La Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU recibe el Prisma 2014

Actividad

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La Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU ha sido galardonada con el premio Prisma a la divulgación científica en la modalidad especial del jurado. Los premios Prisma son convocados anualmente por los Museos Científicos Coruñeses, y la entrega de los mismos se ha realizado este año en un acto solemne celebrado en el Ayuntamiento de La Coruña la mañana del 15 de noviembre. El coordinador de la Cátedra de Cultura Científica, Juan Ignacio Pérez, recogió el premio y, siguiendo el protocolo habitual de este acto, pronunció un breve discurso en su nombre y en el del resto de premiados. El texto que sigue recoge la dicha intervención (que comienza en gallego y continúa en castellano).

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Cando do que se trata é de recoller un premio, a intervención de quen o recibe debe comezar dando as grazas. E neste caso, ademais, hai moito que agradecer. En primeiro lugar queremos dar as grazas aos Museos Científicos Coruñeses e ao Concello da Coruña. Desde que comezou a crise, todas as institucións víronse obrigadas a reducir os seus presupostos, e o capítulo da cultura ten sido un dos máis castigados. Con todo, estas institucións mantiveron os premios Prisma, algo que é moi de agradecer, pois é precisamente nos momentos difíciles cando ten máis valor o esforzo en recoñecer unha actividade tan necesaria como a difusión e promoción da cultura científica. Moitas grazas por iso.

Las personas y entidades premiadas nos congratulamos porque nuestras actividades hayan satisfecho los criterios y expectativas de los miembros del jurado. A ellos también queremos manifestar nuestro más sincero agradecimiento.

En lo que respecta a la entidad que represento, la Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco, debo manifestar que su existencia y actividades no son sólo el resultado de la dedicación de unas personas. En el momento de recibir este prestigioso premio no puedo menos que mencionar el papel determinante que, desde el comienzo de su andadura, han tenido las instituciones que tomaron la decisión de crear esta cátedra en octubre de 2010. La Universidad del País Vasco y la Diputación Foral de Bizkaia han apoyado de manera firme y continuada la actividad de la Cátedra. Muchas iniciativas de gran interés acaban decayendo o desapareciendo porque el esfuerzo que se hace para ponerlas en marcha no tiene la debida continuidad. Este no ha sido nuestro caso. La Cátedra ha contado con apoyo firme y sostenido, y eso merece especial reconocimiento. Eskerrik asko, errektorea; eskerrik asko, kultura diputatua.

En este apartado de agradecimientos no debo omitir la inestimable contribución de los colaboradores de la Cátedra, de quienes realizan la tarea de editar los medios digitales, y de todas las personas e instituciones que colaboran en nuestran actividades o trabajan con nosotros. Y por supuesto, gracias también al profesor Pedro Miguel Etxenike, presidente de la Fundación Donostia International Physics Center, por haber presentado la candidatura de la Cátedra a este premio.

Muchas gracias, eskerrik asko, moitas grazas.

Aunque en un acto como este el de agradecimientos es el capítulo más importante, no querría que agotase el contenido de mi intervención. Aprovecharé la ocasión que se me ofrece para reivindicar la importancia social de la divulgación científica que es, al fin y al cabo, lo que aquí nos ha congregado.

La difusión social de la cultura científica cumple tres funciones. Satisface, por un lado, una demanda, la de ese quince por ciento de personas que están genuinamente interesadas por la ciencia y la tecnología. Hay mucha gente aficionada a la música, a la literatura, al cine, a las artes plásticas. Pues bien, también hay mucha gente que consume ese otro bien cultural que es el conocimiento científico. Y es importante que haya personas e instituciones dispuestas a proporcionar ese conocimiento, a difundirlo a las personas interesadas. Por otro lado, la divulgación también cumple la función de aumentar la cultura científica en el conjunto de la sociedad, no sólo la de los interesados. En este punto, no obstante, conviene no engañarse. El principal agente cultural es el sistema educativo, también en lo que se refiere a la cultura científica. Pero la divulgación cumple un papel nada desdeñable, sobre todo la que se realiza en medios de comunicación y espacios generalistas, y aquélla que, a modo de emboscada científica, llega a todo tipo de públicos. Y en tercer lugar, la divulgación es un poderoso instrumento de propaganda a favor de la ciencia y del prestigio social de la investigación. Y por eso mismo es un importante factor para su promoción y apoyo. Es esta su función más inesperada, pero en este momento quizás la más importante.

Llegado a este punto, quiero destacar la especial relevancia que tiene la divulgación en el contexto actual. La crisis ha causado estragos a la investigación científica y tecnológica española. Se han cerrado centros de investigación; se han suprimido miles de puestos de trabajo en este ámbito; se han reducido las oportunidades de formación para otros miles de jóvenes investigadores; se ha reducido el número y cuantía de los proyectos de investigación. La ciencia española no había sufrido embates tan duros en décadas. Y curiosamente, desde que se estudian estas tendencias sociales, es ahora cuando la investigación científica ha alcanzado el máximo reconocimiento social y nunca como ahora habían sido tan bien valorados los científicos por parte de la ciudadanía. Sostengo que una parte importante de ese reconocimiento y aprecio social es la consecuencia del trabajo y dedicación de comunicadores científicos, esto es, de divulgadores y periodistas. Con su actividad han transmitido la idea de que lo que nos depare el futuro depende, en gran medida, de la investigación científica y tecnológica. Esa favorable percepción social bien podría ser el humus en el que germine la recuperación de nuestro tejido científico.

La ciencia es importante. El edificio conceptual de la ciencia moderna es una de las creaciones más sobresalientes de la cultura humana. La ciencia y la tecnología han transformado radicalmente nuestra visión del mundo; también ha transformado la forma en que nos vemos a nosotros mismos. La ciencia y la tecnología son económicamente decisivas, pues a medio y largo plazo, son importantes agentes de desarrollo económico, bienestar y cohesión social. Y por último, la ciencia ha sido históricamente una compañera inseparable de la democracia e incluso en la actualidad, los países que han experimentado un mayor desarrollo científico son aquellos que disfrutan de democracias más genuinas y consolidadas, y de mayores cotas de libertad.

Por todo ello, la actividad científica debería ser considerada un elemento esencial de las sociedades abiertas y democráticas, y su promoción y desarrollo, una de las primeras obligaciones de los poderes públicos. La difusión de la ciencia cumple, pues, un papel social de indudable importancia, por lo que -y vuelvo aquí al capítulo con el que he comenzado mi intervención- la existencia de premios como los Prisma merece especial reconocimiento. Moitas grazas, Museos Científicos Coruñeses, moitas grazas, Concello da Coruña.

Y gracias a todos ustedes por su atención; esker mila.

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