El verdadero Brexit geológico

Fronteras

Si nos subimos a un barco pesquero en el Mar del Norte y echamos una red de arrastre frente a las costas de los Países Bajos, uno de los botines marinos más comunes que podemos sacar a flote no son merluzas o bacalaos, sino restos fósiles de mamut, rinoceronte lanudo y león de las cavernas. Y su presencia nos está contando una increíble historia de mundos sumergidos al más puro estilo de las leyendas de la Atlántida.

Para comenzar nuestra aventura, debemos viajar a hace unos 20.000 años. En este periodo temporal nos encontramos dentro de lo que se conoce como el Último Máximo Glacial, es decir, el momento más frío y de mayor avance de los casquetes y mantos de hielo continentales de la última glaciación en el hemisferio norte. Esta acumulación de hielo se produjo por el secuestro en tierra firme del agua marina evaporada, ya que cuando caía en forma de precipitación en el continente, inmediatamente se congelaba, sin tener la posibilidad de regresar al océano como agua superficial. Lo cual produjo lo inevitable, un descenso del nivel marino, que llegó a encontrarse unos 120 m por debajo de la actualidad en aquel momento.

Doggerland
Restos fósiles de mamut encontrados en las redes de pesca de un barco danés mientras fondeaba en el Mar del Norte. Fuente: North Sea Fossils

En estas condiciones de nivel del mar bajo, el aspecto del océano Atlántico europeo no se parecía en nada al actual. Lo que hoy en día conocemos como archipiélago británico estaba unido a la Europa continental por un brazo de tierra que se extendía desde el norte de Dinamarca hasta el norte de Francia, conformando una enorme península que se conoce como Doggerland.

Durante unos 10.000 años, Doggerland soportó el continuo ascenso del nivel del mar producido por el regreso del agua de fusión de los glaciares continentales al océano tras el final del último periodo glacial, permaneciendo como un ambiente litoral en el que se desarrollaron amplios estuarios y marismas. Lugares por los que se producía un continuo tránsito de fauna entre las actuales Europa continental y las islas británicas, que incluía mamuts, rinocerontes, ciervos y, por supuesto, seres humanos. De hecho, estudios de arqueología submarina realizados en el Mar del Norte han localizado algunos asentamientos mesolíticos donde las poblaciones humanas se ponían las botas con esa estupenda caza conformada por enormes vertebrados.

Doggerland
Reconstrucción del puente de tierra conocido como Doggerland que unía el archipiélago británico con la Europa continental a finales de la última glaciación. Mapa de William E. McNulty y Jerome N. Cookson / National Geographic Magazine

Posiblemente, el imparable aumento del nivel marino durante el actual periodo cálido del Holoceno habría acabado anegando Doggerland, dejando así aislado el archipiélago británico. Pero, al igual que el famoso Brexit político, la separación geológica de las islas británicas de Europa fue un evento catastrófico.

Hace unos 8.200 años, se produjo lo que se conoce como deslizamiento de Storegga (palabra de origen noruego que significa “gran borde”), un gran desprendimiento de sedimentos, que se calcula que pudieron tener el volumen de la actual isla de Islandia, desde la plataforma continental de Noruega hacia el fondo oceánico del Mar de Noruega. Aún no se tiene muy claro el desencadenante de este deslizamiento, discutiendo si el culpable fue un terremoto submarino que afectó al margen continental noruego o si se produjo por una inestabilidad de los sedimentos al fundirse el manto de hielo que los mantenía unidos, pero lo que sí se conoce es lo que provocó en todo lo que había a su alrededor. En cuanto ese volumen de sedimentos se desprendió hacia el fondo marino, desplazó millones de toneladas de agua oceánica y generó un enorme tsunami con olas que superaron los 10m de altura, arrasando todo el litoral noruego y penetrando hacia el sur a través del actual Mar del Norte. Aquí, el agua inundó toda el área estuarina de Doggerland, devastando los asentamientos mesolíticos que pillaba a su paso y aniquilando a miles de personas.

Doggerland
Localización del depósito submarino de sedimentos provocado por el deslizamiento de Storegga ocurrido hace unos 8.200 años en el Mar de Noruega. En amarillo se indican las alturas estimadas de las olas fruto del tunami producido. Imagen modificada de Lamiot / Wikimedia Commons

Cuando el tsunami terminó y el agua se calmó, el brazo de tierra de Doggerland había desaparecido y el Canal de la Mancha se convirtió en una barrera que separó las islas británicas de la Europa continental. Esto detuvo no solo el paso de las grandes faunas litorales de un lado a otro, sino también el intercambio cultural entre las tribus mesolíticas británicas y las europeas, provocando una evolución social diferente en ambos márgenes. Vamos, que el verdadero Brexit se produjo hace unos 8.200 años.

Como siempre os digo, la Geología es una ciencia apasionante que nos permite comprender cómo ha evolucionado nuestra sociedad a lo largo del tiempo. Una historia que comenzó encontrando restos fósiles de mamuts y rinocerontes en el fondo marino frente al litoral de Países Bajos, me ha permitido hablaros de cambio climático, variaciones del nivel marino, asentamientos humanos de hace miles de años y la salida original (y geológica) del Reino Unido (y de Irlanda) de la Unión Europea. Espero haberos sorprendido con ella.

Sobre la autora: Blanca María Martínez es doctora en geología, investigadora de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y colaboradora externa del departamento de Geología de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU

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