Eben Alexander es toda una celebridad en Estados Unidos. Su libro ha vendido cerca de dos millones de copias y permanece en la lista de más vendidos un año después de su publicación. Su título es bastante elocuente: «La prueba del Cielo: el viaje de un neurocirujano a la vida después de la muerte» («Proof of Heaven: A Neurosurgeon’s Journey into the Afterlife«). El éxito le ha llevado de programa en programa de televisión, donde amables y acríticos presentadores se asombran de su experiencia y elogian su valentía. Para ellos, Alexander es un neurocirujano que volvió de la muerte y comprobó que el Cielo existe, con ángeles, mariposas, chicas vestidas de campesinas y una voz divina que le dijo que debía regresar y contar su experiencia al mundo.
Aunque ya había recibido numerosas críticas de la comunidad científica, ha sido el periodista Luke Dittrich quien, en las páginas de Esquire, ha trazado un minucioso retrato de Alexander como el impostor que es. En el reportaje «El profeta» («The Prophet«), Dittrich repasa algunas de las contradicciones más palpables en el relato de Alexander y pone encima de la mesa alguna oscura verdad. En primer lugar repasa el historial de denuncias por negligencia que había recibido antes de caer enfermo y recuerda sus expedientes por falsificar historiales para ocultar errores. Seguidamente, el periodista reconstruye la forma en que el médico pudo reinventar su historia y contrasta la versión del neurocirujano con la versión de la doctora que le atendió cuando ingresó en urgencias en verano de 2008. Según Alexander, fue ingresado por una infección de E. coli que le produjo el coma en el que tuvo su visión celestial; según la doctora Laura Potter, ella misma le indujo el coma con para calmar su estado de agitación. Según Alexander, poco antes de perder la conciencia exclamó «Dios, ayúdame» en voz alta; según la doctora, no hay manera de que un paciente intubado y anestesiado haga una exclamación dramática a los cielos.
Cuando la doctora leyó parte del libro y le preguntó al neurocirujano por estas y otras invenciones, éste admitió que se trataba de una «licencia poética» y que algunos pasajes estaban «dramatizados» para hacerlos más interesantes al lector. Una dramatización amplia y trabajada. Durante sus siete días en coma, escribe en el libro, estuvo lloviendo, y el día en que despertó la lluvia cesó y se pudo ver un gran arcoíris, como una señal de Dios. El periodista Luke Dittrich consultó con meteorólogos de la NOAA y ni llovió cuando dice Alexander ni pudo haber un arcoíris el día que salió del coma.
Pero la falsificación más grave de los hechos es la que tiene que ver con la ciencia, en tanto que el público le da credibilidad por su condición de neurocirujano. Lo que demuestra que estuvo en el Cielo y que no fue fruto de su imaginación, dice Alexander, es que durante las horas que estuvo en coma su cerebro «no estaba funcionando» y sus recuerdos, por tanto, no pueden ser alucinaciones porque «no poseía un cerebro capaz de generar una experiencia alucinatoria».
En octubre de 2012 el neurocientífico Sam Harris escribió sobre el libro en Newsweek y lo calificó como «alarmantemente acientífico». Sobre las aseveraciones de que el cerebro de Alexander estaba «totalmente apagado» dijo que las pruebas que presenta no solo son inválidas, sino que «sugieren que no tiene la más mínima idea de la ciencia relacionada con el cerebro». Sucede, añadía, que aunque el cerebro esté parcialmente desactivado durante las horas del coma profundo, no hay manera de demostrar que la experiencia mental no tuvo lugar cuando el individuo recobró la conciencia. El propio Oliver Sacks, que no suele ser muy beligerante, se unió a la opinión de Harris y fue más allá, calificando sus opiniones como «anticientíficas». «La hipótesis más aceptable», asegura Sacks, «es que la experiencia cercana a la muerte de Alexander tuviera lugar mientras estaba rozando el coma y su corteza estaba volviendo a ponerse en marcha». «Es curioso», añade, «que no permita esta explicación obvia y natural y se centre, en cambio, en la versión sobrenatural».
Por si estos argumentos no eran suficientes, la crónica de Esquire y el testimonio de la doctora que le atendió son todavía más aplastantes. Cuando Dittrich le preguntó por el estado en que se encontraba Alexander tras las primeras horas de coma inducido, la doctora Potter le respondió que estaba «consciente pero delirando«. Es decir, fue sedado y tuvo fases de conciencia y delirio en las que muy bien pudo haber tenido esa experiencia cercana a la muerte que otras personas relatan en circunstancias parecidas. Para explicarlo se dan multitud de circunstancias fisiológicas, la luz al final del túnel puede tener que ver con la presión sanguínea en los ojos, por anoxia o por la segregación de alucinógenos naturales por parte del cerebro en situaciones extremas. El cerebro convierte la alucinación de los momentos extremos en una nueva verdad y la luz al final del túnel puede convertir al paciente, como en el caso de Alexander, en un nuevo “iluminado”. Y no dejará que la realidad le baje a golpes del Cielo.
Referencias: The Prohet (Luke Dittrich), Seeing God in the Third Millennium (Oliver Sacks)
Sobre el autor: Antonio Martínez Ron es periodista
Antonio
Suponiendo que no fuera todo una invención y los recuerdos fueran honestos, siempre se han podido ser creados sobre la marcha, cuando él creía recordar, estaba inventando. Al fin y al cabo, pensar y recordar son procesos lineales. Llegado el caso, puede ser difícil separar la invención del recuerdo.
Freud hablaba de casos en los que una persona estaba soñando con la Francia revolucionaria, paseando camino del patíbulo, se veía introduciendo la cabeza en la guillotina y en el momento de máxima tensión caía la hoja. Al despertar es encontraba con que le había caído en el cuello la barra de las cortinas. Sin querer darle valor de ciencia al psicoanálisis (por mi parte), Freud aventuraba que bien podría estar creando el paciente todo el sueño justo después de despertar mientras el paciente creía estar recordando.
De todas formas, lo que más gracia me hace son los esfuerzos tan grandes que hay que hacer para refutar un fraude. No olvidemos que un neurocirujano no deja de ser un carnicero inverso que sabe cortar u coser con mucha precisión. Sus ideas sobre la muerte valen tanto como sus ideas sobre fútbol: nada. Él solo es experto en su materia y nada más. En todo lo demás su opinión vale lo mismo que la de alguien con sentido común (o menos, pues parece que no anda sobrado de ese sentido).
Saludos
josepzin
Y al final en el peor de los casos lo que le vale es la fama que le cae gracias a los medios de incomunicación y los crédulos que compran su libro. Los que estén convencidos de «la vida más allá de la muerte» mirarán a este tipo como «la prueba» y seguramente no prestarán atención a las voces que lo critican.
Guillermo
Lo sangrante, aunque confundiera invención con recuerdo es que presente ‘pruebas’ científicas de un campo como la neurología, que debería dominar, y que estas sean refutadas sin compasión por sus compañeros de profesión.
O bien lo hace porque no tiene idea, en cuyo caso su opinión sobre la vida y la muerte vale lo mismo que la de la vecina del quinto, o bien lo hace a propósito con la única intención de enriquecerse, con lo cual resultaría un caradura.
En cualquiera de los dos casos… su libro solo es basura.
pepito
Y por qué estais tan convencidos de que no hay nada después de la muerte? ¿por qué no puede haber algo?
Por cierto los que estamos convencidos de que hay algo después no somos gilipollas y nos vamos creyendo todo. Gracias.
Antonio
Hombre, pepito, no se trata de estar convencido de nada. Cada uno puede pensar lo que quiera. Lo que se le critica es que se inventara las pruebas o que estas fueran refutadas.
TheTourist
Seria bonito que «algo» de nuestro yo interior perdurara despues de la muerte, pero hay que ser realistas, pruebas de que algo asi sea posible hay CERO.
Lo unico que hay son experiencias personales anegdoticas, que vistas desde afuera parecen a todas luces producto de un sueño, alucinacion o simplemente fraudes.
Inés
Es interesante leer a la psiquiatra Kubler Ross sobre este tema.
Antonio
Por otro lado, la larga tradición del hombre de inventar dioses para explicar todo aquello que desconoce (desde el dios del trueno a la diosa de las cosechas), me inclina a pensar que todos los dioses son una invención humana. No obstante, no tengo ninguna prueba de ello; ni a favor ni en contra.
Francio
Me encanta que pueda haber algo después de la vida porque solo conocemos y sabemos, hasta ahora, que no hay nada. Por creer se puede creer lo que le salga a uno de las boulins, incluso puedes creer al Sr. Eben Alexander, pero luego, cuando mueras Sr. Pepito, no podrás quejarte a él ni a nadie.
Nelly Umanzor
Yo, si creo que hay vida después de la muerte porque Jesús dijo que se iba a preparar una morada en el cielo…también habló de su resurrección, y de la recompensa de los que iban por el camino recto…
Ana
«Luego, cuando mueras», si no hay nada, que te quiten lo bailado: haber vivido con más esperanza y alegría que el que vive sin ella. Saludos.
Mauricio Gavilanes
Hola a a todos. Vengo estudiando varias versiones de la biblia durante 5 años y mas, y por las conclusiones a las que he llegado, les puedo comentar que no existe vida en el mas allá.
¡Solo es cuestión de razonar un poco!. Cuando Lázaro murió, y luego resucitó , jamas le informo a Jesús haber estado o sentido encontrarse en un un túnel, haber visto una luz al final del túnel y otras experiencias por las cuales atraviesan la mayoría de personas que experimentan las ECM. Si existiera vida después de la muerte, no les parece a Uds, que la biblia la corroboraría. Ninguna de las citas bíblicas que hablan acerca de resurrección , informan de este tipo de experiencias y lo peor de todo es que a la muerte en la biblia se le compara con un sueño. Saludos a todos
Mauricio Gavilanes
L a creencia en la existencia de vida en el mas allá, la heredaron los judíos cristianos primitivos, de los helénicos griegos cuyos principales exponentes son Platon, Aristoteles y Sócrates, quienes influenciaron mucho con sus teorías en los cristianos de los primeros siglos fuente http://html.rincondelvago.com/helenismo_1.html
Raul Pozas
Hoy en día la neurociencia ha podido EXPLICAR NEUROLOGICAMENTE y REPRODUCIR EN LABORATORIO las experiencias como sentirse fuera del cuerpo, ver una luz al final de un túnel y sentir una sensación de bienestar y todas las experiencias en que antaño se basaron para defender la existencia de almas y una vida tras la muerte. https://www.youtube.com/watch?v=LGSTm4oMT5g
Jacinto Mesa Zanon
Yo creo que la neurología no ha demostrado que la CONCIENCIA(O ALMA…?) resida en el cerebro,…… independientemente de que el Dr. Eben Alexander se haya o no inventado su ECM ,….aunque parece sincero (?),….. si se lo ha inventado entonces es un BUEN ACTOR O FARSANTE, ….. porque me deja en dudas(?). Su ECM parece como un CUENTO DE CIENCIA FICCION,…. pero se le ve SINCERO(?).
De todas formas hay muchas otras ECM ….¡MILLONES POR TODO EL MUNDO!,…. hasta conozco personalmente gente que ha tenido ECM, ….yo, la verdad es que no estaría TAN SEGURO de que sean ilusión del cerebro o producto de su fisiología. Son DEMASIADA GENTE CON LA «MISMA HISTORIA»……NO ME CONVENCE LO DE LA FISIOLOGÍA……. aunque no lo puedo demostrar….es intuición…… YO CLEO QUE HAY QUE HACER EXPERIMENTOS «MUY METICULOSOS» PARA SABER LA VERDAD…….y creo que se confirmará que la conciencia (o alma) es independiente del cerebro físico….. es CORAZONADA.
César Tomé
El error, desde el punto de vista científico, de tu razonamiento es que asumes que la consciencia (o alma) es una entidad, una cosa, distinguible de un estado del cuerpo. Y eso es lo primero que habría que demostrar que la consciencia «es».
Lo que sí comprueba la neurología, la neurociencia y hasta el sentido común es que alteraciones mecánicas, farmacológicas o fisiológicas del encéfalo provocan la desaparición o alteración de eso que llamamos consciencia. La más habitual nos ocurre todos los días cuando nos quedamos dormidos. Todo ello apunta a que la consciencia no es una «cosa» sino un estado del encéfalo (y del cuerpo en su conjunto del que es una parte).
Por otra parte quien afirma tiene la carga de la prueba. Es decir, quien diga que existe el «alma» o la consciencia como cosa es el que tiene que demostrar, más allá de toda duda razonable que esto es así. Y lo va a tener difícil, la práctica clínica apunta a que a efectos prácticos no lo es, por lo que, aplicando Ockham, para qué lo vas a complicar más.
Sobre esto: http://edocet.naukas.com/2017/02/12/la-ilusion-del-yo-charla-en-naukas-coruna-neurociencia/
Milton
Si existen tales pruebas, ¿Porqué enlaza un video de YouTube?
María López de garayo
He leído mucho sobre el tema y no he podido terminar el libro de este autor. NO hay pruebas de que exista el cielo porque un señor te lo cuente. Su relato aparece dilatado y con detalles que parecen amañados, teniendo presente otras publicaciones de EMC de autores más serios y menos sensacionalistas. He escuchado a este señor en una conferencia y me parece un farsante que juega con la buena voluntad de los que buscamos algo más. Dice que en el más allá recibió muchos mensajes, pero no cuenta ninguno ni en el libro ni en su conferencia. Lo suyo fué un coma inducido y controlado por personal especializado. No todas las meningitis dejan secuelas ni te oponen al borde de la muerte. Nadie, ningún autor serio, ha recogido de pacientes que La Luz esté dentro de un núcleo oscuro. Y lo que me parece intolerable es que un médico te cuente que el consumo de alcohol y drogas… puede que nos ponga en contacto con el más allá. Voy a tirar su libro a la basura