La mayoría de seres vivos nos movemos siguiendo el mismo patrón matemático. Este tipo de movimiento fractal, descrito en su día por Benoît Mandelbrot, se denomina «vuelo de Lévy» y se ha encontrado en numerosas especies, desde los tiburones a las abejas. El patrón consiste en alternar una serie de movimientos cortos al azar de tipo browniano con otros de trayectorias más largas. Ahora, un equipo de investigadores ha comprobado que es el mismo que siguen los cazadores-recolectores de la tribu Hadza, en Tanzania, en sus jornadas de caza junto al Serengueti.
Para el estudio, liderado por el antropólogo de la Universidad de Arizona David Raichlen y publicado en PNAS, los científicos proporcionaron varios relojes de pulsera con GPS a los miembros de la tribu y monitorizaron sus movimientos vía satélite. Esta tribu es una de los últimos grupos de cazadores-recolectores que conserva sus tradiciones de caza y es la primera vez que se miden sus movimientos. El resultado muestra un patrón similar al encontrado en muchas especies animales a la hora de buscar alimento y que se repite en la naturaleza de la misma manera en que se repite la sucesión de Fibonacci en estructuras naturales.
«Detectar este patrón entre los Hadza”, asegura Brian Wood, coautor del estudio, “nos dice que estos patrones son parte de una estrategia general de movimiento que adoptan muchas especies en una amplia variedad de contextos». Este «vuelo de Lévy», nombrado así en honor del matemático Paul Pierre Lévy, no solo aparece en los desplazamientos para alimentarse, también se ha comprobado que es el que seguimos cuando nos movemos por un parque de atracciones, o el que permite predecir determinados desarrollos urbanísticos.
«Piensa en tu propia vida», asegura David Raichlen. «¿Qué haces en un día normal? ¿Vas a trabajar, regresas y recorres distancias cortas cerca de tu casa? Y después, de cuando en cuando dar paseos más largos, a pie, en bicicleta, en coche o en avión. Tendemos a dar pequeños pasos en un área y realizar después largos desplazamientos para llegar a otra área».
En cualquier caso, aclaran los investigadores, que sigamos un patrón no quiere decir que no decidamos de forma consciente a dónde ir, sino que el patrón emerge como consecuencia de nuestras decisiones y hábitos de vida. El siguiente paso de Raichlen es estudiar y comprender mejor si estos patrones están determinados por la distribución de los recursos en el ambiente.
Referencia: Evidence of Lévy walk foraging patterns in human hunter–gatherers (PNAS)
Sobre el autor: Antonio Martínez Ron es periodista
Antonio Martínez Ron
Mi colaboración semanal con : Lo que nos une a abejas, tiburones y humanos – http://t.co/GjZV5U2TY1 … http://t.co/JeT0QMnrjA
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DivulgacionIB
“: El vuelo de Lévy: lo que nos une a abejas, tiburones y humanos – http://t.co/54EG6nnAbk http://t.co/2YMXv1VcyH”
Jorge
IG Nobel a la vista. Desde el desconocimiento y el sabelotodismo es absolutamente evidente que los movimientos en casi cualquier circunstancia serán los descritos por el artículo. Es más, demostrarlo con los Hadza -como si fuese un descubrimiento- para después asegurar que lo hacemos en los parques de atracciones solo puede ser una maniobra de marketing.
Típica «ciencia-amarilla».
Gustavo Ariel
Quizás os interese esta versión más «literaria» del vuelo de Lévy.
Cortázar, el movimiento browniano y las figuras del amor
http://wp.me/p2qmy4-5Q
Cultura Cientifica
Gracia, Gustavo. ¡Muy buena!
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