Nuevos neandertales del País Vasco (y algunos que dejan de serlo)

Investigación UPV/EHU

Asier Gómez-Olivencia, Nohemi Sala, Aida Gómez-Robles, Diego López Onaindia, Mikel Arlegi, Antoine Balzeau, Ana Pantoja Pérez, Carmen Núñez-Lahuerta, Alfred Sanchis, Ignacio Arganda-Carreras, Joseba Rios-Garaizar

La revisión de colecciones paleontológicas excavadas en el pasado ha proporcionado nuevos e importantes hallazgos para entender la paleobiología y el comportamiento de los neandertales en Europa. En los últimos 15 años, un elevado número de restos neandertales se ha identificado revisando las colecciones: este es el caso de los yacimientos de Spy y Goyet en Bélgica, o La Ferrassie y Regourdou en Francia. Las nuevas técnicas de excavación, más precisas, y el conocimiento acumulado en los últimos años sobre la anatomía de los Neandertales, hace que hoy en día se identifiquen en las excavaciones un mayor número de restos.

Esto ocurre también con los restos de macro-fauna: actualmente se conoce con más detalle la anatomía de las especies de macrovertebrados que se recuperan en los yacimientos. En nuestro caso, en el marco de otro proyecto, tratando de identificar nuevos restos fósiles de cuón (Cuon alpinus) comenzamos a revisar los restos de las excavaciones antiguas de Axlor (Dima, Bizkaia). El cuón es un cánido que hoy en día vive en Asia, pero que durante el Pleistoceno también habitaba Europa, y cuyos restos pueden ser confundidos con los del lobo. El yacimiento de Axlor (Figura 1) fue descubierto en 1932 por el conocido arqueólogo vasco José Miguel de Barandiarán, y fue el último yacimiento que excavó entre los años 1967 y 1974. Los restos descubiertos en las excavaciones de Axlor, tanto fósiles como de industria lítica (herramientas de piedra) se hayan depositados en el Arkeologi Museoa de Bilbao, donde también se exponen tres restos humanos descubiertos en 1967 y que fueron publicados por el antropólogo vasco José María Basabe en 1973.

Figura 1. Contexto general del yacimiento en cueva de Axlor (Dima, Bizkaia, norte de la Península Ibérica). Figura originalmente publicada por Gómez-Olivencia et al. (2018). Licencia Creative Commons 4.0.

La revisión de las colecciones del Arkeologi Museoa produjo dos sorpresas. La primera de ellas fue identificar un fémur de ave con marcas de corte, y la segunda, identificar un molar decidual (de leche) humano (Figura 2) entre los restos de fauna indeterminados. Estos hallazgos casuales tenían gran importancia por su excepcionalidad, así que fue necesario organizar un equipo multidisciplinar para estudiar estos nuevos hallazgos y organizar una revisión sistemática de la colección Barandiarán buscando nuevos restos humanos, y también huesos de carnívoros o de aves modificados por los humanos (con marcas de corte, por ejemplo). No era la primera vez que se revisaba la colección Barandiarán de Axlor: en 2005, bajo la coordinación de J.E. González Urquijo, se identificaron dos restos humanos: un diente decidual y un fragmento de cráneo. El paleontólogo de ese equipo, P. Castaños, aisló varios restos como potencialmente humanos. Es decir, había varios restos humanos y algunos potencialmente humanos que nunca habían sido estudiados en detalle, y los publicados por Basabe no habían sido estudiados a la luz de nuevas técnicas estadísticas y de imagen. A partir de aquí las sorpresas se sucedieron.

Figura 2. Vista oclusal del diente decidual (de leche) neandertal identificado entre los restos de fauna. A la izquierda, vista del fósil original; a la derecha, reconstrucción 3D en la que se distingue el esmalte (en blanco) de la dentina (en dorado).

En la revisión sistemática de la fauna encontramos marcas de corte en tres restos de ave (dos pertenecientes a un águila real -Figura 3- y un tercero perteneciente a un cuervo), y dos restos de carnívoros (un lobo -Figura 4- y un lince). En un yacimiento como Axlor, es frecuente encontrar marcas de corte y evidencia, de la fractura de hueso para obtener la médula en especies como el ciervo, el bisonte o la cabra montés, que son las que habitualmente cazaban los Neandertales en esta región. Las marcas de corte en los restos de águila real y lince son probablemente el resultado de la obtención de carne, mientras que en el caso del lobo pudo interesar tanto aprovechar la carne como las pieles.

Los neandertales cazaban animales, no sólo para alimentarse sino también para obtener otros recursos como las pieles, fragmentos de huesos con los que fabricar herramientas (como los retocadores, elementos de hueso utilizados en la talla de herramientas de piedra), los tendones para hacer ligaduras, y ocasionalmente para elaborar elementos de adorno (moluscos, garras y plumas de aves). Por ello, la explotación de las aves por parte de los neandertales es un área de creciente interés entre los investigadores, ya que se liga a la presencia de comportamientos complejos desde una perspectiva doble. En primer lugar, porque el consumo de aves se relaciona con una dieta más amplia y porque su captura exige, al ser animales pequeños y rápidos, estrategias de adquisición diferentes a las utilizadas para cazar ungulados de talla mediana y grande (p.ej., cabras, caballos, bisontes, ciervos). En segundo lugar, porque se han descubierto evidencias de explotación de aves relacionadas con comportamientos simbólicos en distintos yacimientos europeos. Esta investigación tuvo un gran impacto porque se trata de la primera evidencia de explotación de carnívoros y aves por parte de los Neandertales de la zona cantábrica de la península ibérica.

Figura 3. Fémur derecho de águila real (Aquila chrysaetos) con marcas de corte. Este resto fue probablemente manipulado para la obtención de la carne. Figura originalmente publicada por Gómez-Olivencia et al. (2018). Licencia Creative Commons 4.0.

Figura 4. Radio de lobo (Canis lupus) con una marca de corte, resultado de descarnado o de pelado. Figura originalmente publicada por Gómez-Olivencia et al. (2018). Licencia Creative Commons 4.0.

En el caso de los “nuevos” restos humanos, el estudio morfológico de los dientes y del cráneo indicaba que presentaban la típica morfología de los neandertales. En cambio, los restos dentales publicados en 1973 tenían una morfología y un tamaño que era más similar a nuestra especie (Homo sapiens). Para poder llevar a cabo un estudio en detalle, realizamos micro-TACs (tomografía axial computerizada; series radiográficas de alta resolución que permite la reconstrucción 3D) de todos los dientes (Figura 5). De esa manera, además de poder estudiar la morfología externa, a veces poco evidente por el desgaste de algunos de los dientes, podíamos estudiar la morfología interna sin dañar los dientes. Estos micro-TACs nos permitieron incluso reconstruir virtualmente la morfología de la cámara pulpar y de los canales de las raíces de los dientes empleando de manera automática técnicas modernas de visión por computador.

Estos resultados fueron sorprendentes, por lo que decidimos también estudiar el contexto arqueológico y la proveniencia de todos los restos humanos de Axlor. Para ello, pedimos permiso a la Fundación José Miguel de Barandiarán para poder ver los cuadernos de excavación de J.M. Barandiarán. Estos cuadernos detallan las actuaciones que se llevaron a cabo en el yacimiento desde 1967 a 1973, daban cuenta de cómo se encontró el yacimiento al comienzo de la excavación proporcionando listados de los restos más importantes encontrados en cada campaña. Respecto a cómo se encontró el yacimiento, Barandiarán considera que desde 1932, año de su descubrimiento, se ha extraído sedimento del mismo: “Nere ustez, 1932n ezkero, lur asko atera izan dek arpe ortatik”. De los tres “nuevos” restos nos sorprendió ver que Barandiarán había reconocido como humano el fragmento de cráneo recuperado en 1969, que curiosamente nunca se había publicado. En el caso de los dos dientes de leche, no hay referencia expresa a los mismos, pero la información sobre su procedencia estratigráfica encajaba bien con un contexto de Paleolítico Medio. Los dientes publicados por Basabe (1973) fueron los primeros restos humanos encontrados en este yacimiento, entre el 7 y el 8 de septiembre de 1967 (Figura 6), y lo que más nos llamó la atención es el comentario de Barandiarán sobre cómo se habían encontrado: en tierra suelta, debajo y al lado de la roca, junto con restos de fauna y fragmentos de sílex (“Lur ariñean, aitzaren azpian eta bere ondoan. Aldamenean bezte ezur (abelezur asko eta suarri-malera”). En esa zona de la cueva, por nuestra experiencia en excavaciones recientes, los materiales arqueológicos tendrían que haber sido encontrados en un sedimento compactado; el haberlos encontrado en tierra suelta, tal y como indica Barandiarán, sugería que el contexto arqueológico era sospechoso.

¿Podrían ser restos humanos del Paleolítico Superior? Axlor ha arrojado evidencias de ocupaciones de cazadores-recolectores de nuestra especie en sus niveles superiores. ¿Podrían ser restos de la Prehistoria reciente (Neolítico-Edad del Bronce)? No hay ninguna evidencia de ocupación en esta cueva, pero hay decenas de cavidades en el País Vasco que fueron usadas de manera sepulcral por estas poblaciones, incluyendo la cercana cueva de Balzola. Teniendo en cuenta que la zona del descubrimiento de estos dientes fue la más afectada por la extracción de sedimento posterior a 1932, hasta que no se daten estos restos mediante carbono-14, es una pregunta que no podremos responder con certeza.

Figura 5. Reconstrucción virtual de tres de los cinco dientes publicados por Basabe (los otros dos están extraviados) en vista labial (arriba) y oclusal (abajo). Estos restos tienen una morfología y un tamaño similar a nuestra especie (Homo sapiens) y distinta a los neandertales.
Figura 6. Página del cuaderno de J.M. de Barandiarán donde se listan los restos arqueo-paleontológicos (incluyendo los restos humanos) encontrados los días 7 y 8 de septiembre en los cuadros 13E y 13F de Axlor. Imagen cortesía de la Fundación José Miguel de Barandiarán.

Los neandertales fueron cazadores-recolectores que habitaron Eurasia occidental durante más de 200 mil años, durante periodos glaciares e interglaciares, hasta que se extinguieron hace aproximadamente 40 mil años. En Axlor, los córvidos, las rapaces y los cánidos podrían haber actuado como comensales de los neandertales, carroñeando restos dejados por estos humanos. Esto acercaría estos animales a los neandertales, que los podrían haber cazado de manera esporádica. Además de proporcionar información adicional sobre la amplitud de la dieta de los neandertales, nuestro estudio refuerza la idea de que estos seres humanos tenían una compleja interacción con su entorno. Además, al menos dos niños de los grupos neandertales que habitaron la cueva perdieron sus dientes de leche en el yacimiento. En el caso del fragmento de cráneo, la razón de su presencia en el yacimiento está aún por clarificar, pero cabe recordar que los neandertales fueron una especie humana con gran diversidad de culturas y costumbres, que en algunos casos enterraban a sus muertos y otras veces practicaban el canibalismo (Rougier et al., 2016). Por todo ello, y por lo mucho que queda por excavar, consideramos que Axlor todavía puede proporcionar más información sobre estos humanos extintos.

Referencias:

Gómez-Olivencia, A., Sala, N., Núñez-Lahuerta, C., Sanchis, A., Arlegi, M., Rios-Garaizar, J. 2018. First data of Neandertal bird and carnivore exploitation in the Cantabrian Region (Axlor; Barandiaran excavations; Dima, Biscay, Northern Iberian Peninsula). Scientific Reports 8, 10551. DOI: doi.org/10.1038/s41598-018-28377-y

Gómez-Olivencia, A., López-Onaindia, D., Sala, N., Balzeau, A., Pantoja-Pérez, A., Arganda-Carreras, I., Arlegi, M., Rios-Garaizar, J., Gómez-Robles, A. The human remains from Axlor (Dima, Biscay, northern Iberian Peninsula). American Journal of Physical Anthropology 172, 475-491. DOI: doi.org/10.1002/ajpa.23989

Para saber más:

Basabe, J.M., 1973. Dientes humanos del Musteriense de Axlor (Dima. Vizcaya). Trabajos de Antropología 16, 187-207.

Rios-Garaizar, J., 2017. A new chronological and technological synthesis for Late Middle Paleolithic of the Eastern Cantabrian Region. Quaternary International 433, 50-63. DOI: 10.1016/j.quaint.2016.02.020

Rougier, H., Crevecoeur, I., Beauval, C., Posth, C., Flas, D., Wißing, C., Furtwängler, A., Germonpré, M., Gómez-Olivencia, A., Semal, P., van der Plicht, J., Bocherens, H., Krause, J., 2016. Neandertal cannibalism and Neandertal bones used as tools in Northern Europe. Scientific Reports 6, 29005.

Galarraga, A. (2016) Europako iparraldeko neandertal kanibalak, gertutik Elhuyar

Tomé López, C. (Ed.) (2018) 100 años después el neandertal de La Ferrassie sigue dando información Cuaderno de Cultura Científica

Gómez, A. (2019) Neandertales Cuaderno de Cultura Científica

Sobre los autores:

Asier Gómez Olivencia (@AsierGOlivencia) es investigador Ramón y Cajal en el Departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU

Nohemi Sala es investigadora Juan de la Cierva en el Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH)

Aida Gómez-Robles es profesora en el Departamento de Antropología del University College of London.

Diego López Onaindia (@DLopezOnaindia) es investigador postdoctoral en la Université de Bordeaux y de la UPV/EHU.

Antoine Balzeau (@abalzeau) es investigador del CNRS en el Muséum national d’Histoire naturelle, Paris.

Ana Pantoja Pérez es investigadora predoctoral del centro mixto UCM-ISCIII sobre evolución humana.

Carmen Nuñez-Lahuerta (@CarmenNL7) es investigadora postdoctoral de la Universidade Nova de Lisboa.

Alfred Sanchis es investigador y gestor de colecciones en el Museu de Prehistòria de València

Mikel Arlegi (@ArlegiMikel) es investigador postdoctoral de la UPV/EHU y de la Université de Bordeaux.

Ignacio Arganda-Carreras (@IgnacioArganda) es investigador Ikerbasque en el Donostia International Physics Center (DIPC) y en el Departamento de Ciencias de la Computacion e Inteligencia Artificial de la UPV/EHU

Joseba Rios-Garaizar (@jorios) es investigador y gestor de colecciones líticas en el Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH)

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