Un estudio publicado en Nature Communications describe por primera vez un gesto simbólico en animales no primates. En los carboneros japoneses (Parus minor) un rápido aleteo por parte de un miembro de la pareja indica al otro que entre primero en el nido.
La anécdota es muy conocida, se ha atribuido a diferentes protagonistas y ha incorporado insultos diversos. Básicamente es así: dos hombres se encuentran frente a una puerta. Uno de ellos dice “yo no cedo el paso a un imbécil”. El otro responde “yo sí, pase usted”.
Es concebible que la persona que cedió el paso acompañara su frase con un gesto, dirigiendo su mano hacia la puerta. Este tipo de gestos que señalan o dirigen la atención hacia algo se denominan “deícticos”. Otro tipo de gestos que usamos los humanos para comunicarnos son los simbólicos. En ellos no hay relación evidente entre el gesto y su significado. Por ejemplo decir adiós agitando la mano, o indicar que todo va bien con el pulgar hacia arriba.
Muchos animales se comunican con sonidos y en algunos casos, muchos menos, también lo hacen con gestos. Esto se ha estudiado sobre todo en primates, por motivos obvios de su parentesco con nosotros. De hecho, se han llegado a describir en los chimpancés hasta 66 gestos con 19 significados diferentes, incluyendo acércate, aléjate o acicálame. Estos gestos son fundamentalmente deícticos, el chimpancé llama la atención de un congénere y señala para comunicar su intención. Más allá de los primates se han descrito gestos deícticos en cuervos y urracas, indicando por ejemplo de dónde viene un depredador. Incluso en peces de coral (Plectropomus) que cazan en grupo, hay un señalamiento hacia el lugar en el que se ha escondido la presa.
Nunca se han descrito claros gestos simbólicos fuera de los primates. Hasta ahora. Porque un pájaro, el carbonero japonés (Parus minor), muy parecido a nuestro bonito carbonero común (Parus major), ha desarrollado un gesto especial para indicar a su pareja que entre primero al nido.
Esta no es la primera sorpresa que nos depara este pajarillo. En 2016 se describió un caso excepcional de composición sintáctica en su canto. El carbonero japonés tiene cuatro tipos de notas principales, A, B, C y D. Cuando combina ABC en una llamada, sus congéneres miran hacia los lados para detectar posibles amenazas. Cuando repite la nota D, los demás carboneros se agrupan para hacer frente a un peligro. Lo curioso del caso es que si la llamada (reproducida en un altavoz) consiste en ABC-D, los carboneros miran hacia los lados y luego vuelan hacia el altavoz. Pero si se reproduce una llamada D-ABC, los pájaros no reaccionan. Es decir, los dos mensajes requieren una sintaxis precisa para ser comprendidos.
El carbonero japonés acaba de sorprender de nuevo utilizando un gesto simbólico que significa “pasa tú primero”. Estas aves anidan en huecos de árboles con entradas estrechas o en cajas de anidamiento. Cuando los dos miembros de la pareja llegan con alimento para los pollos, uno de ellos, más frecuentemente la hembra, agita las alas. Esta es la señal para que el macho entre primero al nido. Cuando es el macho el que agita las alas, o la hembra no hace ninguna señal, es ésta la que precede al macho. Pueden ver este comportamiento en los siguientes vídeos:
Ya se conocían muchos patrones estereotipados de conducta en las aves que implican movimientos corporales precisos durante el cortejo. Pero lo fascinante de esta observación, aparentemente sencilla, es que los carboneros han desarrollado un gesto simbólico (agitar las alas), que no tiene ninguna relación con su significado: “después de ti”. Esto nos indica la importancia de conocer mejor los mecanismos de comunicación animal para comprender la evolución de los lenguajes, y en especial la del nuestro, un fenómeno que contribuyó decisivamente a hacernos humanos.
Sobre el autor: Ramón Muñoz-Chápuli Oriol es Catedrático de Biología Animal (jubilado) de la Universidad de Málaga
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