Esta sugerente y en cierto modo aterradora frase, da título a una serie documental de 10 episodios emitida en varios canales de televisión en la que los protagonistas, entre otros, miembros de tribus nómadas y agricultores de los 5 continentes relatan como, a lo largo de su existencia, el entorno en el que viven se ha ido modificando.
Los distintos capítulos recogen testimonios de personas que afirman por ejemplo que la tierra se ha vuelto cada vez más seca, que el agua escasea, que los bosques menguan y los animales han desaparecido de los ríos y de los pastos, o que cada año son más frecuentes las plagas de insectos o los tifones. Cualquiera que haya leído el Apocalipsis, podría establecer una rápida analogía.
Que la Tierra está cambiando se puede constatar en las huellas que ha dejado el clima en el pasado en nuestro planeta. Para averiguar cómo eran las condiciones de hace miles de años los científicos estudian, entre otras cosas, las cavernas que fueron ocupadas por humanos donde además hay restos de fauna. En este sentido la cueva cántabra del Mirón constituye una especie de archivo que guarda en distintas capas buena parte de la información del pasado, ya que ha acogido a diferentes especies de humanos desde hace más de 40.000 años hasta la época medieval.
Para hacerse una idea de los estilos de vida de los habitantes del Mirón a lo largo de esos 40.000 años es imprescindible comprender las condiciones locales del medio ambiente porque en él se encontraban los recursos con los que sobrevivían, así que el yacimiento no sólo aporta datos sobre nuestros ancestros sino que también permite conocer el entorno y el paisaje donde habitaban los animales y plantas que los humanos de entonces consumían.
Un reciente estudio de 170 muestras de huesos de ciervo, publicado en Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, ha permitido responder algunas preguntas sobre el medio ambiente y los cambios climáticos que se produjeron a lo largo de diferentes épocas.
Los ciervos dependen para su sustento de la vegetación local, un tipo de alimentación que deja huella en los huesos de estos animales. Los resultados del estudio muestran con precisión los cambios en el paisaje en el valle del Asón, desde finales del último periodo glaciar hasta mediados del Holoceno.
Analizando los isótopos estables de carbono y nitrógeno de los huesos, se han observado correlaciones entre las variaciones del carbono-13 y factores como los cambios de temperatura y la disponibilidad de agua en la zona de la cueva, mientras que el ciclo del nitrógeno-15 ha revelado la regeneración biológica del suelo, que se ralentiza en los momentos fríos.
Pero no sólo se pueden analizar los restos óseos de ciervos para revelar datos del clima del pasado. Otra reciente publicación en Quaternary Science Reviews descubre nuevos datos sobre el clima en la cuenca mediterránea durante los últimos 20.000 años gracias a la composición química de los sedimentos depositados en los fondos marinos.
Según la autora principal, Francisca Martínez Ruiz, del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, “el Mediterráneo es un excepcional laboratorio natural para las investigaciones paleoambientales debido a que su carácter de cuenca semicerrada lo hace particularmente sensible y amplificador de los efectos del cambio global”.
Además, el intervalo estudiado se caracteriza por cambios y eventos climáticos significativos acaecidos desde el Último Máximo Glacial, como la fase de enfriamiento climático a finales del Pleistoceno y las oscilaciones climáticas del Holoceno.
Los científicos han evaluado la utilidad de los distintos indicadores geoquímicos y mineralógicos de variabilidad climática y han concluido que los que proporcionan una información más fiable y precisa para reconstruir los ciclos áridos y húmedos son las relaciones (titanio/aluminio) y (zirconio/aluminio); y las relaciones (magnesio/aluminio), (potasio/aluminio) y (rubidio/aluminio) como indicativas de las variaciones en los aportes fluviales.
Martínez afirma que “debido a que muchos de los cambios climáticos tienen un carácter cíclico, para conocer la evolución del clima en el futuro y sus mecanismos de control, tanto naturales como antropogénicos, se requiere el entendimiento del sistema climático en el pasado y el de la respuesta de sus distintos componentes”.
Precisamente la influencia humana en el clima es objeto de debate entre los geólogos. Alejandro Cearreta, miembro de la Comisión Internacional sobre Antropoceno recuerda que en los últimos 2,6 millones de años (Pleistoceno), se produjo una alternancia muy rápida e intensa de fases cálidas y frías, hasta que hace 11.000 años (Holoceno), entramos en el actual periodo postglacial, pero durante el 90% del tiempo geológico las condiciones frías fueron las que dominaron el planeta, así que el actual clima, en fase cálida, no ha sido lo normal en la Tierra.
Sin embargo, los datos meteorológicos apuntan a que lejos de volver hacia una fase fría el planeta sigue progresando en la etapa cálida. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) dio a conocer la semana pasada, durante la celebración de las sesiones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático que se están desarrollando en Lima, que 2014 va camino de ser el año más caluroso de la historia de la Tierra.
Mónica López, responsable de la información meteorológica en TVE, en una ficción, presentando el tiempo el 10 de agosto de 2050. Video: TVE/OMM
Esta previsión se debe fundamentalmente a que se han registrado unas altas temperaturas mundiales sin precedentes en la superficie del mar, que muy probablemente permanecerán por encima de los valores normales en los escasos días que nos quedan para finalizar el año. En la declaración provisional de la OMM sobre el estado mundial del clima en 2014 se indica que la temperatura media mundial del aire sobre la superficie terrestre y la superficie del mar, de enero a octubre, fue superior en 0,57 grados centígrados a la media para el período de referencia (entre 1961-1990) que se sitúa en 14,00 ºC.
Las cifras definitivas actualizadas para el año 2014 se publicarán en marzo del próximo año, pero todo apunta a que esas altas temperaturas del mar, junto con otros factores, contribuyeron a que mientras unos países sufrían sequías extremas en otros las precipitaciones e inundaciones fueran excepcionalmente intensas.
Referencias:
-Rhiannon E. Stevens, Xosé L. Hermoso-Buxán, Ana B. Marín-Arroyo, Manuel R. González-Morales, Lawrence G. Straus. “Investigation of Late Pleistocene and Early Holocene palaeoenvironmental change at El Mirón cave (Cantabria, Spain): Insights from carbon and nitrogen isotope analyses of red deer”. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, Volume 414, 15 November 2014, Pages 46-60.doi:10.1016/j.palaeo.2014.05.049
-F. Martinez-Ruiz, M. Kastner, D. Gallego-Torres, M. Rodrigo-Gámiz, V. Nieto-Moreno, M. Ortega-Huertas. “Paleoclimate and paleoceanography over the past 20,000 yr in the Mediterranean Sea Basins as indicated by sediment elemental proxies”
Quaternary Science Reviews, Volume 107, Pages 25-46.
doi:10.1016/j.quascirev.2014.09.018
Esta anotación ha sido realizada por Javier San Martín, (@SanMartinFJ) (@ACTIVATUNEURONA) y es una colaboración de Activa Tu Neurona con el Cuaderno de Cultura Científica.
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Federico Canalejo Enrique
Cambio climático: glaciación.
• Así podrían viajar nuestros trenes y porque no en las autopistas y autovías del futuro. E incluso a través del espacio en los viajes interplanetarios. Es cuestión de campos magnéticos y magnetares delante y detrás del vehículo, tren o nave espacial con diseños y potencia adecuados al medio de transporte elegido, en ello están ya trabajando corporaciones científicas para ponerlos en práctica ya de forma inmediata, sobre todo después de haberse comprobado que el cambio climático en las condiciones actuales de quema de combustibles fósiles para obtener energía, si no cambiamos pronto en la forma de obtenerla será irreversible y ya hay signos de alarma ante el hecho del aumento de las temperaturas en el norte con el deshielo de los: glaciares de Islandia, Groenlandia y los casquetes polares; lo cual hará aumentar los niveles de los océanos en siete metros de altura y al aumentar el agua dulce hará que la salinidad disminuya y la corriente del golfo de Méjico en superficie hacia el norte se interrumpa y lo más temido suceda, esto es al no subir calor hacia arriba su lugar será ocupado por las corrientes glaciares del Ártico, con lo que se producirá una glaciación que bajará desde el polo pasando por Canadá, EEUU y toda América y Los países del Báltico: Noruega, Suecia, Finlandia, norte de Europa, Reino Unido, Francia, España y norte de África. Con consecuencias más que desastrosas para la civilización occidental y entonces se revertirá la emigración hacia los países del sur; que atentos no sé cómo se lo tomarían estos países después de lo que sus habitantes están pasando con los países del norte en la actualidad. Aviso para navegantes.
Esto que puede ocurrir, llevará a inviernos muy fríos y veranos muy calurosos, frente a grandes inundaciones, terribles sequias; seguidas de tornados en tierra y en mar, al encontrase las corrientes frías con las calientes del ecuador. Aparte de razones puramente técnicas de evacuar al personal de las zonas afectadas, están las estrictamente humanitarias y solidarias. Si no se cumple esa misión pronto pondrán vallas con concertinas y muchas cosas más en las fronteras de los países del sur, como ahora se hace con ellos.
Si no se lo creen, lean y estudien y si no les gusta leer ni estudiar, pregunten. Vamos a tener cambio climático a corto plazo con un aumento de la temperatura que ya se están notando sus efectos, pero no para más calor sino a medio plazo, más frio. Tendremos una glaciación. Será el fin de la civilización como la conocemos hasta ahora y los que sobrevivan tendrán que aprender a vivir de nuevo a partir de las latitudes del sur.
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He visto la Tierra cambiar
[…] He visto la Tierra cambiar […]
Cisnes negros para 2015 — Cuaderno de Cultura Científica
[…] tranquilizadores si atendemos al aviso de la Organización Meteorológica Mundial, que recogíamos al final de esta anotación en el Cuaderno de Cultura […]