
A mediados del siglo XVIII, la llegada al trono del emperador chino Hongli Quianlong supuso un largo periodo de bienestar y progreso en unas tierras demasiado acostumbradas a constantes rebeliones y encarnizadas luchas por el poder. Su extenso reinado duró sesenta y cinco años, y bajo su mandato, China prosperó con avances sociales, económicos, científicos y culturales. El propio emperador fue un consumado poeta que nos legó una «vasta» obra, que algunos también consideran demasiado «basta». Es posible que su calidad como escritor no fuese la mejor, de hecho hay quien lo califica como el «peor poeta de China»; sin embargo, parece justo reconocerle el esfuerzo y dedicación que le puso a lo largo de su vida, puesto que llegó a escribir más de 43.000 poesías que se recogen en varios volúmenes dentro de la denominada «Colección Imperial de Poemas». Así, en el año 1765, el inspirado Quianlong navegaba por el río Yangtsé hacia la ciudad oriental de Zhenjiang cuando, asomado en la cubierta de su lujosa embarcación, contempló cómo emergía a la superficie un grupo de marsopas sin aletas, una fascinante especie de cetáceo que solo se encuentra en las aguas dulces de aquel río. El emperador escribió «las marsopas persiguieron la luz de la Luna saltando en las mareas plateadas, mientras los dragones convocaban nubes de tormenta que se cernían a la vista».

Cuando pensamos en el trabajo científico y en las diferentes maneras en las que los investigadores consiguen realizar sus descubrimientos, solemos pensar en pizarras repletas de ecuaciones, complejos experimentos de laboratorio, costosos instrumentos y tecnologías de última generación… no es una imagen demasiado alejada de la realidad; sin embargo, pasa por alto que, con frecuencia, existen otras formas de conocimiento que pueden resultar igual de útiles. La imaginación y creatividad de los investigadores ha llegado a desarrollar las más curiosas y exóticas maneras de entender la naturaleza, utilizando procedimientos muy alejados de la metodología científica tradicional.
En 2010, un equipo internacional de investigadores filmaron y analizaron durante cientos de horas a varias colonias de pingüinos Adelia (Pygoscelis adeliae) mientras se desplazaban en grandes grupos por la Antártida. Estos pingüinos se apiñan en densas colonias de miles de individuos en las que, sorprendentemente, el tráfico de entrada y salida está bastante bien organizado. Los resultados de su estudio se aplican hoy en la mejora del flujo en eventos masivos, como conciertos o aeropuertos. En 2008, el artista Shaun McNiff, profesor de arte en Cambridge, presentó los resultados de un proyecto donde pacientes de cáncer utilizaban la pintura para expresar su experiencia, aportando datos muy interesantes sobre el impacto emocional de la enfermedad que pocas veces se tienen en cuenta. En el prestigioso Instituto Max Planck celebran cada año el denominado «Día del Experimento Inútil» en el que se anima a los científicos a realizar experimentos, sin miedo al fracaso, que normalmente no realizarían por parecer absurdos. Una de las ideas extrañas que surgieron fue «enseñar» a un tipo de bacterias a comerse el plástico… un planteamiento que ha inspirado proyectos y estudios posteriores abriendo toda una línea de investigaciones reales.

La Marsopa del Yangtsé
Por eso, cuando hace unos días, algunos medios especializados anunciaban con sorpresa la publicación de un estudio que utilizaba miles de años de poesía china para analizar el declive de la marsopa lisa del Yangtsé y su cercano peligro de extinción en la actualidad, esbocé una ligera sonrisa. La Historia, en todas sus formas, se ha convertido en una interminable fuente de aprendizaje científico. Existen estudios que reconstruyen el clima de tiempos pasados utilizando fuentes documentales como registros de cosechas, diarios personales o listados de mercancías, se han realizado investigaciones sobre la demografía histórica en Inglaterra utilizando registros parroquiales, censos y otros documentos que han permitido reconstruir patrones de natalidad, mortalidad o migración desde el siglo XVI hasta el XIX, también se ha analizado la propagación de enfermedades, como la peste negra en Europa, basándose en crónicas, registros de defunciones y actas sacramentales, e incluso existen estudios que han reconstruido la fauna de la Grecia clásica con ayuda de poemas épicos antiguos.
En definitiva, la Historia puede llegar a ser una fuente de conocimiento, comparación y análisis muy útil para los científicos, y en el caso de la marmota lisa del Yangtsé (Neophocaena phocaenoides) los investigadores localizaron y analizaron miles de poemas conservados en China durante los últimos 1400 años hasta descubrir un total de 724 poemas que mencionaban a las marsopas, la mitad de ellos contenía información sobre dónde fueron avistadas, su comportamiento o su relación con el río. «Tener acceso a estos datos del pasado nos permite detectar cuándo comenzó el descenso en su población y correlacionar estos cambios con potenciales amenazas, como la destrucción de su hábitat, la caza excesiva, el cambio climático, las enfermedades o la llegada de especies invasoras», explica Yaoyao Zhang, autor principal del estudio e investigador del Instituto de Hidrobiología de la Academia China de Ciencias.

Para su estudio, el equipo de Zhang utilizó bases de datos con poemas que datan desde el año 618 d. C. y encontró cientos de referencias, localizaciones y descripciones. Los resultados del estudio se han publicado en Current Biology (Cell) y apuntan a que el área de distribución de la marsopa sin aleta del Yangtsé ha disminuido hasta un 65% en 1400 años, con un claro declive acelerado en el último año. Además, los poemas más antiguos mencionan la presencia de esta marsopa en afluentes y lagos a lo largo del río, pero conforme el tiempo pasa, en los poemas más recientes las referencias disminuyen drásticamente permitiendo a los investigadores concluir que «el área de distribución de la subespecie en estos afluentes y lagos ha disminuido un 91 %».
Este marcado descenso que los textos y poemas chinos muestran en el último siglo es consistente con los censos de marsopas y los estudios realizados por otros equipos de investigación. Una de las principales causas que se mencionan son los numerosos proyectos hidráulicos, incluyendo la mayor instalación hidroeléctrica del mundo, la presa de las Tres Gargantas que se convierte en la principal sospecha de la desaparición de la marsopa en los lagos y afluentes del Yangtsé.
En los últimos años hemos asistido a la extinción de dos especies míticas endémicas del río, como son el delfín baijí y el pez espátula chino. Desafortunadamente, la marsopa lisa parece seguir el mismo destino y es difícil estimar el número exacto que aún sobreviven. Una expedición en 2006 estimó que, por aquel entonces, quedaban menos de 400 ejemplares en el Yangtsé.
Referencias científicas y más información:
Yaoyao Zhang, Jiajia Liu, et al. (2025) Range contraction of the Yangtze finless porpoise inferred from classic Chinese poems Current Biology doi:10.1016/j.cub.2025.02.052
Genaro Tomma «Ancient Poems Reveal the History of the Endangered Yangtze Porpoise» New Scientist (2025)
Laura Baisas «Poems spanning 1,400 years tell the tale of a revered porpoise» Popular Science (2025)
Sobre el autor: Javier «Irreductible» Peláez es escritor y comunicador científico multimedia. Es ganador de tres premios Bitácoras, un premio Prisma a la mejor web de divulgación científica y un Premio Ondas al mejor programa de radio digital.