Jugar a ser dios

Firma invitada

José Luis Ferreira

Podemos clonar animales, podemos crear artificialmente una molécula de ADN, podemos hacer plantas y animales transgénicos. Incluso hay gente transgénica andando entre nosotros. ¿Debemos sentir esperanza o miedo ante estos avances? Desde luego, lo que sí sentimos fácilmente es vértigo ante la incertidumbre de saber a dónde nos pueden conducir.

Hay que tener cuidado con las consecuencias éticas de manejar la vida. Pero esto se aplica tanto a la investigación genética como a la investigación sobre cualquier enfermedad, a los protocolos de trasplante de órganos, a los riesgos que asumimos en todos los aspectos de nuestra vida y a los que exponemos a los demás.

No afirmo que todos los problemas sean iguales ni presenten los mismos tipos de decisiones, pero sí que nos enfrentaremos a las decisiones derivadas de los avances en genética tarde o temprano, y que es mejor estar preparados para cuando eso ocurra. Eso se logra conociendo el tema de que se trata e investigándolo en la comunidad científica de manera abierta.

Limitar la investigación genética supondrá restringir el conocimiento científico sobre ella, lo que implicará que, cuando se consigan avances (por los que sí han investigado, tal vez clandestinamente), estaremos en una situación en la que un grupo de gente pueda tener un descubrimiento científico en su mano y el resto de la humanidad no estar en disposición de entender su alcance ni de poder encauzar las políticas sobre su uso.

¿Cuáles son los peligros? ¿Manejar los descubrimientos de manera inmoral? A pesar de todos los problemas asociados al uso de la tecnología militar y de algunas drogas, por poner un par de ejemplos basados en descubrimientos científicos, la tendencia (hasta ahora, claro) es que un mayor nivel de conocimientos científicos hacen una sociedad más justa, más saludable, más pacífica y donde es más fácil ser persona.

¿Hay alguna restricción a que no se debe investigar según qué cosas porque son patrimonio del alma y el alma solo es de dios? Eso es prejuicio.

¿Es el problema tomar decisiones sobre la vida y la muerte que competen a dios? Como antes, esto es prejuicio. En las sociedades abiertas y democráticas se toman decisiones de este tipo constantemente, y en mejor manera que en cualquier otro tipo de sociedad.

¿Es el problema la posibilidad de crear un monstruo, una situación que se nos escape de las manos y, por ejemplo, tener que tomar decisiones que hubiéramos no querido tener que tomar? Nunca se sabe. Era concebible (todavía lo es) que la investigación sobre la física nuclear hubiera hecho fácil la fabricación de armas nucleares y que a estas alturas se hubieran usado en infinidad de guerras. No ha sido el caso. La razón es que no era tan fácil hacer tales armas y que la destrucción posible con esas armas es tan grande que su uso obliga a una gran responsabilidad para cualquier estado que la tenga.

La investigación genética no parece que vaya a tener esos problemas. Tendrá otros. Uno concebible es que unos seres humanos tengan acceso a mejoras genéticas y otros no, y que en la raza humana haya seres con genes superiores a otros. Esto pasa ya, claro está, de manera natural, pero es bastante aleatorio entre todo tipo de grupos humanos. El problema de la manipulación genética es que la división entre buenos y malos genes no sea aleatoria y esté bien determinada (los ricos, los de tales países,…).

La mayor investigación y la mejor diseminación de la investigación y de la tecnología asociada hacen que este problema concebible sea menor, no mayor. Por eso no deben poder patentarse ni estos descubrimientos ni sus tecnologías asociadas.

¿Somos aprendices de brujo? Tal vez, es lo que tiene ser curiosos y querer progresar. La alternativa a decidir nosotros es que decida la naturaleza, completamente indiferente a los avatares humanos. ¿Por qué alguien lo llama jugar a ser dios? ¿Qué significa eso?


Sobre el qutor: José Luis Ferreira (@JL_Ferr), profesor del Departamento de Economía (Universidad Carlos III) y autor del blog Todo lo que sea verdad

4 comentarios

  • Avatar de Prometeo

    Jugar a ser dios es un concepto históricamente relativo que cambia con la tecnología.
    Antes consistía en robar el fuego a los dioses

  • Avatar de Diana Pineda Quintero

    Respecto al uso de la palabra «raza» al referirse a humanos hay un error, no es raza, si no «especie humana».

  • Avatar de Débora

    Hoy se dice «jugar a ser dios» de manera muy iresponsable. «Pretender» la cura de una enfermedad, en su momento, habrà significado eso. Años despuès, no hay religioso (casi) que no vaya al mèdico a buscar curarse. A la religiòn le cuesta mucho ir cediendo lugar, pero es lo que està sucediendo desde hace siglos. Mi esperanza es que falte poco para que de todas estas actitudes nos podamos reir, recordàndolas como anècdotas «de una vez»!

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