En 1881 el sacerdote dominico Henri Didon estaba en una escuela inaugurando un evento deportivo. En ese acto, Didon arengó a los participantes, por primera vez, con las palabras “citius, altius, fortius” y Pierre de Coubertin, que estaba presente ese día, las adoptó unos años más tarde como lema olímpico, aunque muchos siguen creyendo que la expresión lleva la rúbrica del varón. Según el Movimiento Olímpico, esa combinación de palabras expresa sus aspiraciones no sólo en su sentido más deportivo y técnico, sino también desde una perspectiva moral y educativa.
La locución latina ha pasado al castellano como “más rápido, más alto, más fuerte”, aunque se puede matizar el sentido de la traducción, si tenemos en cuenta que se torna complicado pensar que se pueda laurear a alguien por ser “más alto”.
Recientes investigaciones apuntan a que si pudiéramos elegir a atletas para optar al medallero en cada una de las categorías entre la fauna presente y pasada, podríamos pensar para nuestro particular equipo entre otros animales, en bisontes y lagartijas.
Citius et Altius
Entre los candidatos a presentarse en la final de los que alcanzan mayor altura está Psammodromus algirus, también conocida como lagartija colilarga.
Carl Bergmann postuló en 1847 que los animales que habitan climas más fríos tienen un mayor tamaño corporal y que son capaces de conservar mejor el calor que sus congéneres de climas más cálidos. Aunque originalmente se formuló para animales endotermos, que son aquellos que generan calor interno mediante mecanismos fisiológicos metabólicamente costosos, como los mamíferos, un nuevo trabajo publicado en Journal of Evolutionary Biology, asegura que la llamada regla de Bergmann, puede cumplirse igualmente en fauna ectoterma, que depende de fuentes externas de calor (frecuentemente del Sol) para controlar su temperatura corporal, como los reptiles y los anfibios, entre otros.
Los investigadores han estudiado ejemplares de lagartija colilarga entre los 300 y los 2.500 metros en Sierra Nevada y han comprobado como efectivamente adquieren mayor tamaño cuando viven en cotas altas, es decir en condiciones climáticas más frías.
Pero la lagartija colilarga tiene otra excelente cualidad para el lugar en el que habita que, eso sí, no la hace candidata a ser la más rápida. He hecho su supervivencia depende de la lentitud del proceso. Los científicos han comprobado que las lagartijas que viven a más de 2.000 metros de altitud no sólo son más grandes, sino que pierden más lentamente el calor corporal que las de menor tamaño que habitan en zonas más cálidas, aunque también tardan más tiempo en calentarse.
Según sus palabras, se puede prever que la regla de Bergmann será aplicable a ectotermos cuando los beneficios de una mayor conservación de calor debido a un mayor tamaño corporal compensen la disminución de la capacidad de calentamiento.
Fortius
El fortachón del grupo es el bisonte prehistórico. Otra investigación publicada en Scientific Reports buscaba corroborar la hipótesis de que la grasa subcutánea de los grandes mamíferos desempeñó una función primordial en la alimentación de los cazadores humanos del Paleolítico y el Mesolítico.
Los investigadores han analizado la grasa de tres bisontes congelados hallados en el permafrost de Siberia de entre 8.000 y 9.300 años de antigüedad, en los que han encontrado un contenido excepcionalmente alto de omega-3, hasta cuatro veces superior al de los bisontes actuales, en su grasa subcutánea.
El excepcional contenido de omega-3 en los bisontes prehistóricos podría deberse al consumo sobre todo de musgos, suposición debida al hallazgo de restos de estos en su aparato digestivo.
Según los científicos, en aquella época, los primeros humanos anatómicamente modernos necesitaban al día más kcal que los seres humanos actuales. Un cazador-recolector consumiría por encima de las 4.000 por jornada, y la grasa subcutánea del bisonte podría haber contribuido a proporcionar energía y satisfacer la ingesta diaria de ácidos grasos omega-3 en el Mesolítico en mucha mayor medida de lo que se pensaba, haciendo innecesario recurrir al pescado o a fuentes vegetales.
Dilucidar los hábitos alimentarios del ser humano en la prehistoria permitiría, dicen los investigadores, relacionarlos con las enfermedades de la época conocidas gracias a los restos óseos, y establecer pautas de alimentación y mejorar la nutrición, también, de los humanos actuales.
Referencias:
Zamora-Camacho F. J, Reguera S. y Moreno-Rueda G. «Bergmann’s Rule rules body size in an ectotherm: heat conservation in a lizard along a 2200-metre elevational gradient” J. EVOL. BIOL. 27 (2014) 2820–2828. Doi:10.1111/jeb.12546
Guil-Guerrero J. L. et al. “The PUFA-Enriched Fatty Acid Profiles of some Frozen Bison from the Early Holocene found in the Siberian Permafrost”. Scientific Reports. 21 January 2015. Doi:10.1038/srep07926.
Este texto ha sido escrito por el periodista Javier San Martín, (@SanMartinFJ) (@ACTIVATUNEURONA) y es una colaboración de Activa Tu Neurona con el Cuaderno de Cultura Científica
DesEquiLIBROS
Creo que la traducción de «más alto» debe entenderse como aquel que llega o lanza más alto, en referencia a las especialidades de lanzamiento y saltos de altura.
No creo que se refiera a alquien que es más alto que los demás, en la línea del sentido de «más lejos» en referencia a los lanzamientos.
Un saludo
FABIO BALBUENA DOMÍNGUEZ
Creo que citius, altius y fortius se refieren a las antiguas disciplinas olímpicas: citius, velocidad en las carreras; altius , salto de altura y fortius, levantamiento de peso y lanzamieento de disco o jabalina. Didón las utilizó no solo para el deporte sino también para el aspecto moral de superación personal, es una forma de motivación en la educación. Fue adoptada la expresión como lema olímpico en su antiguo sentido deportivo, aunque las disciplinas olímpicas han ido aumentando en el tiempo, incluyendo casi todas las formas deportivas.