¿A qué huelen las cosas que no huelen? Posiblemente sólo el publicista que ideó la frase sepa la respuesta a esta pregunta, sin embargo si le preguntamos a James Wannerton a qué saben las palabras podría darnos una respuesta muy concreta. Por ejemplo, Baker Street sabe como a un rollo de mermelada ligeramente quemado y crujiente. Y no es la única, cada estación de metro de Londres tiene un sabor particular. Y es que para James hablar del sabor de las palabras no es una metáfora, es una realidad. Porque él es un sinesteta.
Un sinesteta es una persona en la que la estimulación de un sentido produce la activación involuntaria y automática de otro[footnote]Eagleman D.M. (2012). Synaesthesia in its protean guises, British Journal of Psychology, 103 (1) 16-19. DOI: 10.1111/j.2044-8295.2011.02020.x[/footnote]. En otras palabras, es una asociación de sensaciones que en condiciones normales deberían ser independientes: como las palabras y los sabores[footnote]Ward J. & Simner J. (2003). Lexical-gustatory synaesthesia: linguistic and conceptual factors, Cognition, 89 (3) 237-261. DOI: 10.1016/S0010-0277(03)00122-7[/footnote]; o los sonidos y los colores[footnote]WARD J., HUCKSTEP B. & TSAKANIKOS E. (2006). Sound-Colour Synaesthesia: to What Extent Does it Use Cross-Modal Mechanisms Common to us All?, Cortex, 42 (2) 264-280. DOI: 10.1016/S0010-9452(08)70352-6[/footnote], por ejemplo.
Hay muchos tipos de sinestesia según qué estímulos se asocien, pero entre los más comunes está el de la asociación de letras y números con colores[footnote]Simner J., Ward J., Lanz M., Jansari A., Noonan K., Glover L. & Oakley D.A. (2005). Non-random associations of graphemes to colours in synaesthetic and non-synaesthetic populations, Cognitive Neuropsychology, 22 (8) 1069-1085. DOI: 10.1080/02643290500200122[/footnote], así por ejemplo la «A» sería roja, la «B» azul…y aunque cada sinesteta tiene su código de colores propio parece que existen una serie de lugares comunes como que la «A» suele ser roja. El autor de la novela Lolita, Vladimir Nabokov, así como su mujer y su hijo eran todos sinestetas, y en ocasión de una entrevista a la BBC en 1962 explicaba que la letra M que él veía en rosa y su mujer en azul era lila para su hijo y eso, para él, era consecuencia de los genes pintando en acuarelas…
Uno «espacialmente» interesante es una variación de éste, en el que los números, o las fechas, o las horas, adquieren una cierta disposición espacial en la que por ejemplo el 1 se situaría más a la izquierda, al igual que las fechas más antiguas.
Otro bastante común es la asociación de sonidos con colores, también conocida como cromestesia, en la que los sonidos adquieren colores y brillo al estilo de fuegos artificiales que aparecen y se disipan de acuerdo con la evolución de los sonidos. En este caso también la percepción es muy personal aunque con coincidencias: los tonos agudos producen colores más brillantes y viceversa. Entre los compositores famosos que además veían lo que componían se encuentra Franz Liszt.
No podemos olvidarnos del tipo con el que abríamos: la asociación de palabras con sabores (sinestesia léxico-gustatoria). Aunque no de las más comunes sí una de las más curiosas. Algunos estudios han concluido que la asociación entre sabores y fonemas (la representación sonora de las letras) se establece en la infancia. Así, por ejemplo, el señor Wannerton del que hablábamos al principio mantiene asociaciones con sabores de su infancia que ya no existen y sin embargo no para sabores nuevos, como el del curry, que forman parte de su dieta de adulto.
Este grado de experiencia sensorial superior puede llevar a algunos a querer ser sinestetas. Desafortunadamente, sólo hay dos maneras de serlo: una es de nacimiento, la otra por daño cerebral. La mayoría de sinestetas pertenece al primer grupo, y como vimos en el caso de Nabokov y familia existe un componente genético elevado en la transmision de esta capacidad, que parece ser bastante variable, pues aun analizando familias enteras en busca del «gen de la sinestesia» no se ha encontrado. En cuando al porqué, aunque aún no hay consenso, la hipótesis más aceptada sobre la causa de este fenómeno es que existe una conectividad más elevada de lo normal entre regiones que, de otra manera, estarían desconectadas -en términos relativos, se entiende- y que esta hiperconectividad dará lugar a uno u otro tipo de sinestesia dependiendo del make-up genético de cada cual. En el segundo caso, lo que ocurre es que después de una lesión cerebral, durante el proceso de recuperación a veces las neuronas pueden extender canales a ciegas y producirse conexiones cruzadas entre áreas que anteriormente no estaban relacionadas. Eso le pasó a un canadiense, quien nueve meses después de un infarto cerebral empezó a sentir que las palabras escritas en azul le daban asco, pero que el color azul per se le sabía a frambuesa, e incluso que música del tipo de la banda sonora de James Bond le producía una sensación de éxtasis similar al orgasmo. En su caso, la sinestesia no incluía sólo un par de modalidades, sino tres o más.
No podemos hacernos sinestetas, pero sí podemos disfrutar algunas de las sensaciones de estos auténticos hipersensibles. Muchos sinestetas son artistas, y aunque no se ha estudiado en profundidad la relación entre sinestesia y creatividad tenemos que agradecerles, entre otras, la posibilidad que nos brindan de experimentar la realidad como ellos lo hacen.
Por un lado, el artista Michal Levy, sinesteta del tipo sonido-color, realiza animaciones basadas en su experiencia de la música jazz que son una maravilla.
Por otro, si de lo que se trata es de experimentar de primera mano, existen un par de apps en el mercado que prometen acercarnos a la realidad de un sinesteta del tipo color-sonido. La primera, Sonified basada en la experiencia de Perry Hall, sinesteta y también artista, produce un hilo de sonidos asociados a las imágenes que captamos con la cámara de nuestro móvil, lo que es una forma «invertida» de la típica sinestesia color-sonido. La segunda, Synesthetic, hace justo lo contrario: convierte tu biblioteca musical en vídeos en color.
Con todo y con esto, yo sigo sintiendo envidia (¿verde, agria?) de la forma de ver y sentir el mundo de los sinestetas, porque después de saber todo esto cinco sentidos parecen poco.
Este post ha sido realizado por Rosa García-Verdugo (@starvingneuron) y es una colaboración de Naukas con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.
molinos
me ha encantado el post y los videos. Las visualizaciones de la música de jazz son una pasada.
Luis
Muy buen post. Igual pruebo las apps y todo…
Nosotros una vez hicimos un pequeño documental de 10 minutos a una mujer de sevilla con sinestesia léxico gustativa, el mismo caso que comentas al principio del artículo.
Creo que merece mucho la pena ver cómo se explica ella misma:
http://luistarrafeta.com/2010/05/24/el-sabor-de-la-palabra-dulce-released/
SINESTETAS | Esther Zorrozua
[…] https://culturacientifica.com/2013/09/27/cruce-de-sentidos/ […]
Una sensación de flipar. | The Starving Neuron
[…] charla en Naukas. Esta charla que trataba sobre la sinestesia, fenómeno sobre el que ya escribí aquí, fue una experiencia increíble. A pesar de ciertos problemas técnicos, con un PowerPoint que […]
Repost: Sinestesia o cruce de sentidos – The Starving Neuron
[…] Si me seguís, sabréis que de este tema he hablado ya largo y tendido en varias ocasiones: por ejemplo, en Naukas Bilbao hace ya un par de años tuve oportunidad de dar una charla sobre el tema con la inmensa satisfacción de iluminar a algunos sinestetas en el reconocimiento de sus especiales habilidades. SI tenéis ganas de volver a ver el vídeo os lo dejo aquí. Hace aún menos tiempo me llamaron de Radio1 Clásica, para invitarme a participar en el programa “Longitud de Onda” y hablar un poquito del tema. Os cuelgo también el audio del programa aunque yo no hago aparición hasta el minuto 28 o así, aunque si te gusta la música clásica todo el programa es una maravilla. Y ya por último, saco del baúl de los recuerdos mi artículo original sobre el tema en los Cuadernos de Cultura Científica. […]