Ni se ve, ni huele ni se puede tocar. Y sin embargo, el radón es la segunda causa de cáncer de pulmón, por detrás del tabaco. Pese a ser menos conocido que otros gases nobles de su misma familia, como el neón o el xenón, se puede acumular en el sótano de nuestras viviendas y lugares de trabajo. Su inhalación se ha relacionado también con un mayor riesgo de ictus, lo que subraya la importancia de medir su concentración para garantizar niveles seguros para la salud.
Un gas radiactivo y natural
El radón, elemento 86, se agrupa dentro de los gases nobles de la tabla periódica. La nobleza de estos gases radica en su falta de reactividad, que sin embargo no impide el proceso de fisión por el cual se desintegra en otras partículas. De hecho, constituye la principal fuente de radiación natural a la que está expuesta la población. Se forma por desintegración de uranio y torio, elementos también radiactivos presentes en muchos suelos y rocas terrestres.
Como gas radiactivo (que no radioactivo) se produce de forma natural y libera en su descomposición partículas alfa de alta energía pero con limitada capacidad de penetración. Estas partículas, constituidas por átomos de helio con dos protones y dos neutrones, no son capaces de atravesar una delgada hoja de papel ni nuestra piel, pero una vez inhaladas pueden provocar daños severos en nuestras células.
El radón se acumula en los sótanos
¿Cómo evitar que el radón llegue a nuestros pulmones? La mayor fuente de radón es el suelo donde se ubican las viviendas, especialmente aquellas construidas en terrenos graníticos. En España, se localizan principalmente en Galicia, Extremadura, Madrid, Canarias, Castilla y León y Cataluña. Al aire libre, el radón se diluye rápidamente hasta alcanzar concentraciones muy bajas y no suele resultar peligroso.
Se forma por desintegración de uranio y torio, elementos radiactivos presentes en muchos suelos y rocas terrestres
Sin embargo, es más pesado que el aire, por lo tiende a acumularse zonas bajas como garajes y sótanos, espacios cerrados que además suelen contar con poca ventilación. Las minas, las cuevas y las centrales de tratamiento de aguas son otros lugares con niveles de radón elevados, mientras que la cantidad emitida por el granito usado en la construcción o la decoración de la vivienda es mínima.
Medidas para mitigar sus efectos
En este sentido, hace escasas semanas se aprobó desde el Consejo de Ministros el Plan Nacional contra el gas radón, que busca garantizar bajos niveles de radón revisando las infraestructuras de las edificaciones tanto existentes como nuevas. De acuerdo con esta nueva norma, los niveles de exposición al radón no deben superar los 300 becquerelios por metro cúbico (Bq/m3) y, en caso contrario, se deberán implementar medidas para reducir su concentración, ya sea mediante sistemas de evacuación mecánica o mejorando el sellado y la ventilación del edificio.
Tiende a acumularse zonas bajas como garajes y sótanos, espacios cerrados que además suelen contar con poca ventilación
Riesgo de cáncer de pulmón e ictus
Esta normativa hace hincapié en la necesidad de aumentar la conciencia de la población y de los trabajadores sobre los efectos de este peligroso gas invisible sobre la salud y, en particular, en combinación con el tabaco. De hecho, el riesgo asociado al radón que corre un fumador es 25 veces superior al de una persona que no fuma tabaco según la Organización Mundial de la Salud. En España, el radón es el responsable de la muerte de 1.500 personas, y a nivel mundial, de entre un 3% y un 14% de los casos de cáncer de pulmón.
Pero los riesgos del radón no acaban con el cáncer, tal y como ha publicado la revista Neurology. En un reciente estudio, los investigadores han establecido una relación entre el riesgo de accidente cerebrovascular y la inhalación de niveles moderados e incluso bajos de este gas. Los resultados han puesto de manifiesto que las mujeres expuestas a radón tenían un 14% más de probabilidades de sufrir trombos en los vasos sanguíneos que aquellas en cuyas casas los niveles de gas eran prácticamente nulos.
Aunque el radón puede pasar desapercibido, su amenaza para la salud no debe subestimarse. La detección temprana y las medidas de mitigación son esenciales para evitar la exposición no deseada a este gas radiactivo así como para prevenir los efectos nocivos sobre la salud. Gestos tan sencillos como asegurar una adecuada ventilación pueden evitar la acumulación de este veneno invisible y ayudar a la protección de nuestros hogares y nuestras células.
Referencias:
Radón (Radon) (2021) ATSDR / CDC
El radón y sus efectos en la salud (2021) Organización Mundial de la Salud
Sobre la autora: Raquel Gómez Molina es química especialista en laboratorio clínico y comunicación científica
Raul
Un artículo muy interesante.
Por cierto, la RAE reconoce radioactivo como sinónimo de radiactivo.
Abunda
En el ciemat abunda
JorgeGV
El tema del radón es controvertido, fundamentalmente porque esta basado en el modelo LNT, que esta en entredicho desde hace años. Básicamente el problema es que los modelos de riesgo de radiación están calculados en base a grandes dosis, y para pequeñas dosis los efectos biológicos están extrapolados. Sin embargo, hay evidencias de que la exposición crónica a bajas dosis de radiación puede no ser letal, e incluso ser beneficiosa para desarrollar una cierta inmunidad natural contra la radiación. Y dentro de estas bajas dosis entra el tema del radón.
Mas info:
https://www.x-lnt.org/what-is-the-lnt-model
https://en.wikipedia.org/wiki/Linear_no-threshold_model (ver apartado «Controversy»)