Muchas personas creen en algún tipo de magia, probablemente incluso usted, que se considera superescéptico pero aprieta varias veces el botón del ascensor porque así llegará antes, o ‘toca madera’ golpeándose la cabeza on los nudillos cuando habla de algo que desea ocurra. Nuestro cerebro es una enloquecida máquina de establecer conexiones causa-efecto entre distintos aspectos de lo que ocurre a nuestro alrededor, igual que una parte de ese cerebro es una enajenada máquina de encontrar caras en cada agrupación de dos puntos con una raya o hueco debajo que nos entre por la vista. Si una vez hicimos el pino aburridos porque el autobús no llegaba y el autobús llegó ya nada podrá quitarnos la profunda convicción de que hacer el pino atrae a los autobuses por mucho Martin Gardner y Carl Sagan que hayamos leído y aunque jamás lo digamos en voz alta. Es un defecto de fábrica de la Humanidad y sólo podemos saberlo y tratar de limitar sus efectos deletéreos en lo posible.
Para lo cual hay una reflexión que nos puede ser útil, una herramienta para ayudarnos a luchar contra esa desaforada tendencia que tenemos a asignar causas a cualquier efecto, que consiste en recordar que la magia esconde una desmesurada, una increíblemente desmedida arrogancia, por no citar chulería, y un egocentrismo inconmensurable con cualquier sistema de medida.
Porque en el fondo todos los tipos de magia se reducen a esta afirmación: el Universo entero, el Cosmos todo, está dispuesto a suspender las reglas que se aplican a todo el resto de lo existente para favorecer MIS intereses personales. ¿Qué es un hechizo al estilo Harry Potter? Es el Universo obedeciendo a MIS palabras. ¿Qué es un milagro? Es el Cosmos suspendiendo sus leyes para MÍ por intervención de MI divinidad o santón favorito. ¿Qué es el Karma? Es Todo lo que Es ocupándose de compensar alguna maldad que alguien me ha hecho a MÍ con un castigo conmensurado con su ofensa. El horóscopo son los planetas gobernando MI vida; la homeopatía es el agua cambiando las propiedades que caracterizan a esta sustancia en todo el resto del espacio conocido cuando se aplica a MÍ. La magia no es más que el cosmos a MI servicio particular.
Y no hablemos de las religiones, esas que postulan que existen seres lo bastante poderosos como para crear Todo lo que Existe que no tienen otra cosa que hacer que preocuparse de que cumplamos con el número de genuflexiones correcto, la dieta adecuada y el empleo inocente de las manos debajo de las cobijas de nuestras camas. Tanto la religión como la magia asumen que todos y cada uno de nosotros somos tan importantes en el devenir cósmico que todo lo demás, literalmente, gira alrededor de nuestras necesidades, pasiones, intereses y acciones; hasta tal punto que las entidades más poderosas o las leyes más universales sólo se preocupan de cada uno de nosotros.
Ante tamaño empeño la palabra arrogancia se queda corta; quizá pueda emplearse el término yiddish ‘chutzpah’, que designa una desvergüenza de tan exagerado calibre que no queda por menos que admirarla incluso cuando se rechaza. De manera que cuando alguien le sugiera que rezar a determinado santo, realizar determinado ritual, alinear algunos cristales concretos o esquivar a un gato de determinado color su suerte va a cambiar, pregúntese: ¿Soy YO lo bastante importante como para que el Cosmos suspenda sus reglas de funcionamiento por mí? ¿No sería el colmo de la arrogancia pensarlo?
Y si la respuesta es sí, recuerde: eso es lo que hay debajo de la magia. Un egocentrismo que no cabe en el Sistema Solar.
Sobre el autor: José Cervera (@Retiario) es periodista especializado en ciencia y tecnología y da clases de periodismo digital.
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Porque en el fondo todos los tipos de magia se reducen a esta afirmación: el Universo entero, el Cosmos todo, está dispuesto a suspender las reglas que se aplican a todo el resto de lo existente para favorecer MIS intereses personales. ¿Qué es un hechizo al estilo Harry Potter? Es el Universo obedeciendo a MIS palabras. ¿Qué es un milagro? Es el Cosmos suspendiendo sus leyes para MÍ por intervención de MI divinidad o santón favorito. ¿Qué es el Karma? Es Todo lo que Es ocupándose de compensar alguna maldad que alguien me ha hecho a MÍ con un castigo conmensurado con su ofensa. La magia no es más que el cosmos a MI servicio particular. #Así Pasa Exelenteeee!!!!!