para divulgar lo primero que hay que hacer es traducir ese lenguaje propio a uno más generalista y de uso diario. Para comunicar ciencia puedes utilizar unas cuantas palabras o conceptos de ese lenguaje porque los consideres indispensables, por lo que los tienes que ir explicando.
Aprender otro lenguaje, buscar otras palabras y expresiones para comunicar conocimientos adquiridos y manejados en un lenguaje especializado, requiere un esfuerzo por parte del científico pero también le reporta el beneficio de salirse de la rutina y aprender a manejar sus conocimientos de otra manera.
3.- Aprender otra manera de narrar. En ciencia se parte de un experimento A o un hecho A para intentar llegar a un experimento B o hipótesis B. A veces, incluso, se parte del punto B para intentar encontrar su origen. Se cuentan los hechos y experimentos de manera sucesiva y pormenorizada. En ciencia es necesario conocer los hechos tal y como han ocurrido, los avances y retrocesos, y por eso la narración es siempre muy lineal.
Para divulgar hay que contar la historia de otra manera. Es fundamental explicar en primer lugar qué es lo más importante, qué idea, concepto, hecho o historia es la que se va a contar, para que con esa primera idea el lector/espectador/oyente sienta curiosidad por esa comunicación. Hay que centrarse en 2 o 3 ideas y contarlas de manera sencilla y clara sin que importe saltarse pasos del proceso científico.
No se trata de contar una investigación sino de crear interés y curiosidad, dejando un par de ideas muy claras en la mente del lector/oyente/espectador.
4.- Recibir feedback inmediato. En estos días, la divulgación científica (y cualquier otro tipo de comunicación) cuenta con la ventaja de poder recibir una retroalimentación casi inmediata. Cuelgas un post, haces un podcast o un video para You Tube y rápidamente puedes recibir una respuesta, un comentario, un dato que añade información o una crítica.
Recibir respuesta inmediata al esfuerzo de divulgar exige del científico aprender a valorar opiniones de un público que no es de su especialidad, que no conoce su campo, y encajar críticas de un público que puede tener más conocimientos que él. Por supuesto, el feedback inmediato también tiene una parte muy beneficiosa de reconocimiento del trabajo y permite conocer de primera mano al público receptor de esa divulgación.
5.- Interrelaciones. Salir de tu casa, comunicar tu trabajo a otro público y recibir su respuesta permite crear interrelaciones, tanto personales como entre especialidades, que conecten al divulgador con profesionales de otras especialidades, lo que posiblemente sin la divulgación no habría ocurrido.
Divulgar no es una obligación del científico. Divulgar no es fácil ni sencillo. El científico que hace el esfuerzo y se toma el tiempo para divulgar necesitará manejar una nueva perspectiva, aprender un nuevo lenguaje, contar las cosas de otro modo, sentirse cómodo con el feedback inmediato y crecer con las interrelaciones entre su especialidad, su trabajo y sus ideas con las de otras personas que le conocerán gracias a esa divulgación.
Divulgar exige esfuerzos que pronto se convierten en satisfacciones para el propio divulgador. Sed egoístas y divulgad.
Sobre la autora: Ana Ribera (Molinos) es historiadora y cuenta con más de 14 años de experiencia en el mundo de la televisión. Autora de los blogs: Cosas que (me) pasan y Pisando Charcos.
Cristina Marcone
Muy interesante y útil
Ana
Muchas gracias Cristina
5 beneficios que aporta la divulgación a…
[…] Los beneficios de hacer llegar la ciencia a la sociedad son obvios, evidentes e innegables. Lamentablemente, muchos de ellos tardan en comprobarse y requieren mucho trabajo, esfuerzo, paciencia y tiempo. […]
Olga C. de Barrientos
Lo primero que me atrajo fue la imagen. Cuando era pequeña jugaba con esos pompones de paja, me gustaba soplarlos y ver como se perdían en la distancia.
Creo que divulgar la ciencia es algo parecido, es soltar las ideas y que vuelen buscando su destino. Algunas, como esas mínimas semillitas, encontrarán suelo fértil y fructificarán, otras se perderán, pero…¿quién sabe? Tal vez en el futuro también ese mensaje
llegue a destino.
Concuerdo con la autora, cada tipo de texto y cada destinatario, demanda su especial uso del código lingüístico. Los docentes, en espacial, solemos olvidar esa verdad tan simple. Olga Barrientos