La fisiología de Godzilla

Animalia

Ilustración: María Lezana

Godzilla nació en 1956, en el Japón. Ya tiene 65 años. Hacia finales del siglo pasado llegó a alcanzar los 50 m de altura, pero no ha dejado de crecer desde entonces y en el siglo XXI ha alcanzado dimensiones formidables. En 2014 (Legendary) Godzilla superó los 100 m de altura y en 2016 (Resurgence) casi alcanzó los 120 m. Los números de este animal impresionan; su biología es casi inconcebible.

En 2014 Godzilla pesaba 20.000 toneladas (para que nos hagamos una idea, una gran ballena azul pesa 150 T). Yo diría que Godzilla es un animal homeotermo o, al menos, que ejerce un cierto control sobre su temperatura corporal. Pues bien, en el supuesto de que lo sea, para mantener un cuerpo de esas dimensiones necesita comer 25 T de alimento diarias. De esa cantidad, una parte no es absorbida: defeca, al menos 3 T al día. También necesita orinar, claro: elimina unos 20.000 litros diarios de pis.

Su cuerpo tiene más de millón y medio de litros de sangre. Para bombear esa sangre tiene un corazón de 100 T (el corazón es de la masa de una ballena azul no muy grande) y su diámetro aproximado es de 15 m. Eso sí, trabaja muy lentamente: sólo late dos veces por minuto, aproximadamente. Cualquiera de nosotros podría pasear tranquilamente por el interior de su aorta: tiene alrededor de 3 m de diámetro.

La masa encefálica de Godzilla solo representa un 0.001% de la corporal, lo cual no implica nada en relación con su inteligencia o capacidades cognitivas. Duerme poco, necesita menos de una hora diaria de sueño y es previsible que llegue a vivir, al menos, 2.000 años.

Si anduviese, lo haría a una velocidad de unos 20 km/h pero, en realidad, no puede. De hecho, Godzilla es un monstruo imposible. Lo fue desde su nacimiento y cuanto más crece la imposibilidad se hace aún mayor. Sus extremidades inferiores deberían tener unos 20 m de diámetro, y sus muslos habrían de ser más anchos aún: unos 30 m. En otras palabras, todo Godzilla debería consistir en sus extremidades inferiores para que no colapsase. Es lo que tienen los monstruos, que como vimos aquí, para poder existir no pueden ser tan monstruosos.

Nota: las estimaciones de tasas fisiológicas y dimensiones de órganos y extremidades se han basado en información extraída, principalmente, de Geoffrey West (2017): Scale, Penguin Random House, London.


Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU

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