El Proyecto Marte de Wernher von Braun

Fronteras

Hace poco más de setenta años, Marte parecía estar más cerca de lo que está hoy. Y no deja de ser algo curioso, porque por aquel entonces, ni siquiera habíamos llegado a la Luna. O tal vez fue precisamente por eso: Marte no estaba tan lejos porque todavía la ciencia ficción no se había convertido en ciencia y, por lo tanto, no se había visto constreñida por «las frías ecuaciones». Así que pocas cosas resultaban imposibles.

A finales de los años cuarenta del siglo XX empezó la cuenta atrás para la carrera espacial, aunque algunos, como Wernher von Braun, habían despegado ya hace tiempo. Fue en aquella época cuando escribió su Marsprojekt, una novela de colonización marciana cuyo valor residía, no en lo literario, sino en el apéndice técnico que la acompañaba. En este apéndice, publicado en 1952 en alemán —y diez años más tarde en inglés— se detallaba, dos décadas antes de las misiones Apolo, cómo podría ser la primera expedición a Marte.

Wernher von Braun
Primera edición en alemán del apéndice de Das Marsprojekt, de Werher von Braun (izquierda). La novela, como tal, no vio la luz hasta 2006, más como una curiosidad que por su calidad literaria (derecha). Créditos: Dominio público.

El planteamiento de Von Braun era ambicioso, pero no del todo irrealizable si se contara con la inversión y los medios necesarios, ya que no utilizaba ningún tipo de tecnología que no exista o sea inalcanzable a día de hoy. La idea era enviar al planeta rojo una expedición de 70 personas con el apoyo de una flota de 10 naves de unas 4000 toneladas de peso cada una, una perspectiva tal vez demasiado optimista, pero que desarrolló con todo lujo de detalles.

En una primera fase, las naves se ensamblarían en la órbita de la Tierra, y, para ello, Von Braun calculó que harían falta 950 lanzamientos durante ocho meses en los que se utilizarían 46 lanzaderas de 39 toneladas de carga cada una. Se construirían 7 naves de pasajeros, con una parte habitable y una parte de carga, y 3 naves solo de carga, cada una de ellas de 41 metros de largo y con un diámetro máximo de 29 metros.

La segunda fase comprendería el viaje propiamente dicho, que tendría una duración total —ida y vuelta, contando con permanecer más de un año en Marte— de 969 días y que el ingeniero alemán describe con todo lujo de detalles. Los 70 miembros de la tripulación estarían distribuidos en grupos de 10 en las 7 naves de pasajeros, mientras que en las 3 restantes irían 3 aterrizadores, 2 de ellos con capacidad para despegar de nuevo, y más suministros. Una vez finalizada la misión, estas tres naves de carga quedarían abandonadas en la órbita y uno de los aterrizadores, en la superficie marciana.

Wernher von Braun calculó tanto las posibles ventanas de lanzamiento como las órbitas de transferencia necesarias para llegar a destino, pero no solo eso. Menciona que, durante el viaje de ida, la tripulación podría observar el tránsito de la Tierra por delante del Sol en el día 73 de viaje —a la vuelta, sería durante el día 187, teniendo en cuenta que serían dos trayectos de unos ocho meses— y contó, por supuesto, con el peso que supondría la recogida de muestras marcianas.

Wernher von Braun
En esta recreación del tránsito de la Tierra por delante del Sol vista desde Marte, podemos hacernos una idea del fenómeno que podría observar la tripulación del proyecto de Wernher von Braun durante el viaje. Créditos: CC0 1.0/Raziel Abulafia

La tercera fase sería la de la llegada y aterrizaje en Marte. En los años cuarenta, el conocimiento sobre nuestro vecino del sistema solar era limitado, Von Braun estimó la densidad de su atmósfera en 1/12 de la terrestre, una cifra demasiado optimista —en realidad es de 1/100—, así que cometió algunos fallos en el diseño aerodinámico de los aterrizadores. Su idea, en cualquier caso, era que el primer aterrizador, equipado con esquíes o algo similar, descendiera hasta uno de los casquetes polares, asumiendo que en esa zona el terreno sería mucho más liso. Una vez allí, los primeros exploradores se desplazarían hasta el ecuador en otro tipo de vehículos y montarían una pista de aterrizaje para los otros dos aterrizadores —principalmente, para aprovechar la velocidad de rotación del planeta a la hora de volver a ascender a la órbita para el viaje de regreso—. De toda la tripulación, unas 50 personas descenderían a la superficie y el resto se quedaría en órbita, cuidando y haciendo el mantenimientos del resto de naves para poder regresar a la Tierra cuando concluyera la misión.

Sí, suena muy loco, pero, como dijimos al principio, lo era mucho menos entonces que ahora que conocemos las verdaderas limitaciones de semejante empresa, sobre todo en lo referente a la exposición a la radiación cósmica y otros efectos en la salud humana —también mental—, por no mencionar todo lo que podría salir mal a muchos otros niveles. Sin embargo, si algo tuvo aquella generación, y no solo Von Braun, fue su capacidad de hacer posible lo imposible. Vieron cómo las noches pasaron de la total oscuridad a estar iluminadas por la luz eléctrica, vieron nacer los primeros sistemas de radio y telecomunicaciones, vieron despegar los primeros aviones… ¿qué tenía de raro asumir, entonces, que llegar a la Luna, Marte o cualquier otro lugar de nuestra galaxia era solo cuestión de tiempo? Y, al menos a la Luna, llegaron.

Wernher von Braun
Sin ser un personaje exento de polémica por su pasado y su relación con el régimen nazi alemán, Wernher von Braun no solo representó los sueños de una generación, también ayudó a hacerlos realidad. Créditos: NASA

Queda, sin embargo, algo de lo que no hemos hablado acerca de este Proyecto Marte: ¿qué fue de la novela que precedía a este apéndice tan técnico y de qué hablaba? Como se ha mencionado con anterioridad, la verdad es que no es gran cosa, y por eso no vio la luz durante décadas. En el año 2006, Apogee Books, una editorial canadiense con experiencia en este tipo de documentos y curiosidades relacionados con la carrera espacial, se animó a publicarla —con una fantástica ilustración de Chesley Bonestell en la portada—. En esta historia de colonización marciana, podemos encontrar alguna «predicción» que hoy resulta, cuanto menos, curiosa, como que: «El gobierno marciano estaba dirigido por diez hombres, cuyo líder era elegido por sufragio universal por cinco años y al que se conocía como “Elon”»1.

¡Qué cosas! ¿No?

Wernher von Braun
Créditos: NASA/USGS

Bibliografía

Casado, J. (2009). Wernher von Braun. Entre el águila y la esvástica. Melusina.

Von Braun, w. (1991 [1952]). The Mars Project. University of Illinois Press.

Von Braun (2006). Project Mars: A technical tale. Apogee Books.

Nota:

1Elon, en el contexto en que lo plantea Von Braun, es más un título que un nombre propio.

Sobre la autora: Gisela Baños es divulgadora de ciencia, tecnología y ciencia ficción.

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