Si de algo puede presumir España es de ser uno de los países con personas más longevas. Cada vez hay más octogenarios con una excelente calidad de vida. Sin embargo, no siempre ha sido así. Hace un siglo la esperanza media de vida en Europa no llegaba a los 50 años. Muchas personas morían a edades tempranas por infecciones que hoy pueden prevenirse con vacunas o tratarse con antibióticos.
No obstante, este «milagro terapéutico» podría tener sus días contados. Porque la resistencia a los antibióticos se cierne como un peligro para nuestro estado del bienestar. Estos «supermicrobios» resistentes vuelven ineficaces a muchos antibióticos. Sin la ayuda de estos fármacos, los trasplantes y otras cirugías complejas, la quimioterapia contra el cáncer o muchas pruebas diagnósticas serían irrealizables debido a las complicaciones infecciosas que surgirían.
¿El fin de un «milagro terapéutico»?
Diez millones de personas podrían estar en riesgo mortal por culpa de las infecciones por bacterias resistentes a antibióticos en el año 2050. Para hacernos una idea, esta mortalidad superaría a la causada por el cáncer (ocho millones de muertes anuales). Además, el coste de su tratamiento se dispararía, con una caída estimada del PIB mundial de entre el 1,2 y el 4%.
Ante esta situación, es fácil entender por qué la lucha contra las resistencias microbianas se ha convertido en un objetivo prioritario. La Organización Mundial de la Salud propone eliminar de una vez por todas el empleo innecesario de antibióticos. No en vano se estima que, en atención médica primaria, solo uno de cada cinco tratamientos con antibióticos es realmente necesario.
Microbios sublevados
Para entender por qué surgen resistencias hay que empezar por saber que un microbio resistente a un antibiótico adquiere una ventaja evolutiva sobre otros competidores.
Unas veces surgen por mutaciones genéticas aleatorias (y poco frecuentes) que se pueden transmitir a la descendencia.
Otras, los genes responsables de esta resistencia se adquieren del medio ambiente (transformación bacteriana), de bacterias afines (conjugación) o de virus bacteriófagos (transducción). La presencia de genes de resistencia en plásmidos (anillos de ADN extracromosómico) facilita también su propagación.
Por regla general, un tratamiento antibiótico correcto disminuye la selección de microbios resistentes. El problema surge cuando se le da un mal uso, por ejemplo consumiéndolo injustificadamente y sin prescripción médica (automedicación). O interrumpiendo un tratamiento antes de tiempo.
Por otra parte, el uso inadecuado de los antibióticos para el engorde de los animales, la depuración incorrecta de aguas residuales y residuos orgánicos, la manipulación sin garantías de los alimentos o la higiene deficiente, también aumentan la frecuencia de bacterias resistentes.
A este problema se suma el consumo de antibióticos caducados, falsificados o que no contienen la dosis suficiente. Los antibióticos fraudulentos son, con frecuencia, los únicos asequibles en los mercados de muchos lugares del planeta. Además de que Internet facilita la venta de estos productos engañosos.
Mueren más personas a manos de superbacterias que en accidentes de tráfico
La resistencia a los antibióticos es un problema global. Existen bacterias resistentes tanto en países muy industrializados (Estados Unidos o Japón), como en islas prácticamente deshabitadas (las Svalbard en el Océano Ártico), o incluso en tribus aisladas en las selvas de la Amazonia. En la diseminación y persistencia de estos supermicrobios intervienen muchos factores, como el cambio climático, la migración de poblaciones, el transporte de mercancías o la contaminación del medio ambiente.
El mayor consumo de antibióticos se observa en países con economías emergentes (India, China, Indonesia, Nigeria o Sudáfrica). En Europa son los países del Mediterráneo y del Este los que se llevan la palma. No parece que sea casualidad que casi la mitad de las infecciones en estos países estén causadas por microbios resistentes.
La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica ha estimado que, solo en 2018, las superbacterias resistentes a los antibióticos causaron infecciones a 180 600 personas, en 82 centros sanitarios, de las que 35 400 murieron. Si comparamos estas cifras con las 1 098 muertes en accidentes de tráfico notificadas por la Dirección General de Tráfico en 2019, ¡las superbacterias fueron 32 veces más letales!
Últimamente a los supermicrobios clásicos, como Staphylococcus aureus resistente a la meticilina, Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae y otras enterobacterias multirresistentes, como Acinetobacter baumannii y Pseudomonas aeruginosa se han añadido unos cuantos nuevos. Como el bacilo de la tuberculosis, el parásito Plasmodium falciparum o los hongos Candida auris y Candida glabrata.
Lo preocupante del asunto es que estas infecciones requieren de tratamientos más prolongados y menos eficaces, con fármacos no exentos de toxicidad. Y también suponen una estancia más prolongada en el hospital, que continúa siendo su reservorio principal por la presencia de pacientes graves tratados con múltiples fármacos.
Y hace poco saltaron las alarmas porque están apareciendo resistencias a los llamados antibióticos de último recurso, como aztreonam, carbapenems, linezolid o vancomicina, que son a los que recurrimos cuando otros no funcionan.
«Una Salud»
La salud humana, la de los animales y la del ambiente están íntimamente relacionadas. Muchos supermicrobios habitan los intestinos de las personas y de los animales y se propagan por las aguas residuales o contaminan el suelo. Para preservar esta salud global hay que realizar un esfuerzo importante.
Necesitamos mejores técnicas de diagnóstico rápido para realizar un tratamiento antibiótico más apropiado y temprano. Los científicos se han lanzado a buscar dianas terapéuticas nuevas y alternativas que eviten la selección de mutantes microbianos resistentes. Además, la modificación de los antibióticos clásicos podría mejorar el espectro antibacteriano y disminuir el uso de otros antibióticos más recientes.
Pero no es una batalla que involucre solo a los científicos. A luchar contra los supermicrobios podemos contribuir todos. ¿Cómo? Aplicando el sentido común:
- No automedicándonos
- Evitando tomar antibióticos contra el resfriado y otras infecciones por virus
- Siguiendo el tratamiento que nos aconseja nuestro médico hasta el final
- No usando antibióticos caducados, de otras personas o de procedencia dudosa (Internet)
- Actualizando nuestro calendario de vacunación
- Preparando los alimentos de manera higiénica
- Y, muy importante, lavándonos las manos con frecuencia.
Sobre el autor: Guillermo Quindós Andrés es catedrático de microbiología médica en el Departamento de Inmunología, Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina y Enfermería, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Artículo original.
J.Diaz
Las matematicas siempre ponen las cosas en su sitio y a los «medios» en ridiculo.
Efectivamente, las infecciones matan 30 veces mas que el trafico, pero no da excusas para poner multas y recaudar.
¿100 euros de multa por no lavarse las manos? ¿150 por usar mal la medicacion?
Me parece que no cuela.
Y de alarmismos mejor no hablar. El famoso *Sar de hace unos años, que supuso un gran beneficio para las farmaceuticas, no mato ni a una cuarta parte de la gente de las carreteras, o para ser malvado, los accidentes laborales que nunca nadie les presta atencion.
Mas de 551.000 en 2.019. 133 muertos entre enero y noviembre segun el ministerio.
La puñetera tonteria del pavovirus chino, solamente afecta al 0’000000655 de la poblacion china, en terminos de enfermedad, afecta a uno de cada 1.500.000 habitantes, hay miles de enfermedades raras que afecta a 100 veces mas personas, que con el dinero gastado en ese hospital fantasma, se podrian estudiar y puede que curar.
Si no se presta atencion a una enfermedad rara porque afecta a uno de cada 10.000 habitantes, a una enfermedad que afecta a uno entre un millon no se le debía ni dedicar una linea.
Mi Arnold Chiari afecta entre el 0’6 y el 0’9 de la poblacion española, ¿Para cuando cubrir su incidencia con una decima parte del interes que se pone el el puñetero pavovirus?
Aun dejando al margen las muertes y considerando los 40.000 afectados, que por cierto, probablemente provienen de las costumbres tradicionales chinas, al mismo grado que no lavarnos las manos lo suficiente, o consumir farmacos prestados, aun considerando el total de casos, ha afectado al 0’00002886 de la poblacion china. 1.386.000.000 habitantes segun mis datos.
Las muertes en las carreteras españolas solamente son el 0’000023826.
Si por las muertes en carretera o en el trabajo no se cancelan participaciones en un congreso, ¿porque por una mala gripe?
El año pasado murieron 6.300 personas por la gripe comun y no nos han dado tanta tabarra.
Y eso que hay una mortalidad 6.300 veces superior.
El pavovirus no ha matado nadie en nuestro pais, y aun siguiendo una progresion similar a la histeria china, tardariamos años en alcanzar cifras equivalentes.
Pero lo grave es que en el Congo, las cifras de afectados por el ebola, son diez veces mayores con una poblacion cien veces inferior, pero parece que salvo que algun ministro del opus quiera salvar a un cura amigo suyo, lo que pase en Africa no importa, no afecta a la gran economia, y en el Congo, no se fabrican todos los chirimbolos que nos venden las multinacionales,afectando a sus ventas, no valla a ser que el nuevo ipone nos pegue la gripe china (sic) oido a un enteradillo.
¿Porque la crisis del Congo no es una alarma mundial y un asunto casi irrelevante como la gripe china, es una tragedia de titulares diarios?
La respuesta en cuanto se saquen de la manga una «vacuna» y vendan diez millones de unidades a sanidad, para que luego no sirvan para nada como con la gripe del pollo.
Pero claro, si hacemos cuentas y comparamos, la histeria de los periodistos, tertulianos y vendedores de farmacos no daria ni para un mal chiste de red de suciedad.
Nota: digo pavovirus porque me parece una pavada que tanto histerico se lo tome tan a la tremenda, y luego, cuando de verdad venga el lobo como denuncia el autor, no diran nada.
Salud.