José Manuel Muñoz y Javier Bernácer
“Los seres humanos solo utilizamos el 10 % de nuestro cerebro”. “El cerebro de los adultos no cambia”. “El cerebro reptiliano es el que gobierna la conducta de los niños”. “Una persona es más inteligente cuantas más neuronas tenga”. ¿Quién de nosotros no ha escuchado estas afirmaciones alguna vez? Y, sin embargo, son falsas.
Se trata de malas interpretaciones acerca del cerebro (“neuromitos”) que calan a menudo en la población a través de ciertas formas de divulgación científica. También llegan incluso al ámbito de la educación. Así lo demuestra un estudio publicado en 2014, en el que se comprobó que los profesores de diversos países, tanto occidentales como orientales, tendían a creer en esta clase de afirmaciones.
La difusión de estas ideas erróneas no es banal, sino que puede llevar a estrategias educativas sin sustento científico y dañinas. Por ejemplo, el enriquecimiento excesivo del entorno de los niños y la obsesión por enseñarles cuantas más cosas mejor antes de los seis años.
Confundir la parte con el todo
Otro error que se presenta con frecuencia en la comunicación de la neurociencia consiste en perpetuar la llamada “falacia mereológica”: adjudicar a la parte (el cerebro) atributos psicológicos que, en realidad, pertenecen al todo (el ser humano en su conjunto).
Mediante una rápida búsqueda en internet podemos toparnos con expresiones como “el cerebro piensa”, “el cerebro recuerda”, “tu cerebro ve”, o hasta “tu cerebro odia”.
Este tipo de expresiones no solo se emplean por parte de los divulgadores científicos, sino también en ámbitos como la enseñanza e, incluso, la ciencia profesional. Sirva como muestra de esto último uno de los objetivos perseguidos por la iniciativa australiana para la investigación del cerebro (Australian Brain Initiative), que sus promotores plantean como “entender y optimizar cómo el cerebro aprende en la infancia”.
Esta falacia mereológica constituye la base conceptual de lo que el filósofo Carlos Moya califica como un nuevo (y paradójico) “dualismo materialista”. Una vez superada la concepción dualista alma-cuerpo (al modo cartesiano), se tiende ahora a pensar en un cerebro independiente o aislado del cuerpo. Este último parece, en cierto modo, prescindible. Esto no se ajusta a la realidad: el cerebro es solo una parte del sistema nervioso, que a su vez es solo una parte del cuerpo. Dicho cuerpo, además, se enmarca en un contexto social (no es un “cerebro en una cubeta”) que afecta decisivamente al desarrollo y la historia vital del individuo.
Ni los pies caminan, ni el cerebro piensa
El lector estará de acuerdo en que sus pies no caminan, sino que es usted quien camina empleando sus pies. De igual forma, no es su cerebro el que piensa, recuerda, odia o ama, sino que es usted quien hace todo esto utilizando su cerebro.
Podría pensarse que la comparación entre cerebro y pies no resulta adecuada, pues el cerebro, a diferencia de aquellos, goza de una gran capacidad de control sobre las demás partes del organismo. Sin embargo, no debe olvidarse que el cerebro depende, a su vez, de otros órganos para su subsistencia y funcionamiento, en especial (aunque no solo) del corazón.
De ningún modo el cerebro es independiente y gobernador del resto del cuerpo, como demuestra la dinámica de su desarrollo: no es hasta la vigesimotercera semana de vida prenatal cuando aparecen las primeras sinapsis en el embrión humano, y no es hasta pasados los veinte años cuando el cerebro termina de desarrollarse por completo. De hecho, el cerebro sigue cambiando hasta el día de nuestra muerte. Sencillamente, sin cuerpo no puede haber cerebro, tanto funcional como cronológicamente.
Hasta cierto punto, resulta comprensible que científicos o divulgadores formados en neurociencia tiendan a transmitir, consciente o inconscientemente, la falacia mereológica. Después de todo, su conocimiento especializado puede conducir a sobredimensionar la importancia de una parte de la realidad.
Por eso, y al igual que se ha normalizado el hecho de que una “ciencia de la parte”, como es la neurociencia, impregne decisivamente la comprensión de las ciencias sociales y las humanidades que estudian al ser humano en su conjunto, debería normalizarse también el camino complementario: que estas “ciencias del todo” contribuyan a un entendimiento más completo (y realista) del sistema nervioso.
Para lograrlo, la neurociencia debería ser más receptiva al estudio y el diálogo genuino con otras disciplinas (psicología, educación, comunicación, derecho, filosofía). La colaboración interdisciplinar podría, así, contribuir a frenar la proliferación de neuromitos y visiones reduccionistas de lo humano que entorpecen incluso el avance de la propia neurociencia. El rigor metodológico no debería asociarse a una falta de rigor argumentativo. Comunicar el cerebro, después de todo, no implica limitarse al cerebro.
Sobre los autores: José Manuel Muñoz es investigador en el Centro Internacional de Neurociencia y Ética (CINET) de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, y en el Grupo Mente-Cerebro, Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra y Javier Bernácer es investigador en el Grupo Mente-Cerebro del ICS.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Artículol original.
Masgüel
Amén.
El cerebrocentrismo campa a sus anchas. Otro error muy común, el fisicalismo eliminitavista, pretende que los fenómenos mentales, desde las sensaciones hasta la identidad personal, no existen, por no ser «cosas» que puedan describirse en términos físicos.
Xalbador
Del contenido de su artículo deduzco que la persona es su cuerpo, del que formaría parte el cerebro. ¿Es así?
Rawandi
Dado que los autores del artículo pertenecen a un «grupo» de una universidad católica del Opus Dei, probablemente rechazarán la materialista idea de que «la persona es su cuerpo». El catolicismo, igual que todas las demás religiones, requiere creer en espíritus.
Yo sí creo que la persona es su cuerpo. Aunque en realidad la persona es sobre todo su cerebro, ya que este es el órgano que piensa y siente. No es lo mismo perder una uña que perder el cerebro. Hay personas sin uñas, pero no personas sin cerebro (espíritus).
Masgüel
«No sé si te he dicho alguna vez que mi abuelo tiene la habilidad de leerme el pensamiento cerebral.» – Manolito Gafotas.
Rawandi
«Hace diez años me mudé a Tenerife. Me mudé yo, con mi cuerpo» – Masgüel
Rawandi
Manolito señala que el pensamiento lo genera el «cerebro» y tú dices que las personas viajamos «con el cuerpo». Ambos estáis en lo cierto. Las perogrulladas pueden resultar graciosas, pero no por ello son menos verdaderas.
Masgüel
Tampoco. Una persona es una realidad social y cultural. No es solo anatomía.
Por eso, al autor del artículo, cuando le preguntan quién es, no señala su cabeza, su tronco o sus pies. Responde con su nombre y apellidos.
Xalbador
La persona, entonces, sería un cuerpo que se desenvuelve en una realidad social y cultural. Según esto, lo primario es que la persona es un cuerpo y, lo secundario, que vive en una sociedad y en determinada cultura.
Masgüel
Al contrario. Una persona que pierde irremediablemente toda su memoria biográfica sigue sigue siendo un cuerpo humano vivo, pero ya no es la misma persona. Con el tiempo, si conserva nuevos recuerdos, será otra persona. Pero que sigamos otorgándole la misma identidad (su nombre, su dni, su propiedad, su perro…), más que nada, es una concesión que hacemos a su familia y a sus amigos.
La identidad personal emerge de la interacción social y el aprendizaje cultural, pero no es un nivel de organización secundario respecto a la organización de la anatomía del organismo. Es el nivel que organiza la conducta a todos los demás niveles. Los huesos de mi pie están en Tenerife porque hace diez años me mudé a Tenerife. Me mudé yo, con mi cuerpo, mi dni, mis recuerdos y mis proyectos.
Xalbador
No ha entendido bien. Deberá repasar sus prejuicios. Lo primario, desde el punto de vista de la existencia, es el cuerpo. Lo de la «identidad personal» lo ha añadido usted, porque yo no he dicho nada al respecto. Lo secundario, desde el mismo punto de vista -el de la existencia- es su integración en una determinada sociedad. Sus huesos, como usted mismo, están dónde esté usted ahora. Me alegro por usted, si es que está en Tenerife, pero intuyo que más bien se encuentra en una bella zona de León.
Masgüel
«No ha entendido bien. Deberá repasar sus prejuicios.»
Eso seguro.
«Lo primario, desde el punto de vista de la existencia, es el cuerpo.»
¿De la existencia de qué?. Estamos hablando de la existencia de personas. Por eso digo que un cuerpo humano vivo sin memoria biográfica no es una persona. Para que existan personas tiene que haber cuerpos vivos, y un planeta habitable, un universo relativamente frío… Decía Sagan que para hacer una tarta de manzana hace falta un universo. Pero un universo hipotético donde a los cuerpos vivos les han borrado toda su memoria biográfica, afásicos, incapaces siquiera de distinguir sujeto y objeto, es un universo sin personas.
«Lo de la «identidad personal» lo ha añadido usted, porque yo no he dicho nada al respecto.»
No lo añado. Viene de serie. En realidad, es lo mismo. Un cuerpo humano vivo sin identidad personal no es una persona.
«Lo secundario, desde el mismo punto de vista -el de la existencia- es su integración en una determinada sociedad.»
Lo primario, desde el mismo punto de vista – el de la existencia DE LA PERSONA – es su integración en una determinada sociedad. Si no llega a integrarse, o lo que es lo mismo, si no llega a integrar una cultura en su organización cognitiva y emocional, no emerge una identidad personal. Hay cuerpos humanos vivos, postrados, amnésicos, afásicos. Todavía no son personas (recién nacidos) o ya no son personas (por ejemplo, con una catatonia irreversible). «No queda nadie en casa».
Masgüel
Como imaginarás, para las creencias religiosas de los autores del artículo que señala Rawandi, mi constructivismo será tan irritante como su materialismo. Estoy negando la identificación de la persona con un alma separable del cuerpo o una sustancia espiritual. No hace falta creer en dioses o en instancias sobrenaturales para negar el monismo materialista y su errónea identificación con el naturalismo. Un naturalismo emergentista implica pluralismo ontológico.
Xalbador
Creo que haces trampa. Lo que ocultas detrás de tu crítica al materialismo es tu creencia en la existencia del alma, que no niegas a pesar de enmascararla en el seudoargumento de negar «la identificación de la persona con un alma separable del cuerpo». Mejor ser honestos y aclarar que lo que en realidad estás defendiendo es el tomismo actualizado, es decir, que la persona, para ti, es la unión del alma con el cuerpo. Con lo cual, la apelación a la ciencia es puro juego de malabares.
Rawandi
El naturalismo emergentista enseña que todos los estratos de la realidad (el físico, el químico, el biológico, el psicológico) se basan en la misma materia. En cada estrato emergen nuevas propiedades que se van sumando a las propiedades de los estratos previos. Por tanto, hay pluralidad de propiedades mas no pluralidad de materias. Todo es material porque lo psicológico no deja de ser biológico, lo biológico no deja de ser químico, y lo químico no deja de ser físico.
Masgüel
+ El naturalismo emergentista enseña que todos los estratos de la realidad (el físico, el químico, el biológico, el psicológico) se basan en la misma materia.
– Solo Bunge defiende un materialismo emergentista. Evidentemente, sin sistemas con propiedades físicas, tampoco hay propiedades biológicas o psicológicas. Solo uso el término «propiedades materiales» por no liarla más de la cuenta. Moulines mediante (critica.filosoficas.unam.mx/index.php/critica/article/download/239/232/), a estas alturas, sobra. La materia es un término metafísico, no científico.
Pero las propiedades de nivel superior no son reducibles, predecibles ni deducibles desde las propiedades de niveles inferiores. Y, en ocasiones, la emergencia supone hiatos ontológicos. En mi opinión, el emergentismo casa mucho mejor con un pluralismo discontinuísta.
+ En cada estrato emergen nuevas propiedades que se van sumando a las propiedades de los estratos previos. Por tanto, hay pluralidad de propiedades mas no pluralidad de materias.
– Que las propiedades mentales no sean materiales no significa que sean otro tipo de materia. Estás enfangado en el sustancialismo. Repito. Lo material es un conjunto de propiedades o aspectos de los sistemas naturales. No todas las propiedades de los sistemas naturales son materiales.
+ Todo es material porque lo psicológico no deja de ser biológico, lo biológico no deja de ser químico, y lo químico no deja de ser físico.
– Lo psicológico no deja de ser biológico a pesar de ser algo más que biológico. Lo biológico no deja de ser químico a pesar de ser algo más que químico, etc. La descripción física no es una descripción completa de la nauraleza. Cada nivel de organización es real y con poder causal. El monismo simplemente es una preferencia por los desiertos ontológicos.
Rawandi
La expresión «propiedades materiales», según indicas, «sobra», o sea, que deberíamos evitarla, y sin embargo pocas líneas después la usas. Una incoherencia tan flagrante sugiere que no logras tomarte en serio la postura que defiendes.
Sostienes que «en ocasiones, la emergencia supone hiatos ontológicos». A mí la expresión «hiato ontológico» me suena a pura patraña oscurantista. De hecho, la Iglesia católica argumenta que la aparición de nuestra especie tuvo que ser milagrosa precisamente porque supuso un hiato ontológico. En realidad, todo indica que ninguna de las emergencias requiere hiato ontológico alguno.
Dudo mucho que el materialismo emergentista únicamente tenga como defensor a Bunge. Por ejemplo, la cosmovisión del físico Brian Greene, que él denomina «naturalismo anidado» en su último libro, resulta plenamente materialista y emergentista.
El vocablo «anidado» nos indica que la naturaleza es como una muñeca rusa. La naturaleza sería la muñeca física, la muñeca más grande. Todo el contenido de la muñeca física, incluyendo al resto de las muñecas, es físico. Dentro de la muñeca física ha emergido la muñeca química, la cual a su vez contiene la muñeca biológica, y en el interior de esta encontramos la muñeca psicológica. En consecuencia, todo el contenido de la muñeca psicológica es simultáneamente físico, químico y biológico. Como disciplina científica, la psicología es en realidad una rama de la biología, que a su vez es una rama de la química y esta última es una rama de la física.
Por tanto, te equivocas al afirmar que lo psicológico es «algo más que biológico». Lo psicológico es un mero subconjunto de lo biológico, del mismo modo que el animal humano es un animal. En el lenguaje cotidiano solemos contraponer los términos «humano» y «animal», pero dicha contraposición solo es válida cuando la palabra «animal» funciona como una mera abreviatura de «animal no humano».
Masgüel
+ La expresión «propiedades materiales», según indicas, «sobra», o sea, que deberíamos evitarla, y sin embargo pocas líneas después la usas. Una incoherencia tan flagrante sugiere que no logras tomarte en serio la postura que defiendes.
– No es incoherencia, sino condescendencia.
+ Sostienes que «en ocasiones, la emergencia supone hiatos ontológicos». A mí la expresión «hiato ontológico» me suena a pura patraña oscurantista.
– Contaminación autitiva. Háztelo mirar. El hiato ontológico refire a la emergencia un tipo de propiedades que no encajan en la ontología que define el estado previo de la naturaleza. Con la emergencia de propiedades nuevas cambia la ontología de la naturaleza.
+ De hecho, la Iglesia católica argumenta que la aparición de nuestra especie tuvo que ser milagrosa precisamente porque supuso un hiato ontológico.
– Un milagro es un tipo de hiato ontológico. Concretamente, del tipo que no hay. Entre el número 2 y la tiza que usamos para escribir el signo en la pizarra hay un hiato ontológico. De esos, está el mundo lleno.
+ En realidad, todo indica que ninguna de las emergencias requiere hiato ontológico alguno.
– Será que el todo que te indica a tí no es el mismo todo que me indica a mí.
+ Dudo mucho que el materialismo emergentista únicamente tenga como defensor a Bunge.
– Los bungeanos son legión. De acuerdo. Y el monismo de sustancias + pluralismo de propiedades no es exclusivo de Bunge. Pero el materialismo emergentista de Bunge no es el único emergentismo. Precisamente hace unos días salió un nuevo artículo sobre pluralismo científico en la enciclopedia de filosofía de Stanford (https://plato.stanford.edu/entries/scientific-pluralism/). Échale un vistazo a la sección de ontología.
+ El vocablo «anidado» nos indica que la naturaleza es como una muñeca rusa. La naturaleza sería la muñeca física, la muñeca más grande. Todo el contenido de la muñeca física, incluyendo al resto de las muñecas, es físico. Dentro de la muñeca física ha emergido la muñeca química, la cual a su vez contiene la muñeca biológica, y en el interior de esta encontramos la muñeca psicológica. En consecuencia, todo el contenido de la muñeca psicológica es simultáneamente físico, químico y biológico.
– Y psicológica. Eliminas cada muñeca si la identificas con las que lleva por fuera. Por eso el reduccionismo no funciona. Además, cada una es distinta de la anterior. Añadir «no solo» es importante. Yo tengo propiedades psicológicas y la silla sobre la que estoy sentado no las tiene. Si desmayo inconsciente al suelo, seguiría teniendo propiedades biológicas, químicas y físicas. Pero durante un rato no tendría propiedades psicológicas (como durante el sueño profundo). Por eso dije el otro día que la descripción física no es una descripción completa de la naturaleza, que cada nivel es real y con poder causal. No son redescripciones de lo físico con otros términos. La naturaleza no sería la muñeca física, sino el juego de muñecas anidadas (y su capacidad para seguir generando muñecas nuevas).
+ Como disciplina científica, la psicología es en realidad una rama de la biología, que a su vez es una rama de la química y esta última es una rama de la física.
– Precisamente es en la pluralidad de disciplinas científicas, métodos y ontologías donde queda de manifiesto que eso no es cierto. Para este paseo, mejor de la manita de la seño Nancy Cartwright (para abrir boca https://www.youtube.com/watch?v=pd6_Xf0by78).
Xalbador
Entiendo que, según usted, ni quienes sufren el síndrome de Down profundo, ni quienes están en coma irreversible, ni los fetos antes de que tengan lugar las primeras sinapsis, entre otros muchos casos, son personas. No puedo estar más en desacuerdo.
Masgüel
+ Creo que haces trampa. Lo que ocultas detrás de tu crítica al materialismo es tu creencia en la existencia del alma, que no niegas a pesar de enmascararla en el seudoargumento de negar «la identificación de la persona con un alma separable del cuerpo».
– Pues te equivocas. Yo no creo en sustancias espirituales. Tampoco creo en sustancias materiales. En filosofía de la naturaleza hay alternativas al sustancialismo. Me parece mucho más adecuada una ontología de procesos (https://philpapers.org/archive/NICEFT-3.pdf). Los sistemas naturales, al hacerse más complejos, adquieren propiedades nuevas. Llamanos «material» a un conjunto de esas propiedades o aspectos. Las propiedades que adquieren algunos sistemas no son materiales. No solo pero, en concreto, ninguna propiedades mentales de los animales son materiales. Con la mente emerge lo que Searle llama una «ontología en primera persona» aunque, en mi opinión, la primera persona es una estructura gramatical y solo emerge con el lenguaje. Pero repito, eso no significa que las proiedades mentales estén formadas por una sustancia espiritual. Son propiedades de un sistema natural y cuando ese sistema es destruido, sus propiedades desaparecen.
+ Mejor ser honestos y aclarar que lo que en realidad estás defendiendo es el tomismo actualizado, es decir, que la persona, para ti, es la unión del alma con el cuerpo. Con lo cual, la apelación a la ciencia es puro juego de malabares.
– Mejor ser educados y no acusar a los demás de mentiroros cuando te están exponiendo su opinión.
+ Entiendo que, según usted, ni quienes sufren el síndrome de Down profundo, ni quienes están en coma irreversible, ni los fetos antes de que tengan lugar las primeras sinapsis, entre otros muchos casos, son personas. No puedo estar más en desacuerdo.
– Entiende bien, pero se queda corto. Para mí los niños no son personas hasta que aprenden a hablar.
Xalbador
Cuesta entender cuál es tu visión filosófica, porque te apuntas al emergentismo, al constructivismo, a la ontología de procesos y al tomismo, del que no has renegado a pesar de la defensa de tu honestidad intelectual.
No crees en la sustancia material, no crees en la sustancia espiritual, pero crees en la sustancia proceso, y en la sustancia sin nombre de la que emergen las distintas realidades.
Es más sencillo, todo lo que pretendes recoger a través de teorías diversas está expresado en la filosofía de Marx, que también niega la separación sustancial, y explica la realidad dialécticamente, es decir, procesualmente, así como también explica la aparición del espíritu a partir del desarrollo de la materia, de la que sería su producto, etcétera.
Buscar la originalidad no es sinónimo de acercarse a la verdad.
Masgüel
+ la sustancia proceso.
– Eso es un oxímoron.
+ Cuesta entender cuál es tu visión filosófica, porque te apuntas al emergentismo, al constructivismo, a la ontología de procesos.
– Cabe una dentro de otra, como las capas de una cebolla. Para mí, la que encierra las demás, en líneas generales, es el neopragmatismo norteamericano.
El naturalismo no deja de ser un conjunto de «ficciones operativas».
+ y al tomismo, del que no has renegado a pesar de la defensa de tu honestidad intelectual.
Si te quedas más tranquilo, reniego del tomismo y de mil dioses puestos en fila. ¡Qué manía te ha entrao!.
+ todo lo que pretendes recoger a través de teorías diversas está expresado en la filosofía de Marx
– En parte. Y en Hegel, en Kant, en Aristóteles. Y en I.Prigogine, en S.Kauffman, en T.Deacon, en J.England, etc…
+ Buscar la originalidad no es sinónimo de acercarse a la verdad.
Nunca he buscado la originalidad. No me canso de repetir que yo, en todo, soy un eco. «Truth is what your contemporaries let you get away with».
Masgüel
Contaba el Dalái lama lo que más le gustaba de Francisco Varela. Varela a veces decía: «Ahora me pongo en sombrero de neurólogo» y a partir de ese momento jugaba a hablar como un neurólogo. «Ahora me pongo el sombrero de budista» y jugaba a hablar como un budista.
Me parece un ejemplo magnífico, ponerse las filosofías por sombrero. Yo opino según con quién hablo. Con quienes se han atascado en Laplace, me pongo «muy del siglo XX». Con fundamenlistas cristianos no me duele el sombrero materialista.
Xalbador
> Eso es un oxímoron.
-Efectivamente, es lo que tiene defender que lo real es el proceso, que se acaba considerando sustancia lo que no es.
> Cabe una dentro de otra, como las capas de una cebolla. Para mí, la que encierra las demás, en líneas generales, es el neopragmatismo norteamericano.
El naturalismo no deja de ser un conjunto de «ficciones operativas».
-Ya son cuatro. Como sigas así, agotas todas las escuelas. Lo de tres en uno pensaba que era un aceite.
> Si te quedas más tranquilo, reniego del tomismo y de mil dioses puestos en fila. ¡Qué manía te ha entrao!
– Basta con que reniegues de uno.
> En parte. Y en Hegel, en Kant, en Aristóteles. Y en I.Prigogine, en S.Kauffman, en T.Deacon, en J.England, etc…
-Ninguno de los citados tiene nada que ver, respecto a la descripción de lo real, con Marx.
> Nunca he buscado la originalidad. No me canso de repetir que yo, en todo, soy un eco. «Truth is what your contemporaries let you get away with».
– Pues lo disimulas muy mal, porque definirse como neopragmático, constructivista, emergentista y ontológico procesual parece que encaja muy bien con ese deseo.
Masgüel
La ontología de procesos y el emergentismo son variedades del naturalismo, como el materialismo y el reduccionismo. El constructivismo respecto a la identidad personal es coherente con el naturalismo. El naturalismo puede entenderse como una metafísica o como un conjunto de ficciones operativas (al modo de Nietzsche y el pragmatismo). Ponerse una etiqueta para todo, como el portaestandarte en una batalla, es ridículo.
¿La descripción de la realidad de Marx no tiene nada que ver con la de Hegel, Kant o Aristóteles?. Vaya, se nos ha ido a hacer gárgaras la tradición ontoteológica. Pero resulta que yo no soy marxista, aunque en Marx, como en todos los filósofos de peso, hay cosas aprovechables.
Xalbador
Te vas a ahogar en puros conceptos, cuyo significado adaptas según la ocasión, como el camaleón. ¿Por qué naturalismo te decantas, por el metafísico o por el funcional?¿O por ambos según convenga? Y, por supuesto, la descripción de la realidad de Marx no tiene nada que ver con los autores que citas, a no ser que confundas palabra con concepto. En Nietzsche el naturalismo no es una ficción ni operativa ni no operativa, es el fundamento de su filosofía.
Masgüel
Rawandi, te contesto aquí abajo en dos partes, que la página me ha echo un feo al colgar un comentario con enlaces.
+ La expresión «propiedades materiales», según indicas, «sobra», o sea, que deberíamos evitarla, y sin embargo pocas líneas después la usas. Una incoherencia tan flagrante sugiere que no logras tomarte en serio la postura que defiendes.
– No es incoherencia, sino condescendencia.
+ Sostienes que «en ocasiones, la emergencia supone hiatos ontológicos». A mí la expresión «hiato ontológico» me suena a pura patraña oscurantista.
– Contaminación autitiva. Háztelo mirar. El hiato ontológico refire a la emergencia un tipo de propiedades que no encajan en la ontología que define el estado previo de la naturaleza. Con la emergencia de propiedades nuevas cambia la ontología de la naturaleza.
+ De hecho, la Iglesia católica argumenta que la aparición de nuestra especie tuvo que ser milagrosa precisamente porque supuso un hiato ontológico.
– Un milagro es un tipo de hiato ontológico. Concretamente, del tipo que no hay. Entre el número 2 y la tiza que usamos para escribir el signo en la pizarra hay un hiato ontológico. De esos, está el mundo lleno.
+ En realidad, todo indica que ninguna de las emergencias requiere hiato ontológico alguno.
– Será que el todo que te indica a tí no es el mismo todo que me indica a mí.
+ Dudo mucho que el materialismo emergentista únicamente tenga como defensor a Bunge.
– Los bungeanos son legión. De acuerdo. Y el monismo de sustancias + pluralismo de propiedades no es exclusivo de Bunge. Pero el materialismo emergentista de Bunge no es el único emergentismo. Precisamente hace unos días salió un nuevo artículo sobre pluralismo científico en la enciclopedia de filosofía de Stanford (https://plato.stanford.edu/entries/scientific-pluralism/). Échale un vistazo a la sección de ontología.
sigo
Masgüel
+ El vocablo «anidado» nos indica que la naturaleza es como una muñeca rusa. La naturaleza sería la muñeca física, la muñeca más grande. Todo el contenido de la muñeca física, incluyendo al resto de las muñecas, es físico. Dentro de la muñeca física ha emergido la muñeca química, la cual a su vez contiene la muñeca biológica, y en el interior de esta encontramos la muñeca psicológica. En consecuencia, todo el contenido de la muñeca psicológica es simultáneamente físico, químico y biológico.
– Y psicológica. Eliminas cada muñeca si la identificas con las que lleva por fuera. Por eso el reduccionismo no funciona. Además, cada una es distinta de la anterior. Añadir «no solo» es importante. Yo tengo propiedades psicológicas y la silla sobre la que estoy sentado no las tiene. Si desmayo inconsciente al suelo, seguiría teniendo propiedades biológicas, químicas y físicas. Pero durante un rato no tendría propiedades psicológicas (como durante el sueño profundo). Por eso dije el otro día que la descripción física no es una descripción completa de la naturaleza, que cada nivel es real y con poder causal. No son redescripciones de lo físico con otros términos. La naturaleza no sería la muñeca física, sino el juego de muñecas anidadas (y su capacidad para seguir generando muñecas nuevas).
+ Como disciplina científica, la psicología es en realidad una rama de la biología, que a su vez es una rama de la química y esta última es una rama de la física.
– Precisamente es en la pluralidad de disciplinas científicas, métodos y ontologías donde queda de manifiesto que eso no es cierto. Para este paseo, mejor de la manita de la seño Nancy Cartwright (para abrir boca https://www.youtube.com/watch?v=pd6_Xf0by78).
Xalbador
Muñecas rusas, hiatos ontológicos, emergentismo, constructivismo, naturalismo de quita y pon, neopragmatismo, ontología de procesos…y ¡milagros!
Es difícil encontrar un discurso más incoherente:
-«La materia es un término metafísico, no científico».
Confundes filosofía con metafísica.
-«las propiedades de nivel superior no son reducibles, predecibles ni deducibles desde las propiedades de niveles inferiores».
Cada abstracción y cada observación particular que termina con un principio general refutan tu afirmación.
-«en ocasiones, la emergencia supone hiatos ontológicos». Claro, si no es en ocasiones, todo sería un hiato, es decir, la nada. Es el catastrofismo versión «ontológica». Así se da pie a las razones seminales y a la intervención divina constante.
-«Lo material es un conjunto de propiedades o aspectos de los sistemas naturales. No todas las propiedades de los sistemas naturales son materiales».
Hasta la aparición de nuestra especie en la tierra lo material era lo natural y viceversa. Es esa aparición la que genera lo que llamamos espíritu, que no es material, pero que no existiría sin materia. No hay ni hiatos, ni milagros. Se llama evolución.
– «Lo psicológico no deja de ser biológico a pesar de ser algo más que biológico. Lo biológico no deja de ser químico a pesar de ser algo más que químico, etc.»
Lo psicológico no es «más» que lo biológico, porque no existiría sin éste. Lo psicológico es una manifestación de lo biológico, ni más ni menos.
-«Con la emergencia de propiedades nuevas cambia la ontología de la naturaleza».
La emergencia es el sustituto (eufemismo) de la creación. Es un intento de colar el inmaterialismo, las razones seminales, o la intervención divina constante (dios como el poeta de las cosas de Whitehead). Aquí se abandona toda fe en la ciencia, en la cosmología, y se vuelve al pensamiento mítico…
Te recuerdo, de paso, que te queda por aclarar qué tiene que ver la descripción de la realidad de Marx con la de Aristóteles, Kant o Hegel. Ánimo, te servirá para repasar un poco de historia de la filosofía.
Masgüel
+ Es difícil encontrar un discurso más incoherente.
– Sobre todo si mezclas los argumentos de Rawandi con los míos.
+ «Lo material es un conjunto de propiedades o aspectos de los sistemas naturales. No todas las propiedades de los sistemas naturales son materiales». Hasta la aparición de nuestra especie en la tierra lo material era lo natural y viceversa. Es esa aparición la que genera lo que llamamos espíritu, que no es material, pero que no existiría sin materia.
– Pues cuéntame eso del espíritu, porque se parece mucho a la emergencia que tanto te disgusta.
Los animales eran conscientes mucho antes de la aparición de nuestra especie. Las bacterias estaban vivas mucho antes de la aparición de los animales.
+ No hay ni hiatos, ni milagros. Se llama evolución.
No hay milagros. Hay continuidades y discontinuidades. Se llama evolución.
+ Lo psicológico no es «más» que lo biológico, porque no existiría sin éste. Lo psicológico es una manifestación de lo biológico, ni más ni menos.
– No haces sino repetir a Rawandi. No voy a repetir también mi respuesta.
+ La emergencia es el sustituto (eufemismo) de la creación.
– Eso huele a la escuela de Oviedo. Y luego te salen con chorradas como la anamórfosis absoluta y la materia ontológico general. Pero claro que la emergencia es creación. Es creación sin creador.
+ Es un intento de colar el inmaterialismo, las razones seminales, o la intervención divina constante (dios como el poeta de las cosas de Whitehead).
– No intento colar el inmaterialismo. Lo estoy defendiendo explícitamente.
– Las razones seminales son justo lo contrario a la emergencia. La emergencia es novedad. Lo nuevo no estaba implícito en lo anterior. La evolución no es el despliegue de un algoritmo.
– Sobre la intervención divina, por mi parte, soy ateo. Es cierto que muchos emergentistas son creyentes. Me resultan mucho más simpáticos que los «jinetes del ateísmo» (salvo Dennett, a pesar de estar equivocado en casi todo).
+ Aquí se abandona toda fe en la ciencia
– Claro que sí. Fe, ninguna. Fascinación.
+ en la cosmología
– No has podido traer a cuento una disciplina más especulativa. Astronomía, la que quieras. Cosmología, con pinzas.
+ y se vuelve al pensamiento mítico
– No volvemos. Nunca salimos.
+ Te recuerdo, de paso, que te queda por aclarar qué tiene que ver la descripción de la realidad de Marx con la de Aristóteles, Kant o Hegel.
– Haré los deberes que me pones cuando hagas los que pongo yo. Después de veintitantos comentarios, con mis cartas boca arriba sobre la mesa, mi jugada es incoherente, mentirosa, ignorante… Tú todavía no has soltado ni una.
Xalbador
Será que tus prejuicios, otra vez, te impiden entender lo que digo. En cada crítica está implícito mi pensamiento, mucho más comprensible que el galimatías que compone tu discurso. De Oviedo, me quedo con la ciudad, la filosofía a la que te refieres, toda para ti.
Curioso, eso de afirmar las semejanzas entre Marx y los otros autores que citas, para reconocer que no sabes por qué lo afirmas.
Para reconocerte como ateo, tus afirmaciones serán bien aceptadas por quienes no lo son, porque tu emergentismo es lo más parecido a la idea de creación. Si no, ya me explicarás cómo después de un hiato ontológico surge algo que antes no existía, y de lo cual no proviene, según tus propias palabras ¿quizás porque estaba en potencia de ser? ¡Ah, no, porque lo dices tú! Afirmar sin justificar. Es lo tuyo.
Masgüel
+ Será que tus prejuicios, otra vez, te impiden entender lo que digo. En cada crítica está implícito mi pensamiento, mucho más comprensible que el galimatías que compone tu discurso.
– Pues será eso.
+ De Oviedo, me quedo con la ciudad, la filosofía a la que te refieres, toda para ti.
Toda no. Gracias. Y el Maestro era insoportable. Pero buena parte es aprovechable.
+ Curioso, eso de afirmar las semejanzas entre Marx y los otros autores que citas, para reconocer que no sabes por qué lo afirmas.
– No responder no es lo mismo que reconocer que no se sabe. A Marx les has traído tú a la mesa. Y a Dios. Las muñecas rusas y los milagros, Rawandi. No me apetece seguiros el juego.
+ Para reconocerte como ateo, tus afirmaciones serán bien aceptadas por quienes no lo son
– Por muy pocos de quienes no lo son. Cuando digo que hay muchos emergentistas creyentes, me refiero sobre todo a científicos. Como puedes imaginar, «muchos» es una exageración.
+ porque tu emergentismo es lo más parecido a la idea de creación.
– No es parecido. Ya he dicho que la emergencia es una forma de creación.
+ ya me explicarás cómo después de un hiato ontológico surge algo que antes no existía, y de lo cual no proviene, según tus propias palabras
– Esas no son mis palabras. Surge algo que no existía, pero claro que proviene de lo anterior. Lo que no está es implícito, programado, predestinado, desde lo anterior. Pero sin lo anterior no existiría. Aquí viene a cuento la idea de posible adyacente de S. Kauffman (que no deja de ser una actualización de las «codiciones de posibilidad»).
https://www.youtube.com/watch?v=GVL2Y5z2jLU
+ ¿quizás porque estaba en potencia de ser?
– No. No estaba en ningún sitio antes de llegar a ser. Pero depende de las condiciones, siempre contingentes, que le permiten llegar a ser.
+ Afirmar sin justificar. Es lo tuyo.
– También.
Xalbador
Lo del espíritu lo entenderás cuando leas a Marx.
Masgüel
A Hegel no. Porque Hegel no habla del Espíritu y como todo el mundo sabe, no tiene nada que ver con Marx.
Xalbador
Evidentemente, no pueden tener ambos razón cuando uno dice «A» y el otro «no-A». Una vez más, la palabra no es lo mismo que el concepto. Marx tiene más del atomismo que de Hegel. Pero espero que la explicación larga la descubras cuando los leas.
Por cierto, tu emergentismo encaja perfectamente en la cosmología que coges con pinzas por especulativa.
Masgüel
Dado que defendías la fe en esa cosmología y la catástrofe ontológica de ponerla en duda, mi emergentismo, que tan bien encaja en ella, debería ser también el tuyo. Ah, no. Que el incoherente soy yo.
Xalbador
De lógica andas un poco flojo: defender la cosmología como ciencia, no significa defender cualquier cosmología, menos aún la que sustituye a la idea de creación por la idea de creación emergentista.
Masgüel
Entonces me acusas de que mi emergentismo encaje perfectamente en una cosmología emergentista. Porque soy incoherente, me derrapa la lógica y tu acusación no es tautológica.
Hoy la cosmología maneja un modelo de amplio consenso (Lambda Cold Dark Matter). Es compatible con el emergentismo y con el reduccionismo fisicalista (es un problema abierto para la filosofía de la ciencia, aunque algunos os tomáis los problemas como combates contra la herejía). Y poner ese modelo en duda no es anticientífico:
https://www.youtube.com/watch?v=JETGS64kTys
Xalbador
No, yo no acuso, tan solo dejo patente la inconsistencia de tus afirmaciones y tus carencias acerca de las ideas de filósofos que citas sin ton ni son. Quizás se deba a que la filosofía, incluida la lógica, no es tu ámbito «natural».
El juego de palabras difícilmente conseguirá esconder tus contradicciones. Tú has negado valor a la cosmología (relee lo que escribes) a la que ahora te apuntas y, además, para dar lecciones, eso sí, siempre que quede a salvo tu emergentismo del que no parece que tengas ninguna duda, a pesar de que tenerla «no es anticientífico».
Masgüel
+ dejo patente la inconsistencia de tus afirmaciones y tus carencias acerca de las ideas de filósofos que citas sin ton ni son.
– No lo haces. No dejas patente ninguna de mis inconsistencias. Yo aporto argumentos (que, como he dicho, no son míos), uno detrás de otro. Tú, en lugar de refutarlos, te limitas a repetir que me contradigo y que no tengo ni idea.
– No me limito a citar autores. Cito sus argumentos y añado enlaces donde los desarrollan. Si hicieras los deberes que te pongo estarías en mejores condiciones para comprobar si lo que digo es un ton ni son.
+ Quizás se deba a que la filosofía, incluida la lógica, no es tu ámbito «natural».
– Pues seguro. Pero, de nuevo, esa no es más que una de tus constantes descalificaciones.
+ El juego de palabras difícilmente conseguirá esconder tus contradicciones.
– Que no entiendas mis argumentos no significa que sean juegos de palabras.
+ Tú has negado valor a la cosmología (relee lo que escribes) a la que ahora te apuntas
– He negado valor a las especulaciones de la cosmología, a las que no me apunto. Si vieras los vídeos y leyeras los textos que enlazo a lo mejor entenderías de qué va el cuento. Que el modelo cosmológico de consenso sea compatible con el emergentismo no añade un ápice a su verosimilitud.
+ y, además, para dar lecciones
– Quizás porque te hagan falta.
+ eso sí, siempre que quede a salvo tu emergentismo del que no parece que tengas ninguna duda
– No tengo certezas. Tengo preferencias.
+ a pesar de que tenerla «no es anticientífico».
– Tener dudas sobre un modelo cosmológico no es anticientífico. El modelo standard en la cosmología actual es compatible con el reduccionismo y con el emergentismo. Ese modelo puede caer en breve (como apunta Hossenfelder en el vídeo que enlazo) y la dicotomía anterior mantenerse en pie.
P.D. Yo me bajo aquí. Porque hemos abusado de la hospitalidad de esta página. Y porque sospecho que eres un troll.
Xalbador
Todo lo que tú llamas argumentos son puras creencias. Tu emergentismo no está sostenido por ninguna prueba, a no ser que por tal entiendas la apelación a determinadas personalidades (falacia «ad verecundiam»). La verdad no radica en quién la dice, sino en lo que se dice (perdona que te recuerde algo tan elemental). El «hiato ontológico» del que abusas no significa nada real, son puros juegos del lenguaje, que diría Wittgenstein,que están muy bien como tales, es decir, como entretenimiento o ejercicio intelectual, pero no como lo que pretendes que sea. Tu neopragmatismo es un moda que, como pasa en otros campos, proviene del imperio, al cual muchos intelectuales rinden pleitesía acrítica. Allá tú.
Si para justificar tu marcha tienes que acudir a otra falacia (en este caso «ad hominen») llamándome troll, eso solo sirve para constatar que de lógica y de filosofía andas bastante escaso.
Masgüel
Espero que el autor del vídeo sobre Cartwright que he colgado más arriba no llegue a leer lo que he dicho del Maestro de la escuela de Oviedo, porque era su abuelo.
Xalbador
Dices que la emergencia es creación sin creador, pero que lo que surge a través de ella proviene de lo anterior en lo que no estaba implícito. Más parece que lo que correspondería es llamar transformación o producción a lo que llamas emergencia. También en la producción humana el producto no existía previamente. Sobraría, por tanto, acudir a un concepto nuevo cuando ya existe uno que lo explica. Y de paso, desaparecen los hiatos, la ontología procesual y demás artilugios conceptuales que no añaden nada.
Masgüel
Es que la producción humana es el no va más de la emergencia. No somos solo un accidente en el extrarradio de una galaxia cualquiera. A no ser que haya más «gente» ahí fuera, somos la expresión más potente de la creatividad de la naturaleza. Como decía Frank Herbert (el de Dune), «Somos la fuente de las sorpresas».
Masgüel
Claro está, la producción humana no es creación sin creador. Y hay un ejemplo anterior. El efecto Baldwin.