Las tasas de mortalidad, las de pobreza, las de analfabetismo, las de desnutrición, las de violencia… Si bien el mundo en el que vivimos no es ni mucho menos perfecto, es difícilmente discutible que el progreso existe y cada vez es un mundo mejor. Entonces, ¿por qué hay tanto pesimista que sigue viéndolo todo negro allí donde cada vez hay más grises y blancos?
Según un estudio realizado por investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad de Harvard, el motivo es un fenómeno llamado «cambio de concepto inducido por la prevalencia» y que viene a decir que cuando la prevalencia de un problema se reduce, los seres humanos tendemos a redefinirlo, de forma que cuanto menor es un problema, más amplia es la idea conceptual que tenemos de él. Eso nos impide ver que lo hemos resuelto, o lo cerca que estamos de hacerlo.
Lo que antes era violeta, ahora nos parece azul
La investigación se ha publicado hace poco en la revista Science, y en ella los autores describen los experimentos realizados para llegar a esa conclusión. Cogieron a un grupo de voluntarios no daltónicos y les enseñaron varias imágenes formadas por puntos de distintos colores, en distintos tonos de azul y violeta. Se les pidió que determinasen si cada uno de los puntos era azul o no.
Vídeo elaborado por Science explicando la investigación
Durante las primeras pruebas, en las que el número de puntos se dividía aproximadamente al 50% entre azules y violetas, esas fueron las respuestas que dieron los participantes. Pero progresivamente el número de puntos azules se iba reduciendo en cada imagen, y a medida que eso pasaba, iba cambiando la interpretación que los voluntarios hacían de los colores. Hacia el final, interpretaban como azules los mismos puntos que antes habían considerado violetas, es decir, que su concepto del color azul se había ampliado lo suficiente como para incluir en él tonos que antes habían quedado excluidos por considerarlos de otro color.
Descubrieron que esto ocurría incluso cuando se les advertía previamente de la posibilidad de caer en este comportamiento, e incluso cuando se les incentivaba con una recompensa económica para evitar que ocurriese. Los resultados mostraron que a pesar de ello, seguían alterando lo que consideraban en principio el color azul para incluir puntos previamente descartados.
Más caras amenazantes, más estudios problemáticos
Los científicos incluyeron otros experimentos para comprobar si esto ocurre también con otros conceptos que no sean colores, y resulta que sí: preguntados por la cualidad amenazante de una serie de caras, al reducirse la prevalencia de las previamente consideradas amenazantes se ampliaba ese concepto lo suficiente como para incluir otras previamente descartadas.
En un experimento más práctico, se pidió a los participantes que actuasen como miembros de un comité ético de un organismo de investigación y evaluasen una serie de propuestas de estudio que variaban desde muy éticas a muy poco éticas. «Con el tiempo, fuimos reduciendo la prevalencia de estudios poco éticos y, cuando lo hicimos, los participantes comenzaron a identificar como problemáticos estudios que antes les habían parecido inocuos», ha explicado Daniel Gilbert, director del estudio.
De la obsesión con la corrección a la sensibilidad ante problemas sutiles
Son unos hallazgos muy interesantes que pueden explicar en parte ese pesimismo vital del que hablábamos al principio según el cual seguimos considerando el mundo un lugar oscuro y peligroso a pesar de serlo ahora mucho menos de lo que ha sido siempre. También es interesante porque nos da una idea no solo sobre los problemas, sino como pensamos en ellos.
Para algunos, es una explicación de la obsesión por la corrección política que muchos critican, ya que refleja el mecanismo por el cual, cuando un problema como la discriminación se va resolviendo y reduciendo, ampliamos su definición para seguir encontrando comportamientos discriminatorios con los que anteriormente no parecíamos tener ningún problema.
En el lado contrario, podemos argumentar que es una explicación a como a medida que una sociedad progresa se vuelve más sensible a los matices, y reconsidera e identifica problemas que antes pasaban desapercibidos.
En cualquier caso, nos sirve para saber que resolver un problema complejo no es fácil porque la propia definición del problema puede cambiar en nuestra cabeza, y ser consciente de ello o incluso tener incentivos concretos para evitar que ocurra no parece ser suficiente para evitarlo.
Referencias
Prevalence-induced concept change in human judgment – Science
Are these dots purple or blue? Your answer might not be as reliable as you think – Science
‘Prevalence induced concept change’ causes people to re-define problems as they are reduced, study says – MedicalXpress
Sobre la autora: Rocío Pérez Benavente (@galatea128) es periodista
Joe Rubio
Vamos a fijarnos sólo en las mejoras sociales: ¿han ocurrido? Sí ¿han aumentado? Sí ¿gracias a qué principalmente? Progresos en ciencias y Estados con tendencias filosóficas laicas, que apoyan o subsidian a las ciencias y a las mejoras sociales. Progresos que se reconocen, celebran, y que debemos conservar o proteger y aumentar.
Ahora vamos a fijarnos no sólo en las mejoras, sino también en los daños y amenazas: ¿han ocurrido? Sí ¿han aumentado? Sí ¿cómo cuáles principalmente? Cuanto más atrás nos vayamos en el tiempo, tendíamos a ser cualitativamente peores. Aunque nuestro poder de daño y amenaza, tendían a ser menores, por ser más locales. Hoy, nuestro poder de daño y amenaza ha crecido tanto ¡que asusta! Porque hoy es global, contra toda la humanidad de hoy y del mañana. Contra muchas otras especies de hoy y del mañana: Armas como las nucleares, contaminación como el calentamiento global antropogénico, y el perverso uso mundial de las comunicaciones para viralizar posverdades (los cuales, por ejemplo llevaron a un patán ignorante como Trump, a un poder de amenaza tan grande, que nunca se había visto). Con todas las consecuencias que lo anterior implica: https://culturacientifica.com/2018/01/29/fin-del-mundo-tal-lo-conocemos/
Antonio Cuesta
Y los daños colaterales del desarrollo? Pueden influir en dicha percepción, no?
Fernando
Desde el titulo hasta el final expresa de forma precisa lo que me hace pillar cada dia mas cabreos. Rodeado de pesimistas, hipercríticos y sollozantes uno no hace mas que decir «no es posible lo que estoy oyendo». Tambien ayuda esa legion de medios de comunicación vendiendo desastres a troche y moche. El articulo lo he pasado a quince personas…la mayoria, silencio. Aqui suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lagrimas.
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