Toman agua por la piel

Animalia

Hyla versicolor. Ilustración: María Lezana

Ranas y sapos pueden respirar a través de la piel. En determinadas épocas del año la piel es, de hecho, su principal órgano respiratorio. Pero no son gases lo único que intercambian con el medio externo por esa vía. También incorporan agua.

La mayoría de los anfibios terrestres no beben agua. La necesitan, por supuesto, pero la absorben a través de la piel, gracias a su gran permeabilidad. Eso tiene sus contrapartidas, ya que, de la misma forma que la adquieren, también la pueden perder. Por eso han desarrollado estrategias especiales para almacenarla. El medio interno o la misma vejiga, incluso, pueden funcionar como depósitos, de manera que pueden reutilizar el agua en ellos contenida en caso de riesgo de deshidratación.

Algunas ranas y sapos tienen una zona – la pélvica- especializada para facilitar la incorporación de agua. Es una zona comprendida entre la pelvis y el abdomen, la situada entre las inserciones de las extremidades posteriores al tronco. De hecho, los anfibios terrestres, cuando necesitan hidratarse, no tienen por qué sumergirse en una masa de agua; les basta con colocarse, sentados, sobre un sustrato húmedo o mojado, o aplastar la zona pélvica contra ese sustrato. El epitelio de esa zona está lleno de capilares sanguíneos, por lo que puede llegar a absorberse un volumen importante de agua. La cantidad que una rana puede absorber de ese modo en un día es equivalente al triple de su masa corporal.

La fuerza que impulsa la absorción de agua es un gradiente osmótico. El agua que se absorbe está muy diluida, casi no tiene sales. La sangre del sapo es de mayor concentración osmótica que el agua; tiene muchas más sales disueltas. Por esa razón, el agua del exterior tiene una fuerte tendencia a penetrar a través de la piel que, al fin y al cabo, es una membrana semipermeable, ya que permite el paso de agua a su través, pero no el de las sales. Eso sí, la sangre ha de circular rápidamente para que pueda ser absorbida el agua. Veamos esto con algún detenimiento.

Cuando penetra el agua y se mezcla con la sangre, ésta se diluye, puesto que la misma cantidad de solutos pasa a estar disuelta en un volumen mayor de agua, de plasma, en este caso. Por lo tanto, la fuerza que impulsa la absorción disminuye, y disminuirá en mayor medida cuanto más lenta sea la renovación de la sangre. Por esa razón, la sangre ha de circular con rapidez, porque si lo hiciese lentamente, la concentración de sales disueltas bajaría demasiado poco. Circulando rápidamente, la diferencia de concentración osmótica entre el interior y el exterior disminuye muy poco, por lo que la fuerza de absorción prácticamente se mantiene constante. En virtud de ese mecanismo, el flujo sanguíneo es proporcional a las necesidades hídricas. Esto es, cuando la deshidratación es baja, la sangre circula lentamente por la zona pélvica, pero la velocidad se eleva cuando el sapo tiene necesidad de agua.

Las hormonas que intervienen en la regulación de la economía del agua y los electrolitos en los vertebrados juegan un papel importante en este proceso. El péptido angiotensina II provoca que aumente la tendencia del sapo a sentarse y la hormona antidiurética (ADH) eleva la permeabilidad del epitelio de la zona pélvica. Por ello, el volumen de agua absorbido puede aumentar mucho como consecuencia de la acción de esas dos hormonas.

No quiero terminar la descripción de este fenómeno sin hacer notar el hecho de que la angiotensina II forma parte del sistema renina-angiotensina que interviene en la regulación de la actividad de la aldosterona en mamíferos y que la hormona antidiurética actúa en el epitelio de los tubos colectores de las nefronas aumentando, precisamente, su permeabilidad al agua. Como vimos aquí, esos sistemas hormonales promueven el ahorro y la recuperación de agua, esto es, lo mismo que promueven en las ranas y sapos que “beben” por su piel abdominal.


Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU

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