El cielo en movimiento, la revolución dinámica del Observatorio Vera Rubin

Irreductible

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El nuevo Observatorio Vera C. Rubin en cerro Pachón, Chile, en 2021 durante su construcción. Fuente: Rubin Obs./NSF/AURA

Todo lo que sabemos del Universo lo hemos averiguado estudiando su luz. Si exceptuamos las misiones Apollo que pisaron la Luna y un puñado de sondas y Rovers dispersos por algunos cuerpos cercanos, el resto de nuestro conocimiento astronómico proviene del cuidadoso análisis de esos tenues puntitos luminosos que brillan de noche sobre nuestras cabezas. Mientras no inventemos alguna milagrosa manera de desplazarnos años luz a través del espacio para poder estudiar in situ las lejanas galaxias o la superficie de los exoplanetas, nos tendremos que conformar con recibir su luz desde la distancia. Desde el telescopio de Galileo hasta el impresionante James Webb, flotando a un millón y medio de kilómetros de la Tierra, nuestra comprensión del Cosmos depende de la tecnología que seamos capaces de desarrollar para capturar y estudiar esa luz… y el pasado 23 de junio, hemos abierto una nueva y fascinante ventana al firmamento: el Observatorio Vera C. Rubin.

Situado en el Cerro Pachón, en Chile, a unos 2600 metros sobre el nivel del mar y por encima de las nubes que entorpecen nuestra visión del cielo, el esperado Observatorio Vera C. Rubin ha iniciado su trabajo. Los primeros resultados publicados son sencillamente espectaculares y apuntan a que estamos ante una revolución en la astronomía. Sí, ya sé que cada vez que se estrena cualquier instalación científica se lanzan las campanas al vuelo y se afirma que tal o cual telescopio supondrán un cambio radical de paradigma… sin embargo, en esta ocasión, nos encontramos ante un verdadero paso de gigante.

Con un simple ejemplo se entenderá mejor. Nada más abrir sus ojos, y, solamente en las diez primeras horas de observación, el Rubin detectó en nuestro sistema solar un total de 2.104 asteroides desconocidos, incluyendo siete asteroides cercanos a la Tierra que, afortunadamente, no representan ningún peligro inminente. Los expertos en el tema están asombrados. Desde el inicio de la astronomía hasta hoy hemos conseguido detectar y catalogar aproximadamente un millón de asteroides en nuestro vecindario cósmico… los científicos esperan que, en los próximos años, Rubin aumentará esa cifra a cinco millones. «Superaremos siglos de trabajo astronómico en solo dos años».

Por otro lado, la mayoría de instrumentos ópticos que hemos desarrollado se han centrado en determinadas longitudes de onda y, en su momento, representaron grandes avances para disciplinas concretas de la astronomía. Pero el Rubin es el observatorio más polivalente que jamás hemos construido para observar el Universo, el futuro del «todo en uno», capaz de realizar un amplísimo abanico de tareas gracias a innovaciones en todos los aspectos de su diseño. En cada detalle de su desarrollo podemos encontrar algún progreso único, desde su óptica, hasta su cámara, pasando por su sorprendente capacidad para conseguir, almacenar y analizar datos. «El Observatorio Rubin es el primero de su tipo: su diseño óptico, la sensibilidad de su cámara, la velocidad del telescopio y su infraestructura computacional representan avances sin precedentes en cada una de estas áreas».

El Telescopio de Investigación Simony de 8,4 metros de diámetro que utiliza el Observatorio está equipado con la denominada «Cámara LSST», la cámara digital más grande jamás construida en astronomía. Pesa casi 3.000 kilos y tiene el tamaño de un coche. Su óptica posee un campo de visión tan amplio que «equivale a cuarenta veces el tamaño de la Luna llena en el cielo». Esto significa que podrá cubrir, en muy poco tiempo, grandes porciones del cielo… «y cuando digo grandes, quiero decir gigantescas», añade Željko Ivezić, uno de los responsables del observatorio.

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Esta imagen corresponde solo al 2% de la vista completa que puede capturar el Rubin . Fuente: Rubin Obs./NSF/AURA

De esta manera, y durante los próximos diez años recorrerá el firmamento, a intervalos de tres noches, capturando imágenes en ultra-alta definición de cada objeto en diferentes momentos. Esta serie de fotogramas de altísimo detalle nos permitirán construir una especie de película del cielo nocturno y «permitirá descubrimientos asombrosos: asteroides y cometas, estrellas variables y explosiones de supernovas». Las imágenes que esta cámara captura son tan grandes que se necesitarían 400 televisores de ultraalta definición para mostrar una sola a tamaño completo. De hecho, para poder ver las primeras imágenes que el Observatorio realizó durante el periodo de pruebas, los astrónomos tuvieron que echar mano de los proyectores de planetarios especializados.

La mayoría de los telescopios observan el cielo en un momento concreto, el Rubin ha llegado para cambiar nuestra manera de mirar el universo, pasando de imágenes congeladas y fijas a un timelapse que mostrará cambios, movimientos y eventos efímeros que antes pasaban desapercibidos. Podremos calcular mejor las órbitas de cuerpos en movimientos, analizar los cambios de luz en cuerpos lejanos… El Cosmos no es estático y el Rubin nos mostrará su movimiento.

La versatilidad es la gran baza del Observatorio Vera Rubin y le permitirá estudiar desde pequeños objetos cercanos a nuestro planeta, como asteroides y cometas que pululan inadvertidos en nuestro propio Sistema Solar, hasta lejanas galaxias a millones de años luz de nosotros. Detectará fenómenos transitorios como supernovas, explosiones de estrellas, colisiones galácticas y otros eventos que ocurren en un breve lapso de tiempo. Será capaz de estudiar la estructura y la evolución de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, analizando el movimiento de miles de millones de estrellas. Sus datos ayudarán a comprender muchos de los misterios que la astronomía aún mantiene abiertos, como la energía oscura y la materia oscura y, lo que aún es más apasionante, encontrará «respuestas a preguntas que ni siquiera nos hemos imaginado». El subdirector de construcción del Observatorio, Aaron Roodman, lo resume así: «podremos mirar prácticamente a cualquier parte y obtener una enorme cantidad de información en muy poco tiempo».

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El Rubin contemplará el cielo en movimiento. Fuente: Rubin Obs./NSF/AURA

Todas estas innovaciones ópticas servirían de poco si el Rubin no incorporase además una impresionante capacidad de almacenamiento y gestión de datos. Los números en este aspecto son apabullantes…

Durante los próximos diez años, el Observatorio realizará billones de mediciones de miles de millones de objetos. Solamente en galaxias, los astrónomos esperan cartografiar unas 20.000 millones de galaxias que hasta ahora se desconocen. Cada noche, el sistema informático del Rubin generará unos 20 teras de información, una cantidad tan exagerada que «ha habido que desarrollar nuevas herramientas de gestión de datos específicamente para este proyecto». Cuando finalice el estudio completo de diez años, se espera que acumule hasta «500 petabytes de datos». Las instalaciones informáticas dedicadas procesarán los datos de Rubin en tiempo real, emitiendo alertas en todo el mundo dentro de los 60 segundos posteriores a los cambios detectados en el cielo. La comunidad científica podrá acceder a este archivo de datos masivo que supondrá una oportunidad única para miles de astrónomos en todo el mundo que podrán incorporar esa información a sus propios programas de investigación.

Finalmente, un último toque de distinción del Observatorio al que han decidido bautizar con el nombre de una maravillosa astrónoma, Vera C. Rubin, «cuyo trabajo proporcionó la primera evidencia sólida de la existencia de materia oscura invisible». Su labor en defensa de la ciencia, y especialmente en defensa del papel de la mujer en la ciencia, se ve ahora recompensado con un proyecto que revolucionará la astronomía tal y como la conocemos.

Referencias científicas y más información:

Página web oficial del Observatorio Vera C. Rubin

Monisha Ravisetti (2025) «The Rubin Observatory found 2,104 asteroids in just a few days. It could soon find millions more» Space.com (2025)

Ian Sample (2025) «First images of distant galaxies captured by ‘ultimate’ telescope» The Guardian Science

Sobre el autor: Javier «Irreductible» Peláez es escritor y comunicador científico multimedia. Es ganador de tres premios Bitácoras, un premio Prisma a la mejor web de divulgación científica y un Premio Ondas al mejor programa de radio digital.

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