Ayer, alrededor de las diez y media de la mañana, miles de personas pudimos ver cómo el físico británico Peter Higgs se emocionaba porque una predicción que había hecho casi medio siglo atrás será, muy probablemente, pronto confirmada. Junto a numerosos especialistas en física de partículas, Higgs atendía en ese momento las explicaciones que se daban en la sala de conferencias del Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) en Ginebra (Suiza), acerca de los resultados obtenidos en los últimos meses en el Large Hadron Collider (LHC).

El LHC es una gran instalación científica en la que se realizan experimentos que consisten en acelerar algunas de las partículas que forman la materia, y hacerlas chocar unas con otras para observar y medir lo que ocurre tras las colisiones. Gracias a esos experimentos, los físicos van desentrañando los misterios de la naturaleza.

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