Geología en el Tour

Fronteras

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Reconozco que, de siempre, me ha encantado seguir las grandes vueltas ciclistas veraniegas, pero no por el deporte en sí, sino por la gran oportunidad de ver unos paisajes increíbles que caracterizan los países por los que pasa la serpiente multicolor. Y el Tour de Francia de este año me está encantando, porque no paran de subir unas montañas míticas. Así que esta semana os voy a hablar de la geología del Tour de Francia, pero no como os lo estáis imaginando.

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Maillot del equipo ciclista Arkéa Samsic en el Tour de Francia 2023. Imagen tomada de www.letour.fr

Si estáis siguiendo la ronda gala, os habréis encontrado con un equipo francés llamado Arkéa Samsic. Pues cada vez que veo las letras Arkéa bien grandes en los maillots, lo que menos pienso es en una empresa de finanzas o en un grupo ciclista. Lo que me viene a la mente es en el origen de la vida en nuestro planeta.

Hoy en día, toda la vida del planeta se puede dividir en tres grandes grupos, llamados Dominios: Archaea (más conocidas en el argot popular como arqueas), Bacteria (creo que estas no necesitan traducción) y Eucarya (o células eucariotas). Los dos primeros grupos son organismos unicelulares sin núcleo diferenciado (lo que en mi época de estudiante se llamaban procariotas y formaban el Reino Monera), mientras que el último está compuesto por organismos con células que tienen un núcleo verdadero.

Arquea es una palabra de origen griego que significa “antiguo”, ya que, hasta no hace mucho, a estos organismos se les consideraba como las formas de vida más antiguas de nuestro planeta. Además, se creía que eran todos extremófilos, es decir, que habitaban ambientes considerados actualmente como muy extremos para la vida: unas arqueas se alimentaban de metano, otras se desarrollaban en medios de alta salinidad y un tercer grupo vivían en condiciones de temperaturas muy elevadas.

Pero todo esto ha cambiado en los últimos años. Recientemente, se han descubierto arqueas en ambientes muy normalitos, por decirlo de alguna manera, como el agua del mar o el fango del suelo continental. Incluso, se pone en duda que realmente sean los organismos vivos más primitivos de la Tierra. Así que vamos a viajar en el tiempo, a ver si nos situamos un poco en toda esta historia… Aunque no va a ser tan fácil como os podéis imaginar, porque la ausencia de un registro fósil tan antiguo nos obliga a trabajar con edades estimadas a partir del estudio genético de actuales grupos de arqueas, bacterias y eucariotas.

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Fotografía coloreada de Microscopio Electrónico de Barrido (SEM) de una arquea Sulfolobus, un grupo de organismos extremófilos que habita en medios acuáticos de agua caliente con abundante azufre disuelto. Cada célula mide, aproximadamente, 0,002 mm. Imagen de Oliver Meckes EYE OF SCIENCE /Pixels

Hoy en día se acepta que nuestro planeta tiene unos 4570 millones de años de edad, millón de años arriba, millón de años abajo. Pues se considera que las primeras formas de vida verdaderas, es decir, células sin núcleo que incluían moléculas de ADN en su interior, aparecieron hace unos 4350 millones de años. Como dice el grupo de música heavy Nightwish en su canción Greatest Show on Earth, que entre LUCA. Estas siglas significan Last Universal Common Ancestor, que se puede traducir como el Último Ancestro Común Universal. Lo primero, no era un organismo en singular, sino un grupo de organismos evolucionados a partir de la unión de los ladrillos de la vida, moléculas de ARN libres que se combinaron para secuenciar ADN.

Pero, ¿qué tipo de organismos eran LUCA? Hasta no hace mucho se consideraban como las primeras arqueas. Actualmente, se ha llegado al consenso de que se trata de un grupo primitivo de bacterias. Por tanto, los organismos más antiguos de nuestro planeta no son el grupo cuyo nombre significa, precisamente, antiguo, sino que lo son las bacterias. Aunque la diferenciación entre los dos dominios pudo producirse muy rápido, hace entre 3800 y 4100 millones de años, dando lugar a dos clados muy diferenciados.

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Mecanismo simbiótico propuesto entre las arqueas y las bacterias para dar origen a los organismos eucariotas. Imagen tomada de Imachi et al. (2020) Isolation of an archaeon at the prokaryote–eukaryote interface. Nature volume 577, pages 519–525

¿Y los eucariotas? Pues parece que tardaron un poquito más en aparecer, estimándose su presencia más antigua hace unos 2300 millones de años. Estudios recientes han llegado a la conclusión de que este último dominio surgió de un grupo de arqueas primitivas que pudieron hacer simbiosis con bacterias más evolucionadas. Estos primeros eucariotas debieron ser unicelulares, pero rápidamente evolucionaron, dando lugar a organismos pluricelulares hace entre 1900 y 2100 millones de años. Es decir, que los dos grupos primigenios unieron fuerzas para generar la vida compleja en nuestro planeta.

Todo esto que os he contado parecen simples curiosidades biológicas, pero es algo mucho más complejo, porque tanto la aparición como la evolución de las primeras formas de vida provocaron cambios en nuestro planeta que lo condicionaron todo. Los primeros seres vivos aparecieron en un mundo sometido al bombardeo continuo de cuerpos extraterrestres, con una atmósfera reductora y mares repletos de hierro disuelto en el agua. La evolución de estos organismos primitivos dio lugar a las cianobacterias hace entre 3400 y 3700 millones de años, los seres fotosintéticos más antiguos, que llegaron a provocar un cambio desde una atmósfera reductora a una débilmente oxidante. Llegando hace unos 2400 millones de años a producirse el Gran Evento Oxidativo, a partir del cual disfrutamos de una atmósfera totalmente oxidante, lo que aceleró aún más la evolución biótica. Unos cambios ambientales radicales gracias a los cuales los seres humanos estamos aquí hoy.

Espero que, a partir de ahora, sigáis las etapas ciclistas de otra manera. Y cuando algún miembro del equipo Arkéa tome protagonismo con una escapada, os acordéis de la importancia evolutiva de estos pequeños organismos. Incluso, que veáis a un eucarionte con arqueas y bacterias en simbiosis con su organismo para permitirle hacer esos titánicos esfuerzos subiendo esas preciosas montañas, fruto de millones de años de evolución de nuestro planeta.

Sobre la autora: Blanca María Martínez es doctora en geología, investigadora de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y colaboradora externa del departamento de Geología de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU

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