El tribunal de la experiencia

Experientia docet La tesis de Duhem-Quine Artículo 2 de 6

Tribunal de la experiencia

En una anotación anterior, Provisional y perfectible, introdujimos el concepto de hipótesis auxiliar. Recordemos un párrafo relevante:

Estas hipótesis no expresadas explícitamente se suelen llamar hipótesis auxiliares y son cruciales en cualquier caso de razonamiento disconfirmatorio. Tanto es así que, en cualquier situación en la que se usa una teoría para hacer una predicción que resulta ser incorrecta, es posible (de hecho muy probable, como demuestran todos los días los laboratorios de prácticas) que la hipótesis principal esté perfectamente bien y que lo que fallen sean algunas de las hipótesis auxiliares.

Por lo tanto, cuando un resultado experimental arroja un valor que parece contradecir nuestra hipótesis principal lo que termina ocurriendo probablemente es que se rechace alguna de las hipótesis auxiliares.

Dado el papel que juegan las hipótesis auxiliares, cuando realizamos un experimento, supuestamente para probar una hipótesis concreta, no estamos realmente comprobando sólo esa hipótesis individual. Por el contrario, en un sentido que es importante, estoy comprobando la hipótesis principal junto con las hipótesis auxiliares. Es decir, que lo que habitualmente comprobamos es un cuerpo de afirmaciones, cada una de las cuales puede ser rechazada o modificada en función de las pruebas disconfirmatorias.

Y este es uno de los elementos principales de la tesis de Duhem-Quine, a saber, que una hipótesis no puede ser comprobada aisladamente; lo que se comprueba siempre es un grupo completo de hipótesis, en el que cualquiera de ellas es rechazable o modificable si los resultados experimentales no son los que se esperan. A esto es a los que referíamos en la introducción a esta serie cuando hablábamos de que nuestras creencias se enfrentan al “tribunal de la experiencia” (esta expresión es de Quine) no una a una, en solitario, sino como parte de un cuerpo.

Este aspecto de la tesis de Duhem-Quine está íntimamente ligado al concepto de cosmovisión. Quine solía referirse a las colecciones de creencias (al fin y a la postre una cosmovisión es un conjunto de creencias que se soportan unas a otras, siendo unas más importantes, o centrales, que otras) como “redes de creencias”, haciendo una analogía con las telas de araña. En una tela de araña los cambios en las partes exteriores afectan a las partes centrales muy limitadamente. De la misma forma, las creencias en la parte externa de la red de creencias pueden ser modificadas sólo con alteraciones menores de creencias más centrales (recordemos que las observaciones de Galileo por sí mismas alteraban algunos aspectos de la visión del universo ptolemaica y que, sin embargo, el geocentrismo podía salvarse). Por el contrario, los cambios en las partes centrales de la red causarán daños en toda la red y, análogamente, los cambios en las creencias centrales causarán cambios en toda la red de creencias.

Duhem y Quine no siempre están de acuerdo. Una de las fuentes de desacuerdo es el tamaño del cuerpo de creencias. Porque, ¿qué tamaño tiene el cuerpo de creencias? Es decir, cuando pretendo comprobar una hipótesis con un experimento, ¿de cuántas hipótesis adicionales estoy hablando?¿Estoy comprobando sólo un subconjunto muy concreto de todas las que existen o, más radicalmente, estoy comprobando toda nuestra cosmovisión? No hay respuestas claras a estas preguntas por parte de Duhem y Quine, sobre todo de este último.

Quine defiende a veces la tesis radical: es toda nuestra red de creencias, toda nuestra cosmovisión, la que pasa el tribunal de la experiencia; ninguna creencia, por central que sea está libre de revisión (esto incluye para Quine las matemáticas y la lógica, siendo él mismo un lógico-matemático). Duhem, sin embargo, afirma que si bien los experimentos pueden poner a prueba números grandes de hipótesis, en ningún caso es nuestra cosmovisión completa ya que, al menos, la lógica y la matemática quedarían fuera.

Sobre el autor: César Tomé López es divulgador científico y editor de Mapping Ignorance

5 comentarios

  • Avatar de Jesús

    Hola César.

    Aclarar que el holismo experimental de Duhem está limitado, tal y como él mismo admite, a las ciencias empíricas duras como la Física, en las que se ha alcanzado un nivel de abstracción considerable; por el contrario, el holismo de Quine es de origen lógico y afecta a todo nuestro cuerpo de conocimiento.

    El holismo duheniano está basado en un esquema inferencial hipotético-deductivo, es decir, expresa la idea de que en todo experimento físico lo que se contrasta es (H+A), donde H es la hipótesis de interés y A el conjunto de hipótesis auxiliares necesarias para derivar la evidencia E: (H+A) -> E. Si en el experimento obtenemos –E, entonces lo máximo que podemos deducir es –(H+A), quedando a discreción del científico decidir si lo que es falso es H, A o ambas a la vez. En este sentido, se dice que la falsabilidad de la inferencia hipotético-deductiva siempre es ambigua.

    Sin embargo este holismo experimental no es ninguna amenaza para la falsabilidad de las teorías e hipótesis, porque: (1) los científicos utilizan varios esquemas inferenciales, adicionales al hipotético-deductivo, para derivar sus predicciones empíricas; y estos esquemas no están afectados por la ambigüedad expuesta, (2) Normalmente los experimentos se diseñan y ejecutan en base a teorías científicas auxiliares bien contrastadas y verificadas por la evidencia experimental, por lo que aún en el caso de la inferencia hipotético-deductiva no siempre es posible rechazar de forma coherente la falsedad de la hipótesis de interés H, y (3) los experimentos tienen vida propia, a veces el experimento científico va por delante de la teoría y muestra resultados inesperados suficientemente convincentes para desmentir teorías e hipótesis.

    Y respecto al holismo lógico de Quine, es tan extremo que se hace circular: ante evidencia experimental en contra, puedo tocar cualquier elemento –teorías, lógica, matemática, metodología, …- de mi red de creencias, por lo que cualquier cosa se puede aceptar en base a pura convención. Hoy será blanco y mañana negro; ¿por qué? Porque puedo alterar lo que yo quiera para restablecer la adecuación empírica de mi red de creencias.
    En resumen, el único holismo que debe hacer pensar al científico es el experimental de Duhem, porque es cierto que desde el punto de vista lógico siempre debemos preguntarnos si lo que falla es la hipótesis de interés o alguna otra hipótesis auxiliar que no esté suficientemente controlada. Y esta práctica ha reportado a veces grandes beneficios a la comunidad científica, por ejemplo cuando Leverrier conjeturó la existencia de Neptuno para explicar las anomalías en la órbita de Urano; en este caso se afirmó la validez de la mecánica newtoniana y se descubrió un nuevo planeta. Sin embargo este mismo procedimiento, la predicción de Vulcano como nuevo planeta, fracasó al intentar explicar las anomalías del perihelio de Mercurio, lo que a la postre supuso la falsabilidad de la mecánica newtoniana como teoría de la gravitación.

    Por último, indicar que el propio Quine se retractó de su tesis holista en carta dirigida a Grunbaum en 1962 que reza así:

    “Dear Professor Grunbaum:

    I have read your paper on the falsifiability of theories with interest. Your claim that the Duhem-Quine thesis, as you call it, is untenable if taken nontrivially, strikes me as persuasive. Certainly is carefully argued.

    For my own part I would say that the thesis as I have used it is probably trivial. I haven’t advanced it as an interesting thesis as such ….

    Actually, my holism is not as extreme as those brief vague paragraphs at the end of “Two dogmas of empiricism” … “

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