La sima en el corazón de Calatrava

Naukas

Volcán La Sima desde Cerro Gordo (foto E. González Cárdenas).
Volcán La Sima desde Cerro Gordo (foto E. González Cárdenas).

«[…] en la dehesa Vieja de esta villa […] esta un cerro que llaman el Cerro la Sima, donde por entre unas peñas guifeñas salen unas flamas calientes a manera de como cuando se ha quemado una calera, que ya no sale humo ni llama, sino que esta mostrando el fuego que hay dentro, […] oliendo alcrivite de cuando en cuando, como quien lo tira con cohetes y al tiempo que sale de aquella flama y calor en el sentido del hombre que le priva de entendimiento y esto tiene tanta fuerza que si en el barranco por donde salen meten dentro un perro luego da aullidos y estornudos y se cae temblando muerto […]»

En el interior de la península Ibérica, en una antigua planicie poco poblada y surcada por autopistas vacías se esconde bajo el suelo un secreto geológico de primer orden: una masa de magma alcalino con una superficie estimada de 5000 km². La roca fundida, impulsándose a través de grietas en el antiguo suelo de cuarcitas, ha conformado un relieve único en el suroeste europeo. Formaciones discretas para ojos no expertos, pero también un posible peligro oculto que la Ciencia, luchando contra la cortedad de miras presupuestaria imperante, trata de caracterizar y difundir.

Hace unos 8,1 millones de años comenzó en el corazón de la subplaca ibérica un proceso geológico todavía no muy bien comprendido. ¿Estaría la corteza rompiéndose en un riftinganálogo al que en la actualidad está desgarrando el cuerno de África? En cualquier caso, la lava comenzó a brotar por grietas del terreno dejando su característica impronta. Unas erupciones de tipo estromboliano, con coladas de lava relativamente fluida surgiendo de grietas del terreno, dejaban la región moteada de discretos edificios volcánicos —más de 300 documentados— entre los que hoy cuesta encontrar cráteres. Al mismo tiempo, la interacción de la lava ascendente con las abundantes aguas subterráneas daba lugar a eventos freatomagmáticos, considerablemente más potentes, que formaron maares: depresiones aproximadamente circulares que hoy en día configuran un valioso ecosistema de lagunas estacionales similar en ciertos aspectos al más conocido de la Mancha húmeda.

La actividad volcánica continuó a lo largo de millones de años para ir cediendo paulatinamente. ¿Conoció el hombre moderno la lava ardiente sobre los campos calatravos? Es una interesante especulación imaginar a los habitantes del asentamiento íbero del Cerro de la Encantada, en el actual término municipal de Granátula de Calatrava, contemplando con horror la erupción del cercano volcán Columba. Los dataciones efectuadas mediante carbono-14 son compatibles con este encuentro temprano: los restos arqueológicos excavados tienen unos tres milenios de antigüedad y el volcán arrojó sus últimas coladas hace unos 3500 años.

Tres milenios y la actualidad son la misma fecha en términos geológicos, de modo que afirmar que la región volcánica del Campo de Calatrava está extinguida es también una especulación arriesgada. Los testimonios de actividad distinta de las emisiones de lava se suceden con regularidad a lo largo de la historia. Así, la existencia de fumarolas está documentada desde los tiempos de Felipe II, mientras que los chorros de agua a presión, con alturas a veces de decenas de metros y considerables caudales, ocurren con cierta frecuencia —el último, en 2013, en las proximidades de Almagro.

Sin embargo es un fenómeno más discreto el que constituye la mayor fuente de peligrosidad para la vida humana que presenta el vulcanismo calatravo: las emanaciones de CO₂. El magma, al enfriarse en el subsuelo, se desgasifica y produce bolsas de gas carbónico. Cuando la liberación de este gas se produce a través de un acuífero aparecen los denominados hervideros: manantiales de agua —pese al nombre, a temperatura ambiente­— en los que se aprecia un burbujeo constante debido a la sobresaturación en CO₂ del líquido. Sin embargo, cuando estas bolsas liberan su contenido en grietas u oquedades secas el CO₂, en virtud de su mayor peso respecto del aire, tiende a quedar retenido en zonas bajas en las que puede llegar a desplazar al oxígeno.

La Sima es un pequeño cráter situado entre los municipios de Valenzuela y Granátula de Calatrava. Tiene su origen en una antigua erupción freática; con un diámetro medio de 9,3 metros y una profundidad máxima de 3,5 metros no se trata de un relieve particularmente llamativo. Sin embargo, todos los años aparecen animales muertos en su interior: reptiles, aves, pequeños mamíferos; incluso ovejas. La concentración del CO₂ en el aire junto al cráter es variable, con valores medidos en diferentes campañas inferiores a 30000 ppm (3%) y un único punto de emisión. Sin embargo, en agosto de 2007 y tras un terremoto de intensidad 5,1 grados con epicentro en la localidad de Pedro Muñoz, la proporción de CO₂ local se incrementó de forma brusca, oscilando entre el 15% y el 20% y con máximos del 22% frente a las 400 ppm de media (0,04%) de la atmósfera libre.

Las emisiones de radón también son significativas, hallándose una media de 75 kBq/m³ con picos superiores a los 180 kBq/m³ —alrededor de 1000 veces el nivel típico de un sótano con mala ventilación. Sin embargo, la peligrosidad radioactiva de La Sima es despreciable: el radón se dispersa y decae rápidamente, y nadie vive en ella so pena de asfixia. El único riesgo real es el de la concentración del CO₂ emitido en un entorno parcialmente cerrado.

Estación geoquímica de monitoreo de gases (foto E. González Cárdenas).
Estación geoquímica de monitoreo de gases (foto E. González Cárdenas).

El exceso de CO₂ liberado en la atmósfera de la región como consecuencia de su actividad volcánica es detectable en forma de flujo difuso. Durante septiembre de 2007 el ITER (Instituto Tecnológico de Energías Renovables de Tenerife) realizó una campaña de mediciones en 1700 puntos, cubriendo un área total de 758 km² mediante micro-cromatografía de gases. El estudio permitió determinar los niveles geoquímicos de base del CO₂ en la región, dato clave para estimar el posible enriquecimiento del aire con origen endógeno. La conclusión no pudo ser más rotunda: en las medidas correspondientes a las inmediaciones de La Sima, el flujo de CO₂ emitido se encontraba en niveles medios de 250,2 kg/m² por día, con un pico muy cercano a los 324 kg/m² y día. El total del dióxido de carbono emitido de forma difusa en la región bajo estudio se estimó en un valor cercano a las 2500 toneladas por día. El propio salidero de La Sima, mientras tanto, ha llegado a registrar valores de CO₂ emitidos de 300 t/m² y día.

Las emisiones totales de CO₂ debidas a los procesos volcánicos activos de la comarca de Calatrava constituyen una cifra minúscula, aunque fácilmente detectable, cuando se comparan con el total de las emisiones debidas a las diferentes actividades humanas. Sin embargo, los valores emitidos son potencialmente variables, como ocurre en todos los fenómenos asociados al vulcanismo. Más relevante aún: si estas emisiones ocurren en puntos total o parcialmente confinados pueden entrañar un claro peligro para la vida. Pero ¿por qué habría de ser importante una emisión de CO₂ anómala, aunque localizada?

En julio de 2003 tres personas, cada una intentando rescatar a la siguiente, murieron por asfixia provocada por CO₂ en el interior de un pozo de 12 metros de profundidad en Piedrabuena, en plena región volcánica del Campo de Calatrava. El cuarto rescatador pudo ser extraído con vida del pozo. La falta de información y de campañas de concienciación pudieron ser responsables parciales de estos fallecimientos. Más estudios y una monitorización continuada de toda la región podría ayudar a dimensionar el riesgo; por no citar la mejora en el conocimiento de base de una formación clave para la comprensión de la dinámica de las interacciones manto-corteza en el interior de las placas tectónicas.

Hoy el grupo GEOVOL (Geomorfología, Territorio y Paisaje en Regiones Volcánicas) del departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Castilla-la Mancha, dirigido por Elena González Cárdenas continúa su trabajo sin financiación, usando los recursos particulares de sus integrantes. La estación de medición de gases de La Sima sigue en funcionamiento, con un registro de datos que se remonta ya a más de cinco años. Se realizan también campañas periódicas de campo. Pero sin duda merecería la pena dedicar algo de nuestros siempre menguantes recursos a estudiar y divulgar un fenómeno geológico que define tanto su región como las migas o el Quijote. Uno, además, no del todo inofensivo, como siempre que hablamos de volcanes.

Referencias:

Becerra Ramírez, R. et al., «Geomorphology of a Degassing Vent: La Sima. Campo de Calatrava Volcanic Region (Central Spain)», póster en la 6ª Conferencia Cities on Volcanoes, Puerto de la Cruz, 2010.

Calvo, D. et al., «Emisión difusa de CO₂ en el Campo de Calatrava, Ciudad Real», Aportaciones Recientes en Volcanología, 2005-2008, Centro de Estudios Calatravos, Almagro, 2010, pp. 51-55.

Gosálvez Rey, R. U., et. al., «Evolución de la emisión de CO₂ en La Sima. Campo de Calatrava (Ciudad Real, España)», ibid., pp. 101-103.

González Cárdenas, E. et al., «Gas Monitoring and Detection of Microseismicity in the Volcanic System of Campo de Calatrava, European Intracontinental Volcanism (Spain)», póster en la 6ª Conferencia Cities on Volcanoes, Puerto de la Cruz, 2010.

Viñas Mey, C., Paz, R., «Relaciones histórico-geográfico-estadísticas de los pueblos de España hechas por iniciativa de Felipe II: Ciudad Real», Madrid, 1971, p. 551.

«Mueren tres personas atrapadas dentro de un pozo en un pueblo de Ciudad Real», 29/07/2003, http://elpais.com/diario/2003/07/29/espana/1059429623_850215.html El País, Madrid,

Este post ha sido realizado por Iván Rivera (@Brucknerite) y es una colaboración de Naukas con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU. El autor quiere agradecer también la colaboración de Elena González Cárdenas, directora de GEOVOL y profesora titular en el Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de la Facultad de Letras de la Universidad de Castilla-la Mancha en la documentación de este artículo.

1 comentario

  • […] Daniel Marín enumera algunas razones por las que un cometa es un lugar tremendamente interesante en Diez motivos por los que el cometa Churyumov-Gerasimenko es un lugar fascinante; después nos lleva a Encélado para contarnos cómo está el agua, El pH del océano de Encélado; y después nos habla de las posibilidades del submarinismo en los alrededores de Saturno en Un submarino para el Kraken Mare de Titán. Finalmente, regresando al punto azul pálido, nos encontramos con un volcán más activo de lo que uno pueda imaginarse donde menos se lo espera uno, nos lo describe Iván Rivera en La sima en el corazón de Calatrava. […]

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