Los avances habidos en materia de salud, alimentación, tecnología y medio ambiente citados en la anotación anterior se han producido sin que la ciencia y la tecnología fueran nombradas de forma explícita en los objetivos que se marcaron para 2015. En este momento, sin embargo y como se ha dicho, la propuesta que está sometida a discusión sí incluye mención expresa de la importancia que se concede a la ciencia y la tecnología de cara a conseguir ulteriores objetivos. Una razón clave de esa consideración es que las naciones más pobres están luchando por crear su propia base científica. Para hacer frente a ese reto, los nuevos objetivos han establecido una meta para 2017 consistente en la creación de un Banco Tecnológico, una iniciativa de Naciones Unidas para transferir tecnología y aumentar la capacidad científica de los países africanos y de los de otras regiones pobres. El Banco Tecnológico contaría con un repositorio para investigación que proporcionaría a los investigadores de los países en desarrollo mejor acceso a la literatura científica. También serviría para crear redes que permitan ampliar los horizontes de los investigadores más allá de la a menudo subdesarrollada comunidad de investigadores de su propio país. Y ayudará a los países más pobres a negociar el acceso a los derechos de propiedad intelectual.
Esa transferencia de tecnología debería ayudar a afrontar la resolución de problemas muy importantes. Entre ellos se encuentra la falta de electricidad que sufren 1,3 miles de millones de personas de países en desarrollo. La electrificación de comunidades urbanas y rurales es crucial para el desarrollo socioeconómico. Algunas nuevas tecnologías como las redes de paneles solares para surtir energía eléctrica a pequeñas comunidades ya están permitiendo a los habitantes de localidades ubicadas en zonas muy alejadas de los grandes centros urbanos contar con un suministro de energía eléctrica para atender necesidades básicas.
La tecnología de las comunicaciones tiene un campo inmenso por delante para ayudar a proporcionar formación a las personas menos favorecidas. Se ensayan nuevas formas de enseñanza y aprendizaje para niños que viven en lugares remotos. Estas soluciones podrían tener un impacto enorme.
Tal y como afirmó el secretario General de las Naciones Unidas en su informe de diciembre pasado sobre los nuevos objetivos, “vivimos en un periodo sin precedentes de innovación y cambio tecnológico. Hay nuevas tecnologías que están abriendo posibilidades para un desarrollo sostenible. Las soluciones que pueden aportar y los niveles de acceso que pueden permitir serán cruciales para nuestra visión del mundo más allá de 2015.”
Mientras la pobreza todavía atenaza a muchas naciones, descubrimientos científicos claves y progreso tecnológico nunca habían ofrecido una esperanza equivalente de salir de la pobreza a millones de personas como en el momento actual. No van a ser la panacea, por supuesto, pero es importante que aparezcan mencionadas de forma explícita en las nuevas metas.
Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología en la UPV/EHU y coordinador de su Cátedra de Cultura Científica.
La ciencia y los objetivos del milenio: La serie completa – Naukas
[…] Contribución de la ciencia al cumplimiento de los objetivos II […]
La ciencia y los objetivos del milenio (y VIII): El papel de la ciencia en la extensión de la democracia y los derechos humanos | Series | Cuaderno de Cultura Científica
[…] señalado en una anotación anterior que la influencia de la ciencia y la tecnología sobre el desarrollo socioeconómico de los […]
La ciencia y los objetivos del milenio (II): Ciencia y desarrollo II | Series | Cuaderno de Cultura Científica
[…] (VI) Contribución de la ciencia al cumplimiento de los objetivos II […]