Neandertales arcaicos en el yacimiento de la Sima I de la cueva de El Polvorín

Investigación UPV/EHU

Asier Gómez Olivencia et al.*

Los neandertales habitaron Europa y parte de Asia desde hace unos 200.000 años hasta se extinguieron, hace 40.000 años. A nivel esquelético, las diferencias que podemos encontrar entre neandertales y nuestra especie, Homo sapiens, son muchas, y ambos grupos se pueden distinguir incluso con el hueso más pequeño del esqueleto: el estribo del oído medio. Por ello, los neandertales podrían considerarse como una especie paleontológica. Sin embargo, somos parientes cercanos y compartimos con los neandertales un antepasado común con una antigüedad de entre hace un millón a 500.000 años del que descendemos las dos especies. De hecho, el estudio del genoma neandertal ha permitido demostrar que hubo hibridación entre este grupo humano y las poblaciones de nuestra propia especieque habían salido de África. Debido a ello, una parte de las poblaciones de Homo sapiens actuales preservan entre un 2 y un 4% de ADN neandertal.

El origen de los neandertales hay que buscarlo en las poblaciones humanas del Pleistoceno medio. Por ejemplo, la población de la Sima de los Huesos, que tiene una cronología entre 430.000 y 300.000 años, presenta rasgos anatómicos considerados claramente neandertales mezclados con otros más primitivos. Es decir, la población de la Sima de los Huesos muestra algunos, pero no todos los rasgos anatómicos típicos de los neandertales del Pleistoceno superior. La mayor parte del registro neandertal que se conoce tiene una cronología posterior a 135.000 años de antigüedad y suele consistir, mayoritariamente, en dientes u otros restos aislados. Hasta la fecha se han recuperado alrededor de 40-50 esqueletos parciales o completos, en algunos casos en conexión anatómica, es decir, con los huesos colocados en la posición en la que estarían en vida. Muchos de estos casos han sido interpretados como enterramientos intencionales. Además, algunos conjuntos de restos neandertales muestran marcas de corte y huesos fracturados intencionalmente, que son interpretados como evidencia de la práctica de canibalismo. Sin embargo, a excepción de la Sima de los Huesos, los restos del linaje neandertal de más de 135.000 años son muy escasos y, aunque conocemos la evolución de este grupo a grandes rasgos, todavía existen muchos interrogantes.

Desfiladero del río Karrantza (Bizkaia). Foto: Javier Trueba (Madrid Scientific Films).

En el País Vasco se conocen varios yacimientos arqueológicos con evidencias de ocupaciones neandertales entre hace unos 200.000 y 40.000 años, como, por ejemplo, Axlor (Dima), Aranbaltza (Barrika), Arlanpe (Lemoa), Lezetxiki (Arrasate), y Amalda (Zestoa). Sin embargo, el número de yacimientos con restos humanos es mucho más escaso: Axlor ha proporcionado un resto craneal, un premolar perteneciente a un adulto y cuatro dientes de leche; en Arrillor (Zigoitia, Araba) se ha recuperado un único diente de leche y Lezetxiki ha proporcionado restos de distintas cronologías. Por un lado, un húmero recuperado en los niveles inferiores del yacimiento, que presenta ciertos rasgos similares a los húmeros de la Sima de los Huesos, y que fue datado mediante la técnica de las series del uranio, arrojando una edad mínima de 164.000 ± 9.000 años Por otro lado, los niveles superiores de Lezetxiki han proporcionado dos restos dentales, recientemente re-estudiados. Los recientes descubrimientos de la Sima I de El Polvorín incrementan notablemente el registro fósil de este linaje en el País Vasco.

La cueva y el yacimiento

Entrada de la cueva de El Polvorín. Foto: Javier Trueba (Madrid Scientific Films).

La cueva de El Polvorín (Karrantza, Bizkaia) se encuentra situada en la ladera SE de la Peña de Ranero, en las estribaciones montañosas de acceso al desfiladero del río Karrantza. La boca de la cueva presenta una forma redondeada (6 x 6 m) y se sitúa a 180 m sobre el nivel del mar. Su desarrollo interno es bastante complejo y se compone de tres pisos de galerías intercomunicadas. Esta cueva es conocida por albergar una importante secuencia arqueológica, especialmente en su entrada, que fue excavada por J.M. de Barandiarán y T. Aranzadi en 1931, y por R. Ruiz Idarraga y F. d’Errico entre los años 2005 y 2010.

Muela carnicera de hiena (Crocuta spelaea) de la Sima I de la cueva de El Polvorín. Créditos de la fotografía: Javier Trueba (Madrid Scientific Films).

El yacimiento paleontológico de la Sima I de la cueva de El Polvorín se descubrió con posterioridad a la secuencia arqueológica de la entrada, en las exploraciones realizadas entre noviembre y diciembre de 1982 por el Speleo Talde (grupo espeleológico) Illuntasunaren Lagunak. El yacimiento se sitúa en una galería inferior y el acceso al mismo se realiza a través de una galería lateral a 50 m de la entrada, para posteriormente descender una sima vertical de 7 m y después una rampa de otros 25 m. Este descenso implica utilizar un equipo y conocimientos de espeleología. En 1983 se realizó una primera extracción de fósiles, principalmente osos de las cavernas y hienas. En el año 2000 el mismo grupo realizó una segunda recogida superficial de fósiles, que también depositaron en el museo. A mediados de 2020, en una revisión de estos materiales en el Arkeologia Museoa, nuestro equipo identificó un resto humano entre los restos de fauna de la Sima I. En una posterior búsqueda sistemática, en noviembre del 2020, se identificaron nuevos restos humanos y se pudo observar que dichos restos presentaban rasgos morfológicos presentes en el linaje neandertal. En el año 2021 se inicia un proyecto de investigación, todavía en marcha, cuyo objetivo es estudiar los restos humanos y faunísticos de la Sima I de El Polvorín, así como su origen, acumulación y cronología. Además de estudiar los restos depositados en el Arkeologia Museoa, también se están realizando nuevas campañas de excavación en el propio yacimiento.

Proceso de excavación de la Sima I de la cueva de El Polvorín (diciembre de 2021). Foto: Equipo de Investigación de la Sima I de El Polvorín.

Los restos humanos

Izquierda: Fragmento de hueso frontal de la Sima I de la cueva de El Polvorín recuperado en 2022. Foto: Javier Trueba (Madrid Scientific Films). Derecha: Vista del fragmento de hueso frontal de la Sima I de la cueva de El Polvorín sobre el cráneo del neandertal de La Quina H5. Imagen: Antoine Balzeau (Muséum National d’Histoire Naturelle, Paris).

Entre los fósiles del museo y las que se han excavado en las campañas de 2021 y 2022, actualmente se contabilizan 18 restos humanos pertenecientes a distintas regiones anatómicas del esqueleto, tanto del cráneo como del postcráneo. No hay elementos duplicados, y los fósiles presentan compatibilidad en cuanto al tamaño y el estado del desarrollo. Por tanto, podrían pertenecer a un mismo individuo. Las características gráciles del cráneo y del radio hacen pensar que se podría tratar de un individuo femenino, al que se ha denominado “Andere” (mujer en euskera).

Radio derecho de El Polvorín recuperado en 1983. Foto: Javier Trueba (Madrid Scientific Films).

Curiosamente, su radio presenta una morfología más similar a la de la población de la Sima de los Huesos (de entre 430.000 y 300.000 años) que a la de los neandertales más recientes (de entre 135.000 y 40.000 años). Estas características sugieren que los restos de El Polvorín podrían ser los más antiguos de Bizkaia e, incluso, igual de antiguos (o más) que el húmero de Lezetxiki. Además, en el caso de la Sima I de El Polvorín, por primera vez se han descubierto restos de diferentes partes del esqueleto parcialmente conservado, lo cual aumenta la información que podemos obtener a partir de ellos. Varios restos humanos neandertales de este yacimiento se expondrán en una exposición sobre los neandertales en el País Vasco que tendrá lugar próximamente en el Arkeologia Museoa (Bilbao).

Contexto de los restos paleontológicos

El estudio de la cavidad ha puesto de manifiesto la complejidad de los procesos geológicos que han ocurrido en el interior de la misma, con varios eventos de sedimentación y de erosión. De momento no se han podido datar los restos humanos, ya que derivan de sedimentos en posición secundaria. Sin embargo, las investigaciones en la cueva han descubierto fósiles de fauna en su posición estratigráfica original (sin desplazamiento) de distintos momentos cronológicos. Uno de los objetivos de la excavación que se está llevando a cabo es encontrar contextos sin alterar en los que se recuperen nuevos restos humanos.

Cráneo parcial de oso de las cavernas (Ursus spelaeus) de la Sima I de la cueva de El Polvorín, recuperado en 1983. Foto: Javier Trueba (Madrid Scientific Films).

Recientemente se ha publicado el primer estudio tafonómico de los restos de osos recuperados en los años 1983 y 2000 en la Sima I de El Polvorín. Los osos no fueron acumulados por la acción de las hienas o por la acción del ser humano. Su acumulación se debe a mortandad natural durante la hibernación, a la caída desde una galería superior, o a una combinación de ambas razones. Además, se han identificado osos pertenecen a dos cronologías distintas: la mayor parte corresponden a osos de las cavernas (Ursus spelaeus), mientras que una pequeña parte de la colección restos se ha atribuido a su antepasado, el oso de Deninger (Ursus deningeri). Cabe mencionar que, a poca distancia de Polvorín, en la cueva de Santa Isabel de Ranero, Trinidad de Torres excavó en los años 90 la mayor acumulación de restos de oso de Deninger de Bizkaia, con una cronología aproximada de 300.000 años.

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*Autoras: Asier Gómez Olivencia, Julia Aramendi, Mikel Arlegi, Martin Arriolabengoa, Antoine Balzeau, Isabelle Crevecoeur, Julia Galán, Aurore Issartel, Diego López Onaindia, Lucía López-Polín, Marina Lozano, Virginia Martínez Pillado, Javier Moreno, Adrián Pablos, Ana Pantoja Pérez, Manuel Rodríguez Almagro, Nohemi Sala, Mónica Villalba de Alvarado.

Agradecimientos: Las autoras desean expresar su agradecimiento al Arkeologia Museoa, y a todo su personal por facilitar este estudio. Este proyecto ha contado con la inestimable ayuda de los grupos espeleológicos ADES espeleología Elkartea, Grupo Espeleológico Esparta, Haitzulo Espeleo Taldea y de miembros de C.D. Eibar/Antxieta Arkeologi Elkartea. Gracias también a Ane, Josu y Nazan por su ayuda en diversas labores de campo y laboratorio.

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