La afición que nos trajo la minería

Fronteras

Durante la segunda mitad del siglo XIX numerosas empresas británicas desembarcaron en la Península Ibérica para comprar concesiones mineras por todo nuestro territorio. Esos empleados llegados de Gran Bretaña trajeron consigo muchas de sus costumbres y aficiones. Entre ellas, un curioso deporte que se jugaba dándole patadas a una pelota, al que llamaban football, y con el que se divertían al terminar los turnos de trabajo. Un deporte que pronto llamó la atención de los trabajadores españoles, aprendiendo a jugar para echar unas pachangas con sus jefes y compañeros británicos. Y lo que nació como una afición de empleados de explotaciones mineras, en apenas unas décadas llegó a convertirse en el deporte rey de nuestro país.

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Aspecto de la explotación de las Minas de Río Tinto, Huelva, a comienzos del siglo XX. Fuente: Junta de Andalucía B) Componentes del Huelva Recreation Club en 1889, el año de su fundación. Fuente: HuelvaYa

Todo comenzó en Huelva. En 1873, la compañía británica Rio Tinto Company Limited adquirió la concesión de explotación de las minas de Río Tinto para extraer, principalmente, cobre. Y fue esta compañía británica quien trajo el fútbol a nuestro país, fundando en 1878 el primer equipo dedicado a este deporte, el Río Tinto Foot-Ball Club. Aunque se les olvidó inscribirlo en el registro de sociedades recreativas hasta 1901. Pero otros empleados de la compañía minera no fueron tan olvidadizos y, en 1889, inscribieron al equipo llamado Huelva Recreation Club, hoy en día conocido como Recreativo de Huelva. Así es como el decano, el primer equipo de fútbol de nuestro país, nació al calor del mineral de los yacimientos de Río Tinto.

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A) Minería de hierro en Muskiz, Bizkaia, a mediados del siglo XX. Imagen del archivo fotográfico de Muskiz. Fuente: Ondartez B) Alineación del Athletic Club de Bilbao en 1903, cuando ganó la Copa del Rey. Fuente: Athletic Club

Si viajamos al norte de la Península, nos encontramos con una historia muy parecida. En 1876 se permitió a las empresas extranjeras explotar y comerciar con el mineral de hierro de Bizkaia y las compañías británicas no tardaron en llegar, con una pelota en sus pies. De hecho, hay registro de que, en 1889, unos marinos británicos disputaron el primer partido de fútbol en Bilbao. Apenas cuatro años más tarde el partido se repitió, enfrentando, en esta ocasión, a un equipo formado por británicos contra otro compuesto por vizcaínos. Este nuevo deporte había calado tanto entre los autóctonos que, en 1898 varios miembros de la Sociedad Gimnástica Zamacois fundaron el Athletic Club (de Bilbao), aunque no lo inscribieron como club de fútbol hasta 1901.

Pero la relación entre la Geología o, mejor dicho, la Minería y el balompié patrio no termina aquí. A principios del siglo XX, cuatro jóvenes vizcaínos fueron a estudiar a la Escuela Especial de Ingenieros de Minas de Madrid. Amantes del fútbol, en 1903 fundaron el Athletic Club (de Madrid) como una filial del equipo de su tierra. Aunque hoy en día se le conoce como Atlético de Madrid.

Ahora abandono un poco el mundo basado en hechos reales y comprobables para pasar a las leyendas. Y es que, si hablamos de fútbol, lo primero que nos viene a la cabeza son los cánticos de ánimo de la afición. Sobre todo, el más famoso, el himno que grita la gente cuando su equipo se proclama campeón: el alirón. Aquí nos encontramos con dos posibles orígenes para esta palabra, ambos situados en tierras del norte peninsulares, aunque es probable que ninguno de ellos sea el real. Por un lado, se alude a una versión futbolera de un cuplé de principios del siglo XX debido a un eufórico hincha que gritó “alirón, alirón, el Athletic campeón” en plena actuación de una famosa cantante tras ganar el equipo de Bilbao un partido importante. Pero me interesa más la otra versión, mucho más geológica y que nos lleva de nuevo a la minería de Bizkaia. En aquellas explotaciones tan precarias de hace un siglo, los trabajadores cobraban un salario más grande si encontraban vetas con mayor contenido de mineral de hierro. Estas rocas ricas en mineral quedaban señaladas por los jefes británicos escribiendo las palabras “all iron” en los materiales geológicos que querían explotar, lo que llenaba de alegría a todos los mineros. Como el conocimiento de inglés de aquellos trabajadores patrios no era muy elevado, leían literal las dos palabras que tanto querían encontrar, gritando “alirón” a sus compañeros cuando daban con la veta más rica en mineral. Así, esa exclamación se convirtió en motivo de regocijo para todo el mundo, trasladando esa alegría al mundo deportivo.

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Celebración de un título del Athletic Club a bordo de la gabarra. Fuente: Athletic Club

Y, ya que estoy hablando de las celebraciones del Athletic Club de Bilbao, seguro que, sin quererlo, ya os habréis enterado de que, cuando este equipo consigue un título, los jugadores se dan un paseo con el trofeo por la ría subidos a una gabarra (y no estoy empleando el masculino genérico, ya que las jugadoras no han disfrutado de esta celebración al ganar sus competiciones). Pues las gabarras son unas barcazas sencillas y de fondo plano que se utilizaban para transportar el mineral por la ría del Nervión hasta los cargaderos situados cerca de la desembocadura, ya que los buques más grandes no podían entrar navegando aguas arriba para recoger el hierro debido al poco calado del cauce del río. Generalmente, las gabarras no tienen medio de propulsión propio, necesitan ser remolcadas. Y, en aquella época, se encargaban de moverlas por la ría las sirgueras, mujeres muy pobres que trabajaban por el pan diario tirando desde la orilla de grandes cabos, llamados sirgas, enganchados a las gabarras cargadas de mineral.

Así que, mientras duran las celebraciones del equipo masculino del Athletic Club de Bilbao tras haber ganado la Copa del Rey de fútbol, yo me imaginaré que los jugadores son unos montoncitos de mineral de hierro encima de una gabarra que se mueve sobre la ría del Nervión al grito de “all iron” de toda la afición, en homenaje a esas empresas mineras británicas que trajeron el balompié a nuestra tierra. Más geológico no podría ser.

Sobre la autora: Blanca María Martínez es doctora en geología, investigadora de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y colaboradora externa del departamento de Geología de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU

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