No están todas las que son

#con_ciencia

Imagen: En primer lugar, arriba a la izquierda, Yulua Lermontova, química. Junto a ella, Trinidad Arroyo, oftamóloga. En la imagen inferior Elisa Leonida Zamfirescu, ingeniera. A la derecha de la imagen, Lina Stern bioquímica y fisióloga.

Yulua Lermontova nació en 1847 en San Petersburgo, Rusia. Intentó ingresar en la Academia Agrícola de Petrovskaya pero no fue aceptada por ser mujer. La matemática Sofía Kovaleski convenció a Yulua para que la acompañase a Alemania y seguir allí sus estudios. Fue admitida en el laboratorio de Robert Bunsen. En 1871 se trasladó a Berlín y estudió Química Orgánica en el laboratorio de August W. Hofmann; lo hizo de forma privada pues, pese a las brillantes referencias de los científicos de Heidelberg, en la capital alemana no se le permitió asistir a clase ni trabajar en los laboratorios. Allí se doctoró con Magna cum laude; fue la primera doctora en Química de la historia. A los 28 años Yulua regresó a Rusia y en 1875 fue nombrada miembro de la Sociedad Rusa de Química.

Trinidad Arroyo Villaverde nació en 1872 en Palencia. Quiso matricularse en la Facultad de Medicina de Valladolid pero el rector se negó, contraviniendo la Disposición Real que permitía a las mujeres realizar estudios universitarios desde ese mismo año. El padre de Trinidad recurrió ante la Dirección General de Instrucción Pública y se pudo matricular. Tras licenciarse en Medicina se trasladó a Madrid, donde defendió su tesis sobre oftalmología. A partir de entonces alternó o compaginó la práctica profesional con la docencia e investigación en la Universidad Central, hasta que la Guerra Civil la obligó exiliarse.

Lina Stern nació en Liepaja, en la actual Letonia, en 1878, en una familia judía. Debido a las políticas antisemitas de la Rusia zarista hubo de emigrar a Ginebra, en cuya facultad de Medicina cursó estudios universitarios. En 1925 se trasladó a Moscú, y a partir de entonces dirigió diversas instituciones científicas. En 1939 entró a formar parte de la Academia de Ciencias de la URSS, siendo la primera mujer galardonada con tal reconocimiento. Contribuyó a salvar la vida de miles de combatientes durante la II Guerra Mundial, y en parte por ello -desarrolló un medicamento contra la meningitis tuberculosa- recibió en 1943 el Premio Stalin. En 1949 fue detenida por ser judía y hasta 1952 permaneció en prisión, donde fue torturada en numerosas ocasiones. Conmutada la pena de muerte, fue desterrada a Asia central. A su regreso a Moscú, retomó la labor académica en el Instituto de Biofísica. La URSS silenció sus últimos años de vida.

Elisa Leonida Zamfirescu nació en 1887, en Galati, Rumanía. Intentó cursar estudios de ingeniería en su país pero, por ser mujer, no fue aceptada. No se arredró; fue a Berlín y no sin dificultades -de la misma índole que las anteriores- consiguió matricularse en su Universidad Técnica. En 1912 se graduó con honores, siendo denominada por el decano como “la más diligente de los diligentes”. Zamfirescu llegó a ser nombrada directora de los laboratorios del Instituto Geológico de Rumanía. Ella fue una de las primeras mujeres ingenieras reconocidas de la historia.

El pasado día 11 celebramos el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia; por eso he traído hoy aquí a estas mujeres. No son más que cuatro ejemplos de las muchas damas brillantes y esforzadas que superaron obstáculos enormes para poder desarrollar una carrera científica o tecnológica. Además de las que forman la breve lista de las que solemos recordar, como Lovelace, Curie, Franklin, Montalcini, Rubin y unas pocas más, en la historia de la ciencia ha habido muchas grandes científicas de las que apenas sabemos nada. Yulua, Trinidad, Lina y Elisa son cuatro de ellas. Representan aquí a esas grandes científicas que lo fueron y lo son, pero que ni estuvieron ni están.

Notas:
(1) Estas breves notas biográficas se han basado en lo publicado en Mujeres con Ciencia sobre Yulua Lermontova, Trinidad Arroyo Villaverde, Lina Stern y Elisa Leonida Zamfirescu.
(2) La publicación de esta anotación se enmarca en las actividades de celebración del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia que se han desarrollado entre el 6 y el 19 de febrero.

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Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU
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Una versión previa de este artículo fue publicada en la sección #con_ciencia del diario Deia el 12 de febrero pasado.

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