María Isabel Peralta Ramírez, Borja Romero-González, Carolina Mariño-Narváez y José A. Puertas-González
El estrés psicológico es, no cabe duda, uno de los mayores villanos del último siglo. Sin embargo, a pesar de las nefastas consecuencias que puede tener para la salud, su función última es salvarnos la vida como especie.
Así lo avalan los recientes resultados publicados en la revista Journal of Developmental Origins of Health and Disease. Allí encontramos que las mujeres que dan a luz una bebé niña presentan mayores niveles de cortisol (hormona del estrés) en el momento de la concepción. Tanto que presentan el doble de cortisol en el caso de ser niña.
El estrés afecta a las hormonas sexuales
La naturaleza tiene sus propios mecanismos en situaciones de adversidad. En primer lugar, es importante destacar que las hormonas sexuales se pueden ver modificadas en situaciones de alto estrés. Un ejemplo de esto es la reducción de testosterona en hombres con altos niveles de estrés, como se ha visto en soldados en guerra o en estudiantes universitarios tras realizar una tarea estresante.
Es más, en deportistas que se someten a sobresfuerzo (estrés físico) no solo se ha encontrado una disminución de testosterona sino también una menor movilidad de los espermatozoides.
En cuanto a las mujeres, la percepción de estrés psicológico se relaciona con una disminución de estrógenos y de progesterona, la hormona responsable de madurar las paredes del útero para que se implante el óvulo. Simultáneamente, con el estrés se dispara la prolactina, que a su vez se relaciona con la inhibición de la ovulación.
Estudios realizados en campos de concentración nazis mostraron que el 54% de las mujeres dejaron de menstruar en el primer mes (momento en el que todavía tenían la grasa corporal necesaria). Esta modulación hormonal por estrés se relaciona también con que la mujer se encuentre menos receptiva y proactiva sexualmente.
Por qué tras los ataques terroristas del 11-S nacieron más niñas
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la especie humana la relación entre hombres y mujeres en el momento del nacimiento se inclina a favor del sexo masculino con una proporción de aproximadamente 105 o 106 nacimientos de hombres por cada 100 de mujeres. Sin embargo, esto puede verse modificado en ciertas condiciones.
Se ha estudiado que tras situaciones de adversidad –exposición de la población a hechos estresantes extraordinarios– se produce un mayor nacimiento de niñas. Así ha sucedido en varios momentos de la historia, por ejemplo en Estados Unidos en los meses posteriores al asesinato del presidente J. F. Kennedy, tras los ataques terroristas del 11-S o después de la muerte de la Princesa Diana en Inglaterra.
Existen dos tipos de hipótesis que intentan explicar de este fenómeno. Unas están centradas en el comportamiento de los espermatozoides portadores de los cromosoma X e Y (que definen el sexo del bebe). Defienden que los espermatozoides portadores de cromosoma X (que al unirse a un ovulo formarán un feto niña) son más resistentes atravesando un moco cervical con ph mas ácido (y más hostil).
Tiene sentido teniendo en cuenta que el ph es más ácido cuando disminuyen los estrógenos como consecuencia del estrés. De este modo, ante la adversidad, los espermatozoides portadores de cromosoma Y (que al unirse a un ovulo formarán un feto niño) tendrían menos posibilidades de llegar a dicho óvulo.
Por otro lado, existe una amplia evidencia científica sobre el papel del estrés en los abortos espontáneos. De hecho, diferentes estudios han mostrado un incremento del numero de abortos después de episodios dramáticos como pueden ser ataques terroristas del 11-S o tras el terremoto del este de Japón en 2011. Pues bien, resulta que diferentes autores han llegado a la conclusión de que estos abortos espontáneos se producen de forma selectiva en mayor cantidad en fetos masculinos (XY).
Más opciones para la X
Lo más probable es que el mayor nacimiento de niñas en situaciones estresantes se deba a una conjunción de estos dos fenómenos. No es solo que los espermatozoides portadores de cromosoma X sean mas resistentes atravesando el moco cervical. Además, en circunstancias adversas, una vez fecundado el óvulo es más probable que el feto XX sobreviva a un aborto espontáneo.
Haber demostrado en nuestros experimentos que las mujeres que tienen bebés niñas muestran casi el doble de concentración de cortisol en el pelo en el momento, previo, durante y posterior a la concepción nos plantea nuevas cuestiones.
¿Será esta respuesta al estrés ante la adversidad una respuesta adaptativa con la que la naturaleza se asegura la supervivencia de la especie? Y tras esta devastadora pandemia por COVID-19, ¿nacerán más niñas?
Sobre los autores: María Isabel Peralta Ramírez, Carolina Mariño-Narváez y José A. Puertas-González enseñan e investigan en Facultad de Psicología de la Universidad de Granada; Borja Romero-González en la de la Universidad de Valladolid.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Artículo original.