Es curioso cómo a veces un artículo que estás escribiendo toma vida por sí mismo y te conduce por senderos que no tenías previsto cuando empiezas a teclear delante del ordenador. Esto es lo que ha sucedido en las líneas que estás leyendo. Como si fuese una especie de doctor Frankenstein he tenido que rehacer, coser, retocar y volver a enfocar el post conforme hablaba con neurocientíficos para informarme y mientras descubría nuevos datos y noticias.
El artículo iba a empezar recordando cómo el vocablo griego “glía” (γλία) se utiliza a menudo en términos científicos significando unión, cohesión, adherencia… De “glía” proviene la palabra inglesa “glue” (pegamento) y esta idea de conjunción, de soporte unificador ha sido utilizada por la física al hablar de gluones o por la neurociencia con las células gliales.
Pero comencemos por el principio.
En nuestro encéfalo existen (básicamente) dos clases de células. Las neuronas, seguramente las más famosas y conocidas, y las células gliales que sirven de soporte a las anteriores. Las neuronas son las células estrella. Desde que nuestro insigne Ramón y Cajal las situara como eje central del sistema nervioso han recibido toda la atención por parte de los científicos e investigadores. Son las encargadas de recibir y transmitir los impulsos eléctricos que conforman nuestras sensaciones, nuestros movimientos, nuestros recuerdos, nuestro yo… En el último siglo las neuronas han sido objeto de docenas de miles de artículos científicos y su protagonismo en neurociencia es arrollador.
No obstante, las neuronas son células muy especializadas. Tanto que necesitan de ese elemento unificador para poder funcionar… es aquí donde entran en juego las células gliales, que asumen el papel de crear el soporte básico para que las neuronas puedan realizar su trabajo. Les traen alimento, oxígeno, retiran la basura… casi les falta hacerles la cama para estar ante una especie de obedientes vasallas al servicio de las altivas neuronas.
Tenemos unos 85.000 millones de neuronas, pero hay un número similar de células gliales, así que he de reconocer que por un momento cruza mi mente la imagen de las neuronas como elegantes señoronas sentadas en su trono sináptico a las que un interminable séquito de silenciosas células gliales, con delantal y cofia, sirven comida y bebida al más puro estilo de los banquetes de Enrique VIII.
En este momento del artículo es cuando me animo a contactar con Xurxo Mariño, doctor en Biología y uno de los neurocientíficos que mejor trabajo divulgativo está realizando en la actualidad. No me he quedado muy contento con esta visión medieval de las células gliales y me gustaría conocer mejor su verdadera función dentro de nuestro sistema nervioso. Tengo que esperar un poco porque Xurxo tarda en contestar al teléfono. Resulta que está en Londres y al parecer mi llamada lo ha pillado con las manos sucias limpiando mejillones (por favor, no me pregunten qué hace un neurocientífico gallego limpiando mejillones en Londres). Aun así, la espera vale la pena porque Xurxo borra inmediatamente mi imagen de vasallaje entre neuronas y células gliales.
Me cuenta que durante muchas décadas las células gliales han sido relegadas a un papel secundario en favor de las neuronas. Mi imagen de criadas perfectas no estaba tan alejada de lo que la neurociencia pensaba hasta hace no mucho tiempo. Sin embargo, estudios recientes realizados en los últimos cinco años han sacado a la luz una importancia creciente de la neuroglía (así se conoce el conjunto de células gliales) en nuestro sistema nervioso. Es como tener otro cerebro desconocido y minusvalorado habitando junto a, digamos, nuestro cerebro neuronal.
Los científicos han intentado una y otra vez conseguir neuronas aisladas en cultivos in Vitro… sin éxito. Sin células gliales, las solitarias neuronas de sus placas mueren irremediablemente a los pocos días… empiezo a comprender que la relación de servidumbre es más bien una relación de enorme dependencia.
No obstante, y a pesar de su importancia para crear el ambiente vital en el que se desarrollan las neuronas, aún no consigo ver si las células gliales tienen o no tienen algo que aportar en mis pensamientos, en mi memoria, en resumen si tienen algo que aportar a las conexiones sinápticas que construyen mi mente.
Hace apenas una semana se publicaba en Cell Stem Cell (Vol. 12, Issue 3) un estudio que bajo el extenso, aunque sugerente título de “Forebrain Engraftment by Human Glial Progenitor Cells Enhances Synaptic Plasticity and Learning in Adult Mice”, iba a responder en parte a mis preguntas.
https://www.youtube.com/watch?v=YVdjv_ner1s
Hasta ahora hemos visto cómo la neuroglía es básica como conjunto de células de apoyo a las neuronas aportando alimento y oxígeno, construyendo el ambiente celular óptimo mediante la regulación de los iones necesarios para la vida de las células o aportando determinadas proteínas que coordinan numerosas funciones, algunas tan importantes como decidir cuándo debe morir una neurona. Pero este artículo me iba a llevar un paso por delante al mostrar cómo las células gliales también influyen en la formación de la memoria e incluso el desarrollo de una mayor inteligencia…
Atentos porque el experimento es fascinante.
Investigadores de la Universidad de Rochester en Nueva York han conseguido implantar células madre humanas en el cerebro de ratones recién nacidos. Concretamente han transplantado células progenitoras que tienen la capacidad de transformarse en diversos tipos de gliales… y lo han hecho con éxito puesto que, a los seis meses de nacer, estos ratones habían recibido sin problemas la “transfusión” de células humanas, las habían aceptado como propias y habían desarrollado millones de astrocitos a partir de ellas.
Confieso que personalmente a estas alturas de experimento yo ya estoy con la boca abierta, pero hay más… y más interesante, porque a estos ratones con células gliales se les sometió a diversos test de inteligencia y memoria, y resulta que los superaron mucho mejor que otros ratones normales. Se les puso a prueba en laberintos, en botones con una pequeña descarga eléctrica… y efectivamente: los ratones con las células gliales humanas aprendían más, recordaban mejor y realizaban las pruebas con más habilidad que el resto.
Los ratones “normales” también tienen sus propias células gliales, pero son más pequeñas que las humanas. En nuestro sistema nervioso tenemos un mayor número de astrocitos, son más grandes y complejos que los astrocitos “ratoniles”… así que, ese incremente de inteligencia y memoria parece tener un responsable claro: las células gliales…. Parece que, finalmente, no solo son meras sirvientas sino que algún papel juegan en la mejora de las habilidades cognitivas.
Ayer se cumplían 134 años del nacimiento de Albert Einstein y si el lector se pregunta cómo ha aparecido de repente el físico suizo en este artículo debo recordarle la naturaleza cambiante y los saltos en el enfoque del artículo que ya advertí en el primer párrafo.
A su muerte, y tras un periplo realmente extravagante, su cerebro fue objeto de numerosos estudios. Sin embargo, y a pesar de numerosas leyendas urbanas, tenemos que reconocer que el cerebro de Einstein no presentaba ninguna particularidad realmente destacable. No era más grande, no tenía más neuronas… en fin, salvando algunos artículos especulativos, si queremos ser rigurosos debemos decir que el órgano pensante del genio de la relatividad no tenía mucho de especial. O al menos eso se creía hasta que en la década de los años ’80 la neurocientífica Marian C. Diamond se encontró con algo sorprendente… algo, esta vez sí, realmente diferente.
Se trataba de un número verdaderamente alto de células gliales en una zona conocida como corteza de asociación y que es responsable de integrar la información que llega desde diferentes partes del cerebro.
En su artículo “Tómese un respiro: las células gliales ayudan a la función cerebral”, el neurocientífico Adrián Rodríguez Contreras, profesor en el Departamento de Biología de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, explica este descubrimiento con las siguientes palabras:
“El descubrimiento dejó perplejos a muchos, ya que el saber común en esa época dictaba que las células gliales tienen un papel meramente de soporte, ayudando a mantener el funcionamiento de las neuronas a través del intercambio de nutrientes y la limpieza de todo tipo de “basura” celular”
¿Significa esto que como Albert Einstein tenía muchas células gliales era muy inteligente? Sinceramente… no lo sabemos. Pero si ya hemos visto cómo los ratones con más y mejores células gliales son más inteligentes, ¿por qué no lo sabemos? Me reitero: Aún no lo sabemos, al menos, no lo sabemos exactamente.
Lo que sí es cierto es que desde que apareció el dato de las células gliales del cerebro de Einstein, los estudios sobre ellas se han multiplicado y gracias a eso sabemos mucho más que hace tan sólo unas décadas… ¿Quién se iba a resistir cuando aparece en escena una ecuación tan apetitosa como Einstein, cerebro y un número anómalo de células gliales? Lo que ocurrió es evidente: la olvidada y desconocida neuroglía cobró algo de protagonismo y comenzaron a surgir nuevos estudios y avances sobre ella.
Como podéis imaginar el tema ya me ha conquistado y decido llamar a César Tomé para ampliar algo más mis todavía exiguos conocimientos gliales. El editor de Mapping Ignorance también se muestra entusiasmado con los avances realizados en este campo en los últimos años y me indica nuevas funciones, desconocidas hasta hace unas décadas de las, ya no tan secundarias, células gliales.
César me confirma que la neuroglía está implicada en la sinapsis entre neuronas. Los últimos estudios demuestran que en el juego eléctrico de nuestra materia gris no sólo participan las neuronas intercambiando impulsos eléctricos. En realidad es un partido a tres bandas donde las células gliales regulan la bioquímica que hace posible la sinapsis.
En 2004 dos investigadores del Departamento de Biología Molecular de Lausanne en Suiza, publicaban “Glial modulation of synaptic transmission in the hippocampus”, un artículo que venía a confirmar lo que otros estudios ya empezaron a apuntar desde finales de los años ’90: las células gliales participan en la sinapsis, un proceso que hasta entonces se pensaba exclusivo de las neuronas, modulando y regulando el proceso de intercambio eléctrico.
Aunque César me advierte que el ejemplo no es totalmente exacto me arriesgaré a utilizarlo… si ese intercambio sináptico entre neuronas fuese una radio, resulta que las células gliales actúan como el botón regulador del volumen. Ellas deciden, las sirvientes tienen mucho que decir… incluso tienen la capacidad de hacer nacer o morir una conexión sináptica. Es más, si las células gliales no funcionan bien y eliminan sin control determinados contactos sinápticos el resultado puede ser alguna de las temidas enfermedades neurodegenerativas.
Son las 10:35 de la noche y cuando estoy por terminar este artículo, recibo un mail de Xurxo que me viene de perlas para resumir y fijar en mi memoria todo lo hasta ahora escrito.
“Los estudiosos de la función del sistema nervioso se han fijado desde el comienzo en las neuronas, ya que éstas tienen una propiedad muy llamativa: producen descargas eléctricas con las que se comunican.
Precisamente por eso, las células gliales han sido dejadas bastante de lado y tradicionalmente se le ha adjudicado un mero papel de soporte: soporte estructural y de procesamiento bioquímico (para producir compuestos químicos necesarios o para eliminar sustancias de desecho).Pero los experimentos que se han realizado en los últimos 5 años han cambiado por completo el panorama: las células gliales no producen descargas eléctricas como las neuronas, pero SÍ que interfieren en la comunicación entre neuronas y en sus procesos de computación. Esto es así porque se ha observado que hay células gliales que actúan como moduladoras de las sinapsis, los lugares en los que dos neuronas se pasan información. Muchas sinapsis, en vez de ser un diálogo entre dos neuronas, realmente son un menage a trois, en donde las neuronas hablan entre sí y una célula glial actúa como moderadora de la charla. Precisamente por esto ahora se piensa que las células gliales pueden ser tan importantes como las neuronas para la producción del los procesos cognitivos y la emergencia de la consciencia”.
En un arrebato de sinceridad, Xurxo incluso se atreve a hacer un poco de adivino y me dice… ¿Quién sabe? Lo mismo de aquí a unas décadas los neurocientíficos se echan las manos a la cabeza pensando en lo poco que estudiaron las células gliales en comparación con las famosas y protagonistas neuronas…
La tarde casi se convierte en noche cuando decido pegarle un toque por teléfono a Iñako… al fin y al cabo, él es el Catedrático y éste es su correspondiente blog. Cuando le digo el tema que he elegido para este artículo no puede sino exclamar: Fascinante, pero enorme campo… Javier, ¿tú sabes dónde te estas metiendo?… las células gliales es un tema muy extenso, sabemos poco sobre ellas y son casi otro cerebro…
Mmmmm… ¿otro cerebro? Nuestro otro cerebro, desconocido y poco estudiado.
Estoy terminando el artículo y ahora surge el título…
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Este post ha sido realizado por Javier Peláez (@irreductible) y es una colaboración de Naukas con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.
Referencias:
Xiaoning Han, Michael Chen, Fushun Wang, et al. Forebrain Engraftment by Human Glial Progenitor Cells Enhances Synaptic Plasticity and Learning in Adult Mice, Cell Stem Cell – 7 March 2013 (Vol. 12, Issue 3, pp. 342-353)
Ph.D. Marian C. Diamond “Why Einstein’s brain?” – John Hopkins University (lecture delivered by Dr. Diamond at Doe Library on January 8, 1999)
Rodríguez Contreras, Adrián «Tómese un respiro: las células gliales ayudan a la función cerebral» Revista Digital Universitaria UNAM. 1 de marzo de 2011, Vol. 12, No.3
Andrea Volterra, Christian Steinhäuser “Glial modulation of synaptic transmission in the hippocampus” PubMed 2004 Aug 15;47(3):249-57. PMID: 15252814
Colaboraciones de Naukas con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU | Naukas
[…] 10. Nuestro otro cerebro […]
XOTK
Interesante, como siempre que se habla de cerebro. Le recomiendo los trabajos de Alfonso Araque, científico del Instituto Cajal (CSIC) que está entre los pioneros de este tema por sus trabajos con glia y modulación sináptica en hipocampo, la relación con fenómenos de memoria etc. si incluye en pubmed Araque A, salen trabajos relacionados con glía como participante en efectos sinapticos desde finales de los 90.
Por otro lado, lo que actualmente se estudia, es si además de actuar directamente sobre la sinapsis, participa de la regulación de ritmos en el cerebro. Los ritmos de tipo onda lenta, ritmo delta, o theta que suceden durante estados de comportamiento, se apunta a que las propiedades eléctricas de la glía y su papel regulando las propiedades de membrana de neuronas podría ser clave.
Y claro, si participa en las funciones, estará implicada en la patología. De momento los trabajos de V Crunelli (Univ Cardiff) apuntan hacia la participación de glía en la epilepsia. Otros autores empiezan a entender las implicaciones en alzheimer….
salud
xotk
Aitor Santisteban
Apasionante. Me recuerda al papel de los fibroblastos en otros órganos. En el hígado, por ejemplo, se pensaba que las células estrelladas eran sólo almacenes de vitamina A, pero en condiciones de cirrosis o cáncer pierden la vitamina y adquieren aspecto de miofibroblastos. En mi tesis vimos que secretaban factores de crecimiento y proteasas que podrían facilitar la invasión tumoral. En este sentido también van investigaciones en carcinoma de colon, donde los fibroblastos son activados por el tumor y favorecen su desarrollo. Está claro que el estroma no es sólo un mero soporte.
XOTK
otro gran ejemplo de células a las que hace años se les atribuyó un papel simple o sin relevancia, y actualmente se conocen funciones muy importantes para su sistema serían las células del endotelio vascular. Que pasaron de ser el simple recubrimiento de la luz del vaso, a ser las protagonistas de regulación de diametro, crecimiento y neovascularización, inicio de patologías, etc.
Sobre la importancia del estroma en el desarrollo del cáncer, un gran investigador (amigo además) JR Conejo-García, actualmente en el Wistar Insitute de Penn University, siempre me lo ha remarcado. Él se ocupa más de la modulación de la respuesta inmune respecto al desarrollo y freno del cáncer, pero me comentaba que ha observado cosas importantísimas de cambios en el estroma.
De las cosas más recientes en funciones celulares novedosas descubiertas en células que «ya tenían un papel fácil asignado» es la fibra muscular. Desde 2005-2006 es decir relativamente reciente, se consideran como órgano paracrino y endocrino. Secretan interleucinas de varios tipos, que regulan localmente y que vierten al torrente sanguíneo. Lo que convierte al músculo en un órgano algo más complejo que la simple contracción mecánica. Esto da para extenderse… no es el caso.
salud
xotk
Aitor Santisteban
Cierto, mientras yo me dedicaba a las células estrelladas otros compañeros estudiaban las endoteliales de los sinusoides hepáticos, en el sentido que tu apuntas. Hice la tesis en 1998 y poco después dejé la investigación por circunstancias de la vida. Ahora lo echo de menos, aunque me consuela un poco ver que no iba desencaminado.
Un saludo.
eulez
Muy interesante, gracias por el artículo. Un sola cosa, Einstein no era suizo…
Javier Peláez (@Irreductible)
No por favor… ese debate otra vez no… XDD
De las 3 nacionalidades de Einstein me quedo con la Suiza.
Eulez ya he tenido este debate antes y siempre lo he ganado, no entres ahí jajajaja
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Anxo
Felicidades, me ha parecido un gran artículo y muy bien contado, manteniendo la emoción hasta el final.
Por otra parte se me ha ocurrido una analogía sobre el comportamiento de estos dos tipos de células; de modo que lo mismo podríamos decir que unas células son como la biblioteca (las gliales) y las otras son como bibliotecarios un poco despistados (neuronas) pasándose información entre ellos de lo que hay en la biblioteca, ordenándolo e introduciendo nuevos datos pero teniendo que consultar cada poco.
yo
¿Qué hace un neurocientífico gallego limpiando mejillones en Londres?
rivendelpazRivendel
Interesantísimo artículo. Gracias por contárnoslo.
rivendelpaz
Interesantísimo. Gracias por explicarnos lo y descubrirnos este otro cerebro.
Santiago F. Barrero
Obviamente sólo hay un cerebro, las neuronas no son más que vías de comunicación. Si queréis echarle un vistazo a mis últimos post, podemos discutirlo.
Nuestro otro cerebro | Bitácora de Claudio Segovia
[…] [cita] Es curioso cómo a veces un artículo que estás escribiendo toma vida por sí mismo y te conduce por senderos que no tenías previsto cuando empiezas a teclear delante del ordenador. Esto es lo que ha sucedido en las líneas que estás leyendo. Como si fuese una especie de doctor Frankenstein he tenido que rehacer, coser, retocar y volver a enfocar el post conforme hablaba con neurocientíficos para informarme y mientras descubría nuevos datos y noticias. [fin de cita] via Facebook http://zientziakultura.com/2013/03/15/nuestro-otro-cerebro/ […]
Nuestro otro cerebro | Mi Cajón de Ideas | Scoop.it
[…] Es curioso cómo a veces un artículo que estás escribiendo toma vida por sí mismo y te conduce por senderos que no tenías previsto cuando empiezas a teclear delante del ordenador. Esto es lo que ha … […]
XOTK
hay una cosa, dando vueltas a la historia de la glía que me gustaría remarcar. Y es la necesidad de entender un marco temporal para los avances.
Los neurocientíficos, antiguamente fisiólogos y anatomistas del sistema nervioso, han trabajado como siempre por prioridades y sin dudas por facilidades. Desde Ramón y Cajal la prioridad fue la neurona, y los medios técnicos facilitaban el estudio de las neuronas, no por eso se desconocía la glía, solo que su estudio ha sido más difícil… por tanto ha quedado pospuesto para cuando ha sido posible. El conocimiento es secuencial, nunca de golpe, o antes de Cajal se conocía la función de la neurona? de la Glía?… humm :-))
Imaginen que le pedimos a Newton que entendiese la teoría general de la relatividad… o imaginen que pedimos a Fleming que supiera la estructura molecular de receptores del complejo mayor de histocompatibilidad. La secuencia temporal y el desarrollo tecnológico han ido dando lugar a una mejor comprensión de los sistemas.
La glía forma parte del mismo cerebro, no es «otro cerebro» :-)) pero ha podido empezarse a estudiar cuando técnicas como imagen de calcio, fluorescencia, VSD etc han revelado un papel neuromodulador. Previamente cuando con electrofisiología muy clásica se pinchaba intracelular la glía era difícil entender qué estaba pasando. Una de las razones es que sus variaciones de potencial son de menor magnitud y de mayor escala temporal. Todo lo cual ha ido poniéndose en su sitio. Ahora se sabe que también tiene receptores para neurotransmisores, incluso que regula la neurotransmisión extrasináptica. …
A veces salen modas, también en ciencia y se siguen… ignorando que antes se saben cosas pero su abordaje o comprensión es limitada por el momento de avance teórico y técnico.
Actualmente estoy leyendo mucho blog y divulgación sobre plasticidad neuronal y cerebral. Resulta que la plasticidad se da a diario, que escribir con lápiz es utilizar una neuroprótesis que permite integración sensoriomotora, que dar un tenista y un golfista también tiene plasticidad por neuroprótesis… que un piloto de avión maneja virtualmente un avatar que pesa miles de veces su peso… y sin embargo lo controla en espacio, velocidad etc.. que la plasticidad no empieza con las prótesis empieza con las pérdidas sensoriales… en fin… pero lo que veo y leo es que son corrientes de moda que aprovechan tecnología y aparecen ahora las herramientas informáticas que permiten un mejor abordaje de la pregunta. Sin embargo, la pregunta lleva contestándose años… hay experimentos que realizan corte de bigotes de ratas para ver cómo se modifica la percepción, y otros experimentos, les alargan artificialmente los bigotes (les pegan alargamientos) de manera que sería una prótesis de bigote… y se estudia la plasticidad.
Lo digo para que pongáis en contexto mucho de lo que ahora se lee sobre neuroprótesis… la base ya está, hace tiempo…
salud y algo de garnacha de cepas viejas curada en roble…
Santiago F. Barrero
Muy de acuerdo XOTK, pero da la impresión de que Ramón y Cajal hizo mucho más por el descubrimiento del funcionamiento de la mente con los escasos recursos de que disponía que todo un ejército de neurocientíficos con tecnologías de frontera actualmente. Cajal señaló con su dedo al cerebro y todos los insignes científicos siguen mirándole el dedo, almas de Dios. A ver si alguno piensa algún día, aunque le duela la cabeza.
XOTK
Pues yo creo que Ramón y Cajal hizo mucho más de lo que se conoce, sin dudas. Más allá del descubrimiento por el que recibió el premio Nobel (¿conoce usted todo lo que hizo?). Y hubo que seguir su dedo, pero así de fructífera fue su escuela o mejor dicho fueron sus discípulos que agarraron diferentes ramas para casi optar a Nobel también (alguno, no ganó un Nobel por vivir en un país bajo dictadura y se excluyó su candidatura), otros emigraron como los artistas de esa época…). Entre sus discípulos, muchos desconocidos porque solo ha trascendido el nombre el maestro, pero fueron grandes anatomistas y fisiólogos: Fernando de Castro, Rafael Lorente de Nó, Pío del Río Ortega, Nicolás Achúcarro, etc,. Si profundiza un poco en lo que fue haciendo cada uno, los que llegaron a convivir tiempo con R y C, verá que hubo mucho avanzado en diferentes direcciones, muchos dedos que seguir.
También hay mucho desconocimiento de los avances conseguidos y claro, como usted hace Sr Barrero, se pide más. Se podrían concretar los avances y las metas que quedan, pero como en todo…y como JA Goytisolo escribió en «Palabras para Julia»: .. no sé decirte nada más pero tú comprende que yo todavía estoy en el camino». Y quizás así debería haber terminado el libro de divulgación sobre “neurociencia para julia”.
Se han obtenido avances en el conocimiento de la fisiología desde la médula espinal hasta diferentes estructuras del encéfalo (núcleos del tronco, del tálamo, de la corteza) y de mecanismos de excitación e inhibición, como hicieron Sherrington, y Eccles. Describir las bases de la conducción nerviosa y del potencial de acción (Hodgkin & Huxley), los tipos de receptores, tipos de neuronas, tipos de glía, ritmicidad local de estructuras encefálicas, y ritmicidad general asociada a comportamientos, EEG, estimulación cerebral profunda, estimulación cerebral no invasiva (DC, TMS, TES), desarrollo de drogas para limitar la actividad patológica (desde antiepilépticos hasta anti-depresivos, anti-parkinsonianos). Se ha descrito cómo se codifican los estímulos externos que viajan y se integran en los diferentes sistemas sensoriales (Hubel & Wiesel), se han dado pasos importantes para conocer mecanismos de memoria (E Kandel), regionalización por funciones concretas de la corteza cerebral (Penfield),
Hasta empezar a hablar de la consciencia, de propiedades emergentes del encéfalo que constituyen la consciencia (Damasío, Llinás etc.,). Actualmente andamos ya por las interfaces cerebro-máquina, neuroprótesis, y posibilidades de interactuar con el sistema para reparar, compensar, etc. Pienso que una cosa es el respeto que se tiene por Ramón y Cajal y otra que se siga mirando su dedo. De la misma forma que los físicos tienen respeto por Newton, Einstein y otros, pero no miran ya “su dedo”. No nos engañemos, una cosa es saber que hay momentos de rotura en la ciencia (como en el arte) y otra que se esté permanentemente estancado. La gente que trabaja piensa más de lo que se ve. Y los edificios se construyen por pisos, por niveles… mientras el nivel se está construyendo, parece que el tiempo no pasa, pues solo detectamos el cambio de nivel.
Creo que no ver todo lo que se a conseguido en un siglo es una ceguera parcial importante. De la misma forma, en otros campos se podría pedir lo mismo, así desde el descubrimiento de la doble hélice de ADN los avances han sigo increíbles en genética aunque todavía se podría pedir una terapia génica individualizada, perder de vista que se está en el camino es ceguera parcial. En cáncer se podría hacer el mismo análisis, y en este campo es más fácil explicar los abordajes multidisciplinares que están consiguiendo avances. Si se sale del campo de la biomedicina, podría usted pedir lo mismo a la física, muchos gluones, y física cuántica y relatividad, pero ¿todavía no se plasma en nuestro día a día? ¿O estamos ciegos y realmente si ha aportado todo ese conocimiento bienestar a nuestra sociedad?.
En arte podríamos hacer las mismas analogías, quizás, ¿Picasso no veneraba a Velázquez? Pues sí, lo tenía como al gran maestro, eso hizo que él se motivase y crease otra cosa, y después de crear el cubismo, afirmó que necesitaba seguir creando otros estilos, pero la sociedad lo ancló en el cubismo… hay que verlo todo. ¿Quizás no se ha escrito nada desde Cervantes o Shakespeare? y los escritores de hoy no saben más que repetir aquella narrativa… no, una cosa es la admiración y el respeto por los creadores y otra que no se den avances posteriores. Hay que hilar fino y tener sensibilidad para detectarlos. Podríamos seguir, pero es mi hora de salir de casa…
Ahora bien, si usted lo que quiere es que se lea su blog, perfecto. Lo haré en un ejercicio de libertad, cuando lo considere oportuno. Y sin dudas no será buscando una respuesta a cuestiones de neurociencia, física o inmunología.
Salud, y vinos rotundos.
Edgardo
Brabo, justo lo que estaba buscando para comprender un par de cosas
Santiago F. Barrero
Estimado XOTK, le concedo muchas cosas en su respuesta, demasiadas para mencionarlas, así que iré directo a las objeciones, que son menos, pero fundamentales:
– No digo que no hayan hecho mucho, lo que digo es que han hecho mucho mirando al dedo. Usted mismo no hace sino reiterar la mención de las neuronas. El dedo. Si siempre se mira al mismo sitio, no se puede ver nada diferente.
– La física ha llevado al ser humano a la Luna e ingenios a Marte, tengo un teléfono móvil que es cientos de veces más potente que el ordenador que llevó al Apolo 11 con sus tripulantes a la luna cuando yo tenía cinco años, hace cuarenta y cinco. La neurociencia sigue mirando al dedo. En gran parte porque los que mandan son los de siempre, y ya no miran ni al dedo, sólo se miran el ombligo, o sea, el frágil ego, y la cartera. ¿Quiere nombres de personas e instituciones relevantes? No me tire de la lengua.
– En la física hay tortas a diario, por ejemplo el libro de Susskind, que casualmente se llama «La guerra de los agujeros negros», en el que Suskind apostó y ganó un dólar a Hawking, no sé si lo ha leído. ¿Dónde hay discrepancia en neurociencia si hasta Damasio ha sucumbido al mainstream dominante de idolatría de las (m)emociones, que por cierto, no entiende, como evidencia su último libro? ¿Cómo se siente un defensor de los méritos y el statu quo de la neurociencia cuando en este entorno lo que se pone de manifiesto de cara al público no es sino neurocharlatanería?
– No me mencione al vendido al agitprop comunista, hombre; en España hemos tenido recientemente un genio universal como Dalí, genio por sus propios méritos, no por ser el propagandista oficial de Stalin, curiosamente silenciado por los partidarios de este diablo. Y no me venga con Franco a estas alturas de la vida, hombre, que se le ve demasiado el plumero.
– Usted arrima el ascua a su sardina mencionando una serie de avances obvios que no han surgido del entorno que yo critico, como si ello le diera la razón. Yo esos avances también los veo.
– Que usted visite mi blog con la intención que crea que elige es atributo de su ausencia de libre albedrío, igual que ocurre en mi caso para estar allí y aquí. Sea bienvenido de todos modos si su ausencia de libre albedrío le lleva allí. Pero le advierto que no escribo pensando en los lectores, sino para ordenar y clasificar mis ideas, escribo porque algo me impulsa a hacerlo. Prefiero que lo lea mucha gente, desde luego, pero le aseguro que no me quita el sueño, no es el motivo de mi vida.
Para terminar, un resumen de las coincidencias: Yo pienso como usted, que estamos avanzando, estoy firmemente convencido de ello, lo que no quita para que critique lo que considero que se está haciendo fatal. ¿A usted no hay nada en la neurociencia que le parezca criticable o que esté ralentizando su evolución?
XOTK
Gracias por le traje que me acaba de hacer. Por descubrir el plumero y quitarme el albedrío (oh! que seguro nunca tuve, ni siquiera aspiro a conseguir un día… :-)). Por descubrirme que hay un mainstream y charlatanería (ni se le ocurra escuchar la entrevista que hay colgada a R Yuste en Naukas….no imagino lo que puede usted llegar a hacer o decir, jejejeje). Y cierre los ojos ante los blogs de divulgación donde alguien se atreva a ir contra lo que dice el gurú de turno (que a veces ni conoce la materia)… recibirá muchos puntos negativos…
Sin dudas, hay cosas que son criticables (en neurociencia, en fisiología general, en física, en química…. en política y la actual rebelión de las masas….). Criticables pero en el sentido de detectar dónde fallan para poder poner solución y avanzar, si hubiera voluntad para ello.
Pero me pregunto si realmente con plumero y sin albedrío debería atreverme a salir a la calle. A pensar que pienso, o incluso dudar de que sentir hambre sea real.
Escriba, escriba y léase, léase y disfrute.
salud y tintos rotundos.
PD. vuelvo a la caverna.
PD.
Santiago F. Barrero
Jejeje, pues ya somos dos los trajeados, a ver si nos vemos algún día en algún sarao y los estrenamos, yo seré el que no lleva la camisa con manchas de tinto.
No se haga el ofendido, no pretendí ser condescendiente. Esto es un diálogo de adultos, ¿o no?
Coincido con Yuste, la neurociencia está empezando a ser una ciencia, pero discrepo en el objeto de su búsqueda, que durante al menos quince años van a ser… las neuronas. Cómo no. Así van a detectar donde fallan y buscar soluciones pasado mañana. ¿Mejorar la humanidad mediante el BAM? Ya le digo que me apuesto con usted un euro a que en quince años no lo consiguen. Fecha límite: día del padre del año 2028. Si quiere le doy otros diez años más. Y si quiere hasta le digo por dónde van a ir los tiros en el futuro para eso de «mejorar la humanidad».
¿Me dice en serio lo de los puntos negativos? Noooo, no creo que tenga más que yo, ni de lejos, es usted un yogurín y está sujeto a líneas editoriales, yo escribo de lo que me da la gana. Cuando usted comía bollicaos y veía a Sin Chan yo ya era padre y me dedicaba a esto de la mente. ¿Ha leído usted la crítica a Francisco Rubia en mi blog, junto con los comentarios que generó, entre otras? ¿Tiene usted un cartel antineurocharlatanería en su sitio y una categoría de cazafantasmas como la mía?
Le ha salido la broma contaminada por los efluvios vinícolas, a otro perro con ese hueso, Salga usted a la calle tranquilamente o como prefiera o crea que piensa que prefiere.
La entrevista, decepcionante. No aporta nada salvo más de lo mismo pero con más pasta y más tecnología, y autobombo y mucho buzzword. Desde mi punto de vista, claro. Coincido con los críticos que Yuste menciona. Pero como la neurociencia está de moda y hay por ahí mucho investigador sin presupuesto… pues cualquiera se apunta al bombardeo.
Un cordial saludo y que le aproveche el tinto
XOTK
bueno, estimado sr Barrero, aquí ya no se habla de neurociencias ni es divertido el tema, ni son agradables las formas. Además del traje anterior, ahora sabe que comía y veía cuando usted ya era padre. Se puede ser padre desde muy joven, y seguir comiendo bollicaos y esas cosas que usted dice. Es un proceso biológico que no está relacionado con mayor conocimiento de materias en ciencias o artes, o con aumento de libre albedrío (aunque no pongo en duda que usted ya lo tuviera…), o cualquier otro tipo de comportamiento. Suma errores, pero da igual pues usted escribe lo que quiere.
Yo, también.
Esto ya no me aporta nada. Aunque estoy de acuerdo con sus tres últimas líneas.
salud,
PD vuelvo a la taberna.
Santiago F. Barrero
Pues antes de responder usted a alguien, preocúpese por sus formas, no vaya a ser que se le olvide lo que ha dicho hace tres comentarios y cuando se le ha acabado la munición pretenda endilgarle a otro su muerto.
Me alegro de que esté de acuerdo conmigo en las tres últimas líneas de mi anterior comentario.
Saludos
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