Helena Matute: “Sería un error pensar que los robots van a limitarse a tareas rutinarias.»

Conferencia

«Estamos entrando en unos problemas muy gordos, problemas reales: creamos estos seres a los que les damos inteligencia, capacidad de aprendizaje, emoción y sentimientos, ¿y no van a tener ningún derecho? ¿Van a ser nuestros esclavos? Hay que pensarlo».

Esos dilemas se plantea en Hola, robot, ¿me ayudas con esto? la catedrática de Psicología Experimental en la Universidad de Deusto Helena Matute, durante la conferencia que impartió el pasado 20 de mayo de 2014 en Bilbao.

La investigadora del Laboratorio de Psicología Experimental Labpsico parte de la premisa de que cada vez hay más y mayor variedad de robots en nuestro día a día, y además el número de actividades en las que participan no deja de aumentar: “Va a haber muchos cambios en el mercado laboral, empleos para los que ya no harán falta humanos”. En opinión de la psicóloga, sería un gran error pensar que los robots van a limitarse a tareas rutinarias o mecánicas como cadenas de montaje, pues como consecuencia de la revolución robótica a día de hoy: “Los científicos estamos dejando ya el proceso de búsqueda de información en manos de robots que relacionan conceptos y cosas que leen aquí y allá”.

De modo que los autómatas están aquí y “no somos conscientes del tipo de decisiones que tenemos que tomar ya”, señala. De asistentes domésticos en residencias de ancianos a ser los autómatas en las facultades de Medicina donde los estudiantes practican su destreza, son unos cuantos ejemplos de una realidad mecánica que se impone gracias a su utilidad y por necesidades del propio sistema productivo que carece de personas que quieran dedicarse, o puedan, a esas tareas. “La investigación está bastante avanzada. En este momento, cada laboratorio trabaja en un aspecto diferente: la comprensión del lenguaje, el aprendizaje, la movilidad facial ―hay robots con rostros de silicona que imitan a la perfección los gestos humanos―, el seguimiento de la mirada… Todo eso y mucho más se está ensayando en miles de robots en todo el mundo. Cuando todo ese conocimiento se una en un solo robot, será impresionante”, apunta la investigadora para explicar que no habla de ciencia-ficción, sino del ahora. La interacción humano-máquina se está dando en todo momento a diario.

La charla generó un debate muy interesante en su momento entre divulgadores e investigadores acerca de qué entendemos por cognición, inteligencia, aprendizaje…, a la vez que en textos posteriores que reflexionaban sobre la misma se discutieron mitos sobre la Inteligencia artificial además de rebatir frecuentes prejuicios o malinterpretaciones. Tanto es así que incluso en la ronda de preguntas del final de la ponencia se dio una de las intervenciones más relevantes que merece la pena reproducir a continuación en su totalidad:

“Supongamos que somos capaces de crear seres humanos artificialmente, ¿con qué derecho les vamos a negar esa condición, en comparación a lo que sería la producción de un ser humano a partir de una probeta? ¿Por el hecho de que uno tenga una naturaleza estrictamente orgánica y el otro esté basado en circuitos electrónicos y sistemas hidráulicos?, ¿si tiene la programación adecuada no va a ser un ser humano? Mi opinión es que va a ser un ser humano igual que yo. Nacerá de otra manera y se gestará de otra forma, pero si compartimos capacidades cognitivas y tiene mis respuestas emocionales o la apariencia externa, ¿dónde está la diferencia? Yo particularmente no la veo. A mí no me da miedo ese futuro. Cuando nos enfrentamos a una situación en la que no sabemos a dónde vamos, todas las profecías, absolutamente todas, siempre son negativas y nos dibujan un futuro peor. Y la experiencia lo que nos dice, en relación con la evolución y el devenir de la especie, es que de las profecías que pronosticaban no se cumplió ninguna. Y en el peor de los casos es que las predicciones, que no las profecías, algunas se cumplieron. Me da la impresión de que al enfrentarnos a una situación que nos resulta radicalmente desconocida respondemos con miedo y prevención, y no acabo de ver la razón fundamental de ello, considerando cuáles son las bases de la naturaleza humana.
Esto nos hace interpelar acerca de cuál es nuestra condición…”.

Más información y referencias:

Si deseáis saber más sobre el trabajo de esta investigadora experimental especializada en sesgos cognitivos y pseudociencias, además de su perfil en la Universidad de Deusto, podéis leer sus frecuentes colaboraciones en el Cuaderno, en Mapping Ignorance o en Naukas.

Edición realizada por Jon Gurutz Arranz Izquierdo.

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