Sobre el alzhéimer y la prueba del cacahuete

Fronteras

Fuente: University of Florida
Fuente: University of Florida

¿Se puede detectar el alzhéimer por la pérdida del olfato? Hace un par de semanas, un estudio publicado en Journal of the Neurological Sciences [footnote]Stamps J.J., Bartoshuk L.M. & Heilman K.M. (2013). A brief olfactory test for Alzheimer’s disease, Journal of the Neurological Sciences, 333 (1-2) 19-24. DOI: [/footnote] tuvo bastante eco en los medios norteamericanos: habían conseguido detectar signos precoces del alzhéimer mediante una simple prueba que consistía en oler un bote de mantequilla de cacahuete. Aunque suena estrafalario, los neurocientíficos saben desde hace tiempo que la pérdida del olfato es un indicador de algunas enfermedades degenerativas, entre ellas el alzhéimer, y se afanan en encontrar la manera de detectarlas precozmente. Pero, ¿qué hay de cierto en la noticia sobre esta prueba?

Para empezar, hay que conocer los detalles del estudio. Para su trabajo, los investigadores de la Universidad de Florida en Gainesville reclutaron a un grupo de 94 sujetos y les pidieron que olieran un bote de mantequilla de cacahuete por uno de los agujeros de la nariz cada vez y a diferentes distancias (comenzando a 30 cm y acercándolo 1 cm cada vez). Después de repetir la prueba unas cien veces, descubrieron que los pacientes sospechosos de sufrir alzhéimer (18) presentaban una mayor dificultad para detectar olores con el agujero izquierdo de su nariz. Para los investigadores, explican en NPR, aquello tenía sentido porque el alzhéimer suele afectar al hemisferio izquierdo y el olfato es ipsilateral, es decir, los estímulos del lado derecho van al hemisferio derecho del cerebro y los del izquierdo al hemisferio izquierdo.

Aunque las conclusiones son preliminares, y el equipo se propone realizar un estudio más grande para poner a prueba sus resultados, el contenido era demasiado goloso como para no dar pie a titulares confusos del tipo “Una prueba con mantequilla de cacahuete para detectar el alzhéimer”. Algunos medios serios pusieron un poco de sensatez al asunto y los expertos apuntaron que el olfato es un indicador bien conocido, pero que el estudio es demasiado pequeño y poco sistemático como para lanzar las campanas al vuelo. Y que, entre otras cosas, la pérdida de olfato puede indicar otras muchas enfermedades.

En España, uno de los pioneros en la búsqueda de métodos de detección precoz del alzhéimer es el doctor Juan Álvarez-Linera, jefe del Departamento de Neuroimagen de la Fundación CIEN. Su equipo lleva años trabajando en un sistema para aprovechar esta pérdida de olfato para detectar la enfermedad. “Que el alzhéimer está relacionado con el trastorno del olfato es conocido desde hace mucho”, explica a Frontera, “pero aún no está claro qué zona se deteriora o si es un problema de neurotransmisores. Decir que se puede detectar la enfermedad oliendo mantequilla de cacahuete quizá es exagerado”, matiza, “pero es posible que sea una información que unida a otra tenga algún interés”.

La pérdida de olfato puede aparecer por muchas causas (un traumatismo, un resfriado, una reacción a un producto químico) pero es un dato que el médico no suele preguntar ni el paciente advertir y podría ser un elemento más de diagnóstico. “Sabemos que la zona donde se procesa inicialmente el olfato coincide donde comienza la enfermedad de alzhéimer”, explica Linera, “la corteza entorrinal, que en los humanos – que tenemos menos desarrollado este sentido – también tiene funciones relacionadas con la memoria y está en la zona medial del lóbulo temporal, cerca del hipocampo”.

Conociendo que las mediciones sobre el sentido del olfato son casi siempre subjetivas – solo se tiene como referencia lo que el sujeto dice sentir -el equipo de Linera trabaja desde hace unos años en un sistema más objetivo de medición denominado olfatómetro. “Lo que hacemos es dispensar un olor de forma automática con tiempos y dosis controladas y ver la respuesta cerebral a ese olor en la corteza olfativa primaria del paciente mediante resonancia magnética funcional”, explica. A partir de ahí, están tratando de establecer cuáles son los valores normales para poder medirlo de una forma fiable y robusta. Pero el principal problema es que la resonancia mide la actividad del flujo sanguíneo y hay muchas variables que controlar. “Imagina que en un paciente su árbol vascular responde diferente porque tiene más arteriosclerosis que otro”, afirma, “o que está tomando un medicamento. Todo eso es lo que tratamos de medir”.

La carrera por detectar precozmente la enfermedad de Alzhéimer está llevando a explorar muchas posibilidades, y la vía del olfato es una de ellas. Conseguir un indicador robusto con un bote de mantequilla de cacahuete es quizá precipitado, pero es posible que en un futuro una prueba de neuroimagen como las que realiza el doctor Álvarez-Linera ofrezca un indicio bastante fiable para empezar a considerar el diagnóstico del paciente que ha dejado de oler.

Sobre el autor: Antonio Martínez Ron es periodista

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