A mediados del siglo XVIII la estructura económica del País Vasco, y especialmente en los territorios de Gipuzkoa y Bizkaia, comenzó a dar síntomas de agotamiento. La agricultura, que gracias a la introducción del maíz había florecido, dejó de expandirse. Las ferrerías habían vivido una primera mitad de siglo esperanzador pero en la segunda mitad del mismo a duras penas pudieron hacer frente a la competencia del hierro sueco e inglés. Algo parecido podemos decir del comercio: la Compañía Guipuzcoana de Caracas, que tenía el monopolio del comercio con esa urbe y su Hinterland, conoció una primera mitad de siglo esplendoroso pero a mediados de la centuria entró en crisis y sus actividades se paralizaron durante unos años. Cuando echo de nuevo a andar no consiguió los resultados de antaño.
Una élite perteneciente a algunas de las familias más poderosas de los territorios vascos fue plenamente consciente de la situación arriba descrita y se propuso reformar la economía para evitar una crisis profunda. Hablamos, por citar los casos más conocidos, de Xabier María de Munibe (VIII Conde de Peñaflorida), Joaquín de Eguía (Marqués de Narros), Manuel Ignacio de Altuna o Miguel José de Olaso. Muchos miembros pertenecientes a esta élite habían cursado sus estudios superiores en el extranjero, con lo cual conocieron y aceptaron tanto la corriente de pensamiento predominante en el continente, la Ilustración, como la física newtoniana. También tuvieron noticia del quehacer de las numerosas sociedades agrícolas y academias económicas que trabajaban en distintas zonas de Europa fomentando el progreso y la modernización de la industria y de la agricultura.
En 1763 varios caballeros gipuzkoanos redactaron un proyecto de Academia de Agricultura, Ciencias y Artes Útiles y Comercio para su implantación en la provincia, pero un año más tarde las miras se ampliaron y se fundó la Sociedad Bascongada de Amigos del País, formada también por miembros alaveses y vizcaínos. El objetivo de la Sociedad era poner al País Vasco, tanto a nivel científico como técnico y docente, a la altura de Europa. Era necesario introducir en el país el nuevo método científico, la física newtoniana y los avances técnicos que se estaban dando en Europa a nivel industrial y agrícola. El medio más razonable para lograrlo era a través de la educación de calidad. Además de Escuelas de Dibujo (fundamentalmente Educación Profesional) crearon el Real Seminario Patriótico Bascongado de Bergara. Este centro (semillero de los futuros hombres útiles al país) fue pionero en la enseñanza de la Química y de la Mineralogía y Metalurgia y consiguió conformar un completo laboratorio químico, un gabinete de Física y amplias colecciones de Ciencias Naturales. Entre sus profesores se encontraban, entre otros, Louis Proust, François Chabaneau y los hermanos Elhuyar. Algunas de las piezas de los laboratorios de esta época pueden contemplarse hoy en el museo Laboratorium de Bergara.
Los ilustrados vascos pusieron en marcha toda una batería de medidas y acciones con el fin de modernizar el territorio. Así, en el campo de la investigación científica analizaron la idoneidad de nuevos cultivos; realizaron un estudio edafológico del País Vasco e investigaron la fertilidad de los distintos tipos de tierras y suelos; ensayaron nuevos métodos de abonado; probaron tanto en Bilbao como en Bergara la idoneidad de nuevos aperos de labranza; ensayaron la bondad de la patata como alimento humano como animal; se estudiaron numerosas minas de nuestro territorio; analizaron las técnicas productivas de las ferrerías vascas e investigaron los modos de producción en aquellas extranjeras; mantuvieron relaciones profesionales con los científicos más punteros y famosos de la Europa del momento; descubrieron, en el Real Seminario de Bergara el método para hacer maleable el platino y en el mismo centro realizaron la mayor aportación científica que el País Vasco haya hecho nunca a la humanidad: el descubrimiento, cuando solamente se conocían 23, de un nuevo elemento químico: el wolframio.
Por lo que respecta al ámbito de la innovación técnica, realizaron plantaciones modelo de nuevas plantas forrajeras; así mismo plantaron nuevas especies arbóreas en Gipuzkoa y Bizkaia con el fin de modernizar el sector forestal; con miras a modernizar el sector textil implantaron plantaciones de lino modernas y racionalmente gestionadas; introdujeron nuevas especies agrícolas en Álava con lo que evitar el monocultivo del trigo; en Bilbao crearon una moderna compañía de pesca; hicieron venir de Europa técnicos cualificados en diversas ramas productivas para introducir sus métodos en el País Vasco; pusieron en marcha una moderna fábrica de producción de acero de calidad en Bergara y también en Bergara abrieron una factoría para la fabricación de cuchillos; subvencionaron la introducción de innovaciones técnicas en sendos talleres papeleros de Bilbao y de Azkoitia; crearon una nueva factoría textil en Vitoria; conformaron en el Real Seminario de Bergara el laboratorio de química mejor equipado del reino y planearon y dirigieron también desde Bergara una misión de espionaje militar e industrial con el fin de hacerse con la técnica de fundición de cañones de la fábrica escocesa de Carron, la más reputada entonces en Europa.
Finalmente, por lo que atañe a la educación de calidad, publicaron un moderno manual de ortografía que difundieron por todo el país; redactaron el proyecto de una escuela para el alumnado femenino; pusieron en marcha y mantuvieron Escuelas de Dibujo en Álava, Gipuzkoa y Bizkaia y fundaron un centro docente de máxima calidad, el ya citado Real Seminario de Bergara. Este centro contó con las avanzadas cátedras de Química y Mineralogía y Metalurgia, las primeras del reino y para dotarlas docentemente se trajo a parte de los profesores y científicos más reputados de Europa. También en el Seminario se crearon, con fines educativos y de investigación, un riquísimo herbario, una completa colección de minerales y una magnífica colección de Ciencias Naturales.
Referencia:
Astigarraga, J. [2003] Los ilustrados vascos. Ideas, instituciones y reformas económicas en España. Barcelona; Crítica.
Autor: Equipo técnico del museo Laboratorium
Museo Laboratorium. Palacio Errekalde, Juan Irazabal s/n, 20570 Bergara
Contacto: 943 769 003;laboratorium@bergara.eus.
Gerardo
El principal negocio de la Compañía Gupuzcoana de Caracas fue el monopolio de la trata de negros.
La ciencia al rescate del país – Cuadern…
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