Jorge Poveda Arias
La primera imagen que nos viene a la cabeza cuando pensamos en insectos son las típicas moscas molestas y avispas peligrosas que nos llegan a margar las tardes de verano, pero, ya lo dijo el microbiólogo descubridor de la primera vacuna contra la polio, Jonas Salk: “Si desaparecieran todos los insectos de la tierra, en menos de 50 años desaparecería toda la vida. Si todos los seres humanos desaparecieran de la tierra, en menos de 50 años todas las formas de vida florecerían”.
Los insectos son una clase de animales invertebrados de seis patas incluidos dentro del Phylum de los artrópodos. Estos últimos se caracterizan por tener el cuerpo dividido en segmentos a los cuales se les unen diferentes apéndices (patas, antenas, alas), además de tenerlo recubierto de quitina, de la cual necesitan desprenderse para crecer mediante mudas sucesivas. Las principales clases dentro de este grupo son los crustáceos, los arácnidos, los miriápodos y los insectos, diferenciándose estos últimos del resto por tener el cuerpo dividido en tres regiones (cabeza, torax y abdomen), y poseer un par de antenas, dos de alas y tres pares de patas.
La denominada como “entomología agrícola” se describe como la ciencia que estudia todos aquellos insectos capaces de relacionarse directamente con el sistema agrícola y modificarlo. Por lo tanto, dentro de esta definición se incluyen los insectos polinizadores, los fitófagos (que se alimentan de material vegetal) y los que desarrollan una simbiosis mutualista (ambos individuos obtienen un beneficio), por ejemplo, al vivir en el interior de las plantas, como es el caso de varias especies de hormigas que viven en estructuras formadas en las ramas de las acacias y la protegen si algún herbívoro pretende consumir sus hojas. Además, todos aquellos insectos que interaccionen con ellos directamente, también podrán ser objeto de estudio de esta ciencia.
Por lo que se refiere a la polinización de los cultivos, se calcula que el 80% la llevan a cabo insectos polinizadores como las abejas de la miel (Apis mellifera), de ahí la enorme importancia de los insectos en la productividad agrícola de alimentos. Pero no solo las abejas (melitofilia) son capaces de transportar el polen de una flor a otra provocando su fecundación, también otros insectos visitan las flores con el fin de alimentarse de su néctar, como los escarabajos (cantarofilia), las moscas (miofilia), las avispas (esfecofilia), las hormigas (mirmecofilia) o las mariposas (faenofilia y psicofilia). Por otro lado, las hormigas también pueden dispersar activamente las semillas de diferentes plantas, al perderlas en el camino de vuelta al hormiguero.
En lo concerniente a los insectos fitófagos, destacar que la mitad de ellos consumen materia vegetal en algún momento de sus vidas, clasificándose en defoliadores (comen hojas), minadores o barrenadores (forman galerías en los tallos), xilófagos (consumen madera) o chupadores (succionan los fluidos vegetales). Para que una población de insectos pase de estar simplemente presente en un cultivo agrícola a conformar una plaga es necesario que ocurran cambios en la presión que el medioambiente ejerce sobre ellos. Los insectos siguen la denominada como estrategia biológica de la “r”, basada en tener gran cantidad de descendientes de los cuales muy pocos llegarán a la edad adulta para reproducirse. Esto es debido a la presión del medio, que incluye, la temperatura, la humedad, el viento, los depredadores etc. Si el ser humano disminuye la presión que estos factores externos ejercen sobre los insectos fitófagos, por ejemplo, aumentando la temperatura debido al cambio climático o esparciendo por el cultivo insecticidas que acaben con todos sus enemigos naturales, la población de insectos perjudiciales no dejará de aumentar y su daño sobre las plantas será tan elevado que conformarán una plaga.
Myzus persicae es el nombre científico con el que se le conoce al pulgón verde del melocotonero. Este pequeño insecto se incluye dentro del grupo de los hemípteros y se alimenta introduciendo un pico en el interior de las plantas y absorbiendo sus fluidos nutritivos. Su ciclo de vida comienza en árboles del género Prunus (ciruelos, cerezos, melocotoneros, almendros) donde las hembras pusieron sus huevos el otoño anterior. Estos huevos eclosionan justo antes de empezar la primavera y surgen pequeños pulgones verdes sin alas que se alimentan sobre estos árboles. Tras un par de generaciones, los individuos que nacen de los nuevos huevos ya presentan alas y se dispersan, atacando a prácticamente cualquier planta que encuentren a su paso, incluyendo cultivos hortícolas. Sobre estos nuevos hospedadores desarrollan varias generaciones, volviendo a los árboles Prunus en septiembre. Esta plaga es capaz de provocar graves daños a los cultivos, al atacar hojas, flores y frutos, produciendo su secado o manchas que dificultan su venta. Además, al alimentarse de gran cantidad de plantas diferentes es transmisor de más de 100 virus vegetales distintos.
La mosca de la fruta (Ceratitis capitata) es un díptero algo más pequeño que la mosca doméstica (Musca domestica) con colores muy llamativos. El verdadero problema en la agricultura lo causan sus larvas, al alimentarse de los frutos de cítricos y frutales de pepita y hueso. En primavera surgen las moscas adultas que, tras reproducirse, pondrán sus huevos en los frutos que encuentren. Entonces la larva nacerá e irá alimentándose de la pulpa del fruto hasta que alcance su máximo tamaño y se transforme en mosca adulta. Los frutos atacados muestran graves daños, caracterizados por una pulpa semilíquida en la cual se desarrollan diferentes hongos.
El escarabajo de la patata (Leptinotarsa decemlineata) es un coleóptero cuyo adulto es redondeado y listado en amarillo y negro. Por otro lado, las larvas son de color rojo-amarillo, muy blandas y gibosas. Aunque es un insecto que puede alimentarse de las hojas de cualquier solanácea (tomate, berenjena) prefiere la patata sobre cualquier otra planta. Son animales muy voraces, que consumen el tejido vegetal hasta dejar a las plantas totalmente defoliadas, disminuyendo enormemente la formación de los tubérculos, tanto en número como en tamaño. Como curiosidad, destacar que estos escarabajos se encontraban aislados en la zona de las Montañas Rocosas, alimentándose únicamente de una especie silvestre de solanácea, pero con la expansión del cultivo de la patata por todo el territorio americano estos insectos salieron de su aislamiento, aumentando enormemente su población y estando presentes, en la actualidad, en todo el hemisferio norte.
El control biológico se define como la utilización de organismos vivos con el fin de disminuir la población de alguna especie que cause perjuicios al hombre. En este sentido, contra los insectos plaga de los cultivos agrícola existen diferentes estrategias, como son la utilización de microorganismos entomopatógenos (hongos, bacterias, virus y nematodos) o la utilización de otros insectos. Las estrategias seguidas en la utilización de insectos que acaben con otros insectos plaga se basan en conservar a los enemigos naturales presentes en el propio cultivo, incrementar el número de estos enemigos por liberación de nuevos individuos, o introducir nuevos enemigos exóticos.
Existen muchos ejemplos de éxito dentro de esta forma sostenible de reducir las plagas agrícolas, muchos de los cuales pueden ser adquiridos de forma comercial por los agricultores. Por ejemplo, contra los pulgones existen depredadores muy efectivos como las mariquitas (Coccinellidae), cuyas larvas y adultos atacan activamente a todos los pulgones que encuentran a su paso, consumiéndolos por completo. También contra los pulgones, existen los denominados como insectos parasitoides, los cuales ponen sus huevos en el pulgón y la larva que nazca lo irá devorando internamente, dejando únicamente su cutícula externa. Dentro de este grupo destacan pequeñas avispas, como Lysiphlebus testaceipes.
La importancia que los insectos tienen sobre el sistema agrícola es de elevada relevancia, no sólo vistos como un problema, sino también como medios para aumentar su productividad, al favorecer la polinización o atacar directamente a otros insectos perjudiciales.
“La ciencia que no es divulgada hacia la sociedad es como si no existiera”
Referencias y más información:
Avilla, J. (2005). El control biológico de plagas y enfermedades. La sostenibilidad de la agricultura mediterránea. Universitat Jaume I de Castellón.
Barrientos, J. A. (Ed.). (2004). Curso práctico de entomología (Vol. 41). Univ. Autònoma de Barcelona.
Dajoz, R. (2001). Entomología forestal: los insectos y el bosque: papel y diversidad de los insectos en el medio forestal. Mundi-prensa.
Gillott, C. (2005). Entomology. Springer Science & Business Media.
Jacas, J. A., & Urbaneja, A. (Eds.). (2008). Control biológico de plagas agrícolas. Phytoma.
Moreno, A. A. & Álvarez, C. S. (2005). Entomología agraria: los parásitos animales de las plantas cultivadas. Diputación Provincial de Soria.
Planelló M.R., Rueda M.J., Escaso F., Narváez I. (2015). Manual de entomología aplicada. Sanz & Torres.
Sobre el autor: Jorge Poveda Arias está realizando su tesis doctoral sobre la interacción planta-microorganismo en el grupo de investigación ‘Fitopatología y control biológico’ del Centro Hispano-Luso de Investigaciones Agrarias (CIALE) – Universidad de Salamanca
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Buen día, muy importante e interesante el material publicado, contribuye en la formación de personas en el ámbito agrícola siga adelante.
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