Durante más de cinco años el genial humorista y dibujante Forges ha estado acompañando sus viñetas con la frase “Pero no te olvides de Haití” en un esfuerzo por hacernos comprender que tras una gran tragedia, en muchos casos, aún queda por llegar lo peor. En la tarde del martes 12 de enero de 2010 un seísmo de una magnitud de 7,3 Mw hizo estragos en uno de los países más vulnerables de América, dejando más de 300.000 víctimas.
Durante varios días fue la noticia en todos los telediarios, pero como suele suceder, con el paso del tiempo, la actualidad fue dando paso a otras portadas y otros protagonistas, el interés se fue dispersando en otros temas y la población de Haití fue relegada paulatinamente a una silenciosa lucha diaria sin tantos reporteros ni cámaras.
Hace unos meses las pantallas de nuestros televisores se volvieron a llenar de imágenes dramáticas cuando el suelo bajo Nepal temblaba al mediodía del sábado 25 de abril. Los escombros de la Torre de Dharahara esparcidos por un suelo ocre y polvoriento, Fernando Sánchez-Dragó explicando los entresijos técnicos del funcionamiento de una placa téctónica en un magazine televisivo de variedades o los videos de las avalanchas grabados por desprevenidos alpinistas son algunos de los recuerdos que seguramente muchos de nosotros aún conservamos de aquel día.
Pero ya está… ya pasó, ya no es noticia.
Sin embargo, junto con la tristeza de la pérdida de vidas humanas en el momento del terremoto y el recuento económico de los perjuicios materiales, se cierne la sombra de otros graves problemas sobre una población ya de por sí muy tocada. En el último número de Nature publicado ayer mismo, el médico y experto en enfermedades tropicales, Buddha Basnyat, alerta del riesgo inmediato que supone la fiebre tifoidea en Nepal tras el terremoto.
La fiebre tifoidea está causada por bacterias del género Salmonella y se transmite a través de mecanismos fecales-orales como pueden ser aguas o alimentos contaminados. Por supuesto, en los países desarrollados ya apenas tenemos casos de fiebre tifoidea gracias al acceso a agua potable y la eficacia de medidas higiénicas y sanitarias de todo tipo, pero en zonas menos afortunadas causa más de 300.000 muertes al año, siendo considerada por la OMS un grave problema de salud pública que afecta anualmente a más de 20 millones de personas.
En el caso de la fiebre tifoidea, y concretamente en Nepal, se da una cruel paradoja: Existe una vacuna para esta afección, no es infalible pero su eficacia se acerca al 70%. De hecho todos los alpinistas, excursionistas y turistas que viajan al país se vacunan para no contraerla. Pero, he aquí la contradicción del mundo en que vivimos porque quienes más lo necesitan, los propios habitantes del país, apenas pueden acceder a ella por los míseros 10 dólares que cuesta.
Para empeorar las cosas, comienzan a aparecer estudios informando que algunas cepas de bacterias causantes de fiebre tifoidea se están haciendo resistentes a los antibióticos, y no solo eso… para más inri, en Nepal los antibióticos se recetan sin prescripción médica lo que está haciendo que se utilicen de forma inadecuada por la población, disminuyendo así su efectividad.
Con sus infraestructuras literalmente por los suelos, sin acceso a agua potable y saneamiento, con los hospitales colapsados y la ayuda humanitaria descendiendo conforme pasa el tiempo y la actualidad, Nepal enfrenta unos años muy duros en los que una enfermedad como la fiebre tifoidea, casi erradicada en el mundo civilizado de manera sencilla, comenzará a hacer estragos pronto.
Este post ha sido realizado por Javier Peláez (@irreductible) y es una colaboración de Naukas con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.
Referencias científicas y más información:
Buddha Basnyat “Tackle Nepal’s typhoid problem now” Nature 524, 267 (20 August 2015) Doi:10.1038/524267a
Hitos en la red #82 – Naukas
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